Aquellos que completaron su etapa escolar entre finales de los 70 y principios de los 90 seguramente recordarán que, especialmente en asignaturas como geografía, se hablaba muy de pasada de los procesos de desertificación y de los cíclicos cambios climáticos que ha vivido el planeta Tierra a lo largo de su millonaria existencia.
También recordarán, quizás, que en esas explicaciones, siempre dependiendo de la sensibilidad del profesor de turno hacia esos temas, de vez en cuando se comenzaba a deslizar algún comentario relacionado a que ese proceso de desertificación podría llegar al sur de España o que el deshielo de los polos podría convertirse en una realidad en un futuro que, entonces, se presuponía mucho más lejano del que luego ha sido.
La Oficina Verde también servirá para preparar el terreno ante la llegada de las comunidades energéticas
Oficina Verde
Por fortuna, todo eso ha cambiado mucho –aunque la realidad mundial haya ido a peor– y, desde el cambio de siglo, la sociedad en general se ha hecho cada vez más consciente de la imperiosa necesidad de cambiar el rumbo de nuestra existencia en materia medioambiental. Una necesidad que ahora, cuando empezamos la tercera década del siglo, ha entrado de lleno en las agendas de no pocos gobiernos.
La administración local no ha sido, ni mucho menos, ajena a todo ello y buena prueba la encontramos en una de las últimas decisiones del ayuntamiento de Altea, que ha apostado por la creación de una Oficina Verde, que se pondrá en marcha una vez pase el verano, y que, entre otros muchos, tendrá como objetivo optimizar los suministros energéticos de los ciudadanos de la Villa Blanca.
Energía: sostenibilidad y economía
Eran los años en los que la humanidad despertaba a la realidad de su infinito poder destructivo, al hacerse dolorosamente consciente de la existencia de algo llamado agujero de la capa del ozono. Una época en la que el movimiento ecologista terminaba su proceso de evolución, desde el mundo hippie al mainstream, y en el que cosas como el reciclaje o las campañas de los ‘pezqueñines no’ o ‘todos contra el fuego’ nos hacían ver que algo estaba pasando en la naturaleza.
Y es que, efectivamente, cuando usamos el término ‘optimizar’, al menos en este caso, es porque lo hacemos desde una doble perspectiva: económica y medioambiental. La primera, porque esta oficina ayudará a los ciudadanos a encontrar la mejor solución posible en la contratación de recursos como electricidad o gas. La segunda, porque una mejor eficiencia energética en las casas reduce, a la vez, las emisiones de CO2 a la atmósfera.
El nuevo servicio abordará una doble problemática: el económico y el medioambiental
Las comunidades energéticas
La creación de esta Oficina Verde supondrá, además, el primer paso en el camino que quiere emprender Altea para que el municipio esté preparado, una vez la ley que debe regularlas esté completamente vigente –algo que se prevé que suceda a finales de verano o en otoño–, para la llegada de las comunidades energéticas, un modelo de consumo que podría revolucionar el sector.
Aunque el término sea todavía algo nebuloso y tiempo habrá para explicarlo en mayor profundidad en próximos números de AQUÍ en Altea, esas comunidades energéticas, al igual que la propia Oficina Verde, responderán a un doble objetivo. En primer lugar, la esperada irrupción a gran escala de las instalaciones individuales o comunitarias de energías renovables que, en esta zona, se ejemplifican sobre todo en las placas fotovoltaicas. En segundo lugar, la posibilidad de que la comunidad pueda gestionar la energía que produce de la forma más eficiente para ella misma.
En otras palabras, sin cerrar la puerta a que grandes empresas energéticas puedan crear sus propias instalaciones, lo que se pretende con estas comunidades es dar la posibilidad de que el municipio, ya sea desde la iniciativa pública o la unión público-privada, pueda generar y consumir su propia energía para, de nuevo, abaratar y racionalizar mejor la misma, generando un beneficio económico y medioambiental a los habitantes del municipio.
Medio Ambiente y Bienestar Social trabajarán para luchar contra la pobreza energética
Medio Ambiente y Bienestar Social
El concejal de Medio Ambiente, José Orozco, explicaba que la iniciativa de la puesta en marcha de la Oficina Verde parte desde su área, pero que también cuenta, por los motivos antes mencionados, con la participación de Bienestar Social. “Dado el aumento de demanda energética en el confinamiento, la falta de ingresos y la energía que no se abarata, vamos a crear una oficina verde abierta a la población, donde revisaremos y optimizaremos la contratación de los suministros de la luz”, abunda.
“Vamos a trabajar con Bienestar Social para luchar contra la pobreza energética, mejorando la eficiencia de las casas y disminuyendo las facturas de luz de la gente más vulnerable y, por tanto, las emisiones de CO2”, concluye el edil alteano.