Durante esta crisis sanitaria miles de efectivos militares se han desplegado por toda la geografía española para desinfectar edificios clave tales como hospitales, estaciones de tren, aeropuertos, puertos marítimos, instalaciones eléctricas, etc. El Gobierno español bautizó a todo este operativo como ‘Operación Balmis’.
Este nombre no es ni muchos menos casual, sino que hace referencia al célebre médico español del siglo XVIII que inventó una curiosa nueva forma de transportar la vacuna de la viruela y se recorrió medio planeta luchando contra esta mortal enfermedad. Lo que muchos no saben es que el origen del famoso doctor Balmis nos pilla a nosotros bastante cerca.
Inicios
Francisco Javier Balmis Berenguer vino al mundo un 2 de diciembre de 1753 en su vivienda familiar de la plaza de la Santísima Faz de Alicante. Siguiendo los pasos de su padre estudió Medicina y quiso ingresar en el ejército para ejercer de cirujano militar. Su primer destino fue Gibraltar y más adelante se trasladó a un hospital militar de México (cuando ambos territorios aún eran españoles).
Balmis siempre fue un investigador nato, siendo su primer gran descubrimiento un remedio para tratar mejor las enfermedades venéreas. El alicantino conoció dicho tratamiento a través de unos indígenas mexicanos, y tras analizarlo científicamente potenció sus efectos quitándole todos los componentes mágicos o supersticiosos.
La reputación del joven médico alicantino creció hasta tal punto que fue nombrado médico personal del rey Carlos IV. Su relación con el monarca le llevó a persuadirle para que España organizara una gran misión sanitaria con el fin de llevar la vacuna de viruela a Sudamérica, donde dicha enfermedad estaba diezmando a la población.
Balmis logró convencer a Carlos IV para organizar la primera expedición sanitaria internacional de la historia
La gran expedición
Una vez Carlos IV dio su visto bueno aún quedaba un problema por solucionar. Con los anticuados medios de la época, la vacuna no podía aguantar tantos días como se necesitaban para cruzar el Atlántico. Como solución, a Balmis se le ocurrió incluir en la expedición a varios niños huérfanos para que se fueran pasando la vacuna de unos a otros.
Esta curiosa idea funcionó y el 30 de noviembre de 1803 el barco ‘María Pita’ partió desde La Coruña en dirección a América con Francisco Javier Balmis, dos médicos asistentes, dos prácticos, tres enfermeras, 22 niños y la rectora de su orfanato. Se la considera a ésta como la primera expedición internacional sanitaria en la historia de la humanidad.
Balmis y sus ´niños héroes` (como él los llamaba cariñosamente) salvaron miles y miles de vidas por Venezuela, Panamá, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Bolivia, Argentina, México, Cuba y Estados Unidos. No contento con su travesía americana, el médico alicantino solicitó permiso a la Corona Española para llevar la vacuna incluso a territorios fuera del Imperio Español, prosiguiendo así su viaje hasta Filipinas y China. Su aventura humanitaria le tuvo más de tres años recorriendo el mundo.
Sobra decir que a su regreso a España fueron recibidos como grandes héroes. Incluso el propio creador de la vacuna, el inglés Edward Jenner, reconoció en un escrito que aquello había sido “el más amplio y noble esfuerzo de filantropía jamás realizado en la historia”.
Legado
Todavía a Balmis le tocaría regresar años después a México, pues por culpa de una mala praxis las autoridades habían perdido la vacuna. Estando allí tuvo el infortunio de vivir el estallido de la Guerra de la Independencia Mexicana, por lo que poco pudo realizar su labor.
Tantos viajes y dedicación vocacional por ayudar a los demás propiciaron que Francisco Javier Balmis acabara descuidando su propia salud. Finalmente el alicantino fallecería a la edad de 65 años.
Desde entonces se le han dedicado premios, se han escrito novelas recreando su proeza e incluso su nombre ha servido para denominar a la mayor operación militar-sanitaria de lucha contra un virus desarrollada en la historia reciente de España.
Hace ya muchos años que la viruela perdió el combate, desde hace más de cuatro décadas la Organización Mundial de Salud considera que dicha enfermedad está totalmente extinguida. El mejor homenaje que podremos rendirle ahora a Balmis es lograr una victoria semejante ante el coronavirus.