El comercio, en cualquiera de sus formas, ha sido un factor fundamental para el desarrollo del ser humano. El intercambio de bienes y productos, primero a modo de trueque y luego, hasta nuestros días, basado en transacciones comerciales ha sido el motor que ha permitido buena parte de los grandes avances (y también las mayores atrocidades) de nuestra historia.
Cuando el hombre abandonó el nomadismo para asentarse y formar las primeras poblaciones, lo hizo movido por dos motivos principales: porque encontró enclaves en los que prosperar usando los recursos a su alcance y porque aprendió que aquello que no le podía ofrecer la tierra que ocupaba lo podía conseguir negociando con sociedades vecinas.
Desde aquellos tiempos prehistóricos hasta la actualidad, son muchas las culturas que han destacado por su tradición comercial y, a nivel provincial, Cox es un municipio cuyos habitantes son conocidos por toda la geografía gracias a su labor en la venta ambulante.
El dinero ganado por los emigrantes sirvió para poner en marcha el negocio de la venta ambulante
Orígenes muy remotos
Patricio Marín (Cox, 25-julio-1942) es el cronista oficial de Cox y uno de los hombres que mejor conocen la historia del municipio y, por lo tanto, de su tradición comercial. Marín explica que “el origen de todo esto parte de que Cox tiene una huerta muy pequeña, que no era suficiente para que el pueblo pudiese ser próspero e independiente”.
Aquello hizo que apareciera un grupo de gente que “comenzó a salir a vender con carros, ya que hablamos de un tiempo en el que no existían todavía los coches. Yo mismo tengo antepasados que salían con un carro a vender por La Mancha llevando productos de aquí y en el camino de regreso traían bienes manchegos a Cox”, asegura Marín.
El cronista cojense añade que “todo aquello era un negocio a pequeña escala. El Cox actual surgió mucho después. Al término de los años 40 del siglo pasado, que fueron muy penosos y en los que la gente apenas ganaba dinero para poder comer, vino la emigración. La gente tuvo que salir a Alemania, Suiza y, principalmente, a Francia. Con el dinero que ganaron allí, muchos se compraron un furgón y se dedicaron al mercadeo. Fue en ese momento cuando nació el empuje comercial del pueblo”.
Más de dos siglos de historia
Marín explica que la tradición del propio mercado local de Cox también nació de la pura necesidad de un momento muy especial de la historia cojense. Todo se remonta “a 1770. El pueblo era entonces propiedad del Marqués de Melgarejo, en cuyas manos estaban los principales negocios locales como la panadería, la almazara, las balsas de cáñamo…”.
Como el Marqués residía en Madrid, era habitual que “esos negocios quedaran arrendados a gente del pueblo, renovando esos contratos anualmente”. En un momento dado, el pueblo de Cox de rebeló y “existió entonces un pleito contra el Marqués. Los tribunales que dirimían estas causas estaban en Valencia y 62 vecinos se fueron allí para el juicio y sólo consiguieron empobrecerse. Tenían tierras, pero en el momento de la siembra para la cosecha no estaban aquí, sino en Valencia y eso hizo que el pueblo se empobreciera mucho”.
Fue entonces, como explica Marín, cuando “un médico convenció a la gente para que se llegara a un acuerdo con el Marqués. Entre los puntos de ese acuerdo se estableció crear un día a la semana de libre comercio, que fue los lunes, que ha quedado hasta hoy en día como momento de celebración de nuestro mercado local”.
La DANA y la COVID-19 han sumido al sector en una profunda crisis en este 2020
2020, un mal año
Sin embargo, lo que una vez fue un negocio próspero y de gran proyección vive ahora momentos difíciles. El cronista oficial de Cox asegura que el de la venta ambulante es “ahora un sector que está en crisis por varios motivos. El más reciente, claro está, por la COVID-19 ya que han estado cerrados durante dos meses sin tener ningún tipo de ingreso, algo que repercute en la economía del pueblo”.
Además, este 2020 ha venido “con una doble desgracia” ya que, como recuerda Marín, antes que la pandemia “habíamos sufrido los destrozos de la DANA. Hubo mucha gente que perdió mucho dinero porque el temporal destruyó sus cosechas y ahora llevan, como te decía, dos meses encerrados sin generar ingresos”.
«El futuro del pueblo, como el de casi todos los de la Vega Baja, pasa por la decadencia que ha llegado a la huerta» P. Marín
Por todo ello, Marín no es muy optimista y cree que “el futuro del pueblo, como el de casi todos los municipios de la Vega Baja, pasa por la decadencia que ha llegado a la huerta. La falta de agua ha sido la causante de que muchas tierras se hayan abandonado”.
Y poco ayuda a todo ello el auge de las grandes superficies comerciales, que se erigen como una competencia muy difícil de salvar para la venta ambulante. “Antes, las mujeres estaban en casa y cuando llegaba el momento de comprar lo hacían en el mercado local. Ahora, desde que la mujer se ha incorporado al mercado laboral, la compra se hace el fin de semana en una gran superficie. Todo esto hace que el volumen de negocio de la venta ambulante no sea ni la mitad de lo que fue”, concluye Marín.