El pasado 5 de febrero falleció Antonio Pascual Bonmatí, cuando contaba ya con 91 primaveras a sus espaldas. Hasta sus últimos días conservó siempre una salud de hierro, lo cual viene a tener su lógica dado que pasó su vida dedicada al deporte y la farmacia.
Bonmatí vivió grandes momentos de gloria en los campos de fútbol, aunque también sufrió momentos personales muy duros como la pérdida de sus familiares más cercanos. Afortunadamente siempre pudo contar con la amistad de su cuñado Vicente Blasco, al cual le agradecemos profundamente toda la información que nos ha dado para escribir este artículo.
Bonmatí jugó en diez equipos diferentes a lo largo de su extensa carrera
Debut en Cartagena
Nacido en el seno de una familia de farmacéuticos, Antonio fue el segundo de cuatro hermanos. Se quedó huérfano de padre siendo niño, así que su madre tuvo que encargarse ella sola de criar a los niños y regentar la farmacia que tenían en la calle Marqués de Molins de Santa Pola.
Siguiendo la tradición familiar, el joven Antonio se matriculó en la Universidad de Orihuela para estudiar Farmacia, aunque también le dio por jugar al fútbol. Era un jugador extremadamente rápido al que le gustaba hacer diabluras con el balón jugando por la banda derecha. Sus grandes carreras y regates le hicieron fichar por el Real Murcia.
En la temporada 47-48 debutó en Segunda División con el equipo pimentonero, y en la jornada siete anotó su primer gol, marcando el 0-1 en su partido contra el Valencia Mestalla.
Oportunidad de jugar en Primera
Poco después partió hasta Galicia para jugar en el CD Santiago, un club hoy ya desaparecido. Bonmatí destacó también en el equipo gallego, hasta el punto que llegó a recibir una oferta del Celta de Vigo (por aquel entonces en Primera División).
Sin embargo el santapolero solo jugó un par de partidos amistosos con el club celtiña. Dicen las crónicas viguesas que no llegó a arriesgar lo suficiente, que encaraba muy bien pero no se atrevía a regatear por miedo a defraudar. Finalmente el Celta decidió prescindir de sus servicios, y aquí se marcharía su tren para haber jugado en la máxima categoría del fútbol español.
Desde tierras gallegas volvió a su Santa Pola natal y fichó por el Hércules. Tras dos buenas temporadas en Segunda División vistiendo la camiseta herculana, el servicio militar obligatorio interrumpió su prometedora carrera. Fue destinado a Cartagena, donde al menos pudo jugar durante sus ratos libres en un modesto equipo local llamado Naval. Más adelante fichó por el Granada, con el que volvió a Segunda División. Sus siguientes equipos fueron el Adra y el Lucena, e incluso siendo ya veterano regresó de nuevo a Galicia.
En sus primeros partidos se inscribió como ‘Antón’ para que su madre no se enterara que estaba jugando al fútbol
Regreso a Santa Pola
Durante todos estos años que duró su carrera futbolística se matriculó en las universidades de Santiago de Compostela y Granada, pero no terminó la carrera. Por lo visto, se preocupaba bastante más de jugar al fútbol que de los estudios. De hecho durante algunas temporadas solicitó a los periodistas que le nombrasen como ‘Antón’, para que su madre no se enterase que estaba jugando en vez de ir a clase.
Todo ello cambió cuando se casó con la también santapolera Ángeles Sánchez. El inminente nacimiento de su hijo Augusto le obligó a espabilarse y en apenas un año aprobó todas las asignaturas de Farmacia que le quedaban.
En 1967 regresó definitivamente a su Santa Pola natal, y abrió su propia farmacia en la calle Almirante Antequera. Por aquella época todos los establecimientos farmacéuticos que había en el pueblo pertenecían a su familia. De hecho todavía sobrevive la farmacia Bonmatí de la calle Blasco Ibáñez, que fue montada por un primo suyo.
Fue primer teniente de alcalde en el último mandato del Ayuntamiento de Santa Pola antes de la democracia
Vicealcalde del municipio
Bonmatí continuó jugando al fútbol en el equipo local de Santa Pola, y no se retiró hasta pasada ya la cuarentena. Además era un gran apasionado del ciclismo, se pedaleaba rutas de 20 o 30 kilómetros por Elche, Arenales y alrededores. Una costumbre que no abandonó hasta bien entrada su vejez.
Al principio de los años 70 realizó incluso una incursión en política, llegando a ser vicealcalde de Santa Pola durante la época del alcalde Vicente Buades. Por el día trabajaba en su farmacia, y a la tarde acudía al Ayuntamiento para tratar los temas en las reuniones municipales. Como por aquel entonces la alcaldía estaba en el Castillo, le pillaba al lado de su negocio.
Sus últimos años
El trago más amargo que le puso la vida por delante fue la precipitada pérdida de su hijo Augusto cuando a sus 23 años (recién terminada la carrera de Farmacia, siguiendo los pasos de su padre) sufrió un mortal accidente de moto volviendo desde Elche por la zona de Valverde.
En aquel momento Antonio Pascual Bonmatí no encontró sentido a seguir manteniendo su farmacia, así que optó por venderla y se jubiló anticipadamente. El exfutbolista también sobrevivió a todos sus hermanos y a su propia esposa, fallecida hace unos pocos años.
El último homenaje post mortem que ha querido darle su cuñado Vicente es dedicarle una lápida con dos dibujos grabados: Un balón de fútbol y una bicicleta. Las dos grandes pasiones de este santapolero que nos ha dejado para siempre, pero al que difícilmente olvidaremos.