Mucho ha cambiado el paradigma social y la visión de la ciudadanía hacia los tesoros naturales que alberga la costa mediterránea. Si durante demasiado tiempo se miraba hacia el azul del mar, viendo únicamente el color verde del dinero que podía llegar gracias al desarrollo turístico desmedido, hace ya muchos años que la ciudadanía se ha hecho plenamente consciente de que la protección del medio ambiente es un imperativo que se debe cumplir.
El problema llega cuando algunos de esos ciudadanos, movidos indudablemente por intereses crematísticos a corto plazo, deciden hacer caso omiso del interés general y centrarse únicamente en su propia conveniencia. Entonces, el conflicto está asegurado y, por desgracia, la fuerza no la suele tener la masa sino lo abultado del bolsillo.
Algo así es lo que ocurre en el entorno de la Cala del Soio de Altea donde, pese a haberse alineado con las demandas vecinales, el ayuntamiento de la villa blanca no ha encontrado la fórmula para detener las obras del cambio de la bocana del Portet de l’Olla, y mira con resignación cómo uno de los tesoros naturales de su costa puede ser destruido en el futuro inmediato.
Los orígenes del afloramiento volcánico se remontan a 250 millones de años
250 millones de años
Joan Piera, presidente de la Junta Rectora del Parc Natural de la Serra Gelada y una de las personas que mejor conoce este entorno, explica que lo que nos encontramos en los fondos ahora amenazados es, nada más y nada menos, que un afloramiento volcánico cuyos orígenes se remontan a hace 250 millones de años o, lo que es lo mismo, a la época de Pangea.
Piera es consciente de que el mayor daño a la zona ya se hizo en los años 60 cuando se construyó el actual puerto. De hecho, para sostener esa afirmación, basta con observar como parte de la actual bocana del Portet de l’Olla reposa sobre negras rocas de origen volcánico.
Todos esos 250 millones de años de historia y de equilibrio medioambiental pueden ahora verse reducidos a la nada por una decisión que, como mínimo, no podrá ser revertida hasta 2023, momento en el que terminará la actual concesión del Portet de l’Olla.
La concesionaria tiene dos sentencias judiciales favorables para realizar las obras
Dos sentencias favorables
Tanto la presión vecinal, liderada por la Associació de Veïns de l’Olla i Cap Negret, como los distintos intentos de llegar a una solución por parte del ayuntamiento de Altea y de la conselleria de Emergencia Climática, han caído en saco roto ante las dos sentencias judiciales favorables con las que cuenta la concesionaria, Vincelen 2006 SL, para abrir esa nueva bocana.
Desde el otro frente, el vecinal, se asegura que esas dos sentencias están basadas en unos informes técnicos de muy dudosa veracidad y que, por lo tanto, la creación de la nueva infraestructura, contrariamente a lo que aseguran los papeles en los que se basaron ambas sentencias, pone en grave riesgo ese afloramiento volcánico.
La Conselleria de Emergencia Climática trabaja en la declaración de Monumento Natural
La consellera del ramo, Mireia Mollà, visitó recientemente Altea para interesarse por la situación de este importante enclave e insistió que, dada la realidad judicial del expediente, lo que se está intentando hacer ahora desde la Generalitat Valenciana es agilizar al máximo la declaración del área como Monumento Natural y, de esa manera, dotarla de un mayor grado de protección.
Fuera del Parc Natural
Tanto el afloramiento volcánico como la playa fósil del Cap Negret –esta con una antigüedad de unos 100.000 años, coincidente con la duna fósil de la Serra Gelada– se encuentran fuera del ámbito del Parc Natural de la Serra Gelada, que este año cumple su 15º aniversario, y, por lo tanto, no cuenta con esa especial y crucial, como demuestra esta situación, figura de protección.
Por todo ello, y dado que Vincelene 2006 SL ha mostrado su intención de seguir adelante con el proyecto, pese a la gran oposición social, a las administraciones local y autonómica no les ha quedado más remedio que aceptar esa realidad que señala que la concesionaria tiene todos los permisos en regla para seguir adelante con su actividad.
Compás de espera hasta 2023
Pese a que si se confirman los peores pronósticos, en cuanto a la afectación que la nueva bocana pueda tener sobre el afloramiento volcánico y la cala fósil del Cap Negret, los daños serían ya irreversibles, el alcalde de Altea, Jaime Llinares, se ha mostrado resignado a esperar hasta el año 2023, momento en el que caducará la actual concesión de Vincelene 2006 SL, para tratar de revertir la situación.
Para conseguir ese objetivo, la Administración ya tiene muy adelantado un proyecto de cambio de uso de la infraestructura que pasa por la creación, en el actual Portet de l’Olla, de un Centro de Interpretación Climática que, de nuevo remitiéndonos a las sabias palabras de Joan Piera, actuaría como un “laboratorio abierto” en un entorno que califica como de muy importante para la formación de todo el alumnado.
Por desgracia, y como suele ocurrir en estos casos, unos pocos años pueden producir un deterioro irresoluble sobre un paraje con más de 250 millones de años de antigüedad y del que botánico y naturalista José Antonio Cavanilles –uno de los principales autores de la Escuela Universitaria Española del siglo XVIII y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y de la Academia de Ciencias de Rusia– ya indicó su belleza e importancia hace más de 200 años.