De gran diversidad climatológica y territorial, con una gran historia en el pasado y una proyección en el futuro, los vinos de Málaga son una joya que, en tiempos de crisis debido a la COVID-19, se debaten entre la tempestad y la esperanza.
En la provincia de Málaga existen 45 bodegas y tres denominaciones de origen, -D.O Málaga, D.O Sierras de Málaga y D.O Pasas de Málaga-. Además, se pueden encontrar hasta 19 tipologías de vino sólo de la primera denominación y otras tres (blancos, tintos y rosados) de la segunda denominación de origen.
El Consejo Regulador es el órgano de gestión de las denominaciones de origen “Málaga”, “Sierras de Málaga” y “Pasas de Málaga” y se creó en 1932 para evitar un uso indebido de los nombres geográficos que no estaban protegidos, según ha señalado a Efe el secretario del Consejo, José Manuel Moreno Ferreiro.
Los vinos D.O Málaga son tradicionales y se elaboran en torno a dos variedades de uva (Pedro Jiménez y Moscatel) y pueden ser dulces o secos, pueden tener adición de alcohol o no y según su envejecimiento pueden ser pálidos (menos de 6 meses), nobles (de 2 a 3 años), añejos (de 3 a 5 años) y trasañejos (de más de 5 años).
“La clave de estos vinos está en el terruño de donde proceden las uvas”, ha asegurado Moreno Ferreiro, ya que la variedad de estas tierras hacen de Málaga una provincia “muy diversa y compleja”, con unos vinos de gran “expresividad” que ofrecen un “enorme elenco” para todos los gustos y paladares.
A pesar de la gran fama y consideración de los vinos, la aparición de la COVID-19 ha supuesto una “ruptura radical” en la dinámica del sector vitivinícola.
“Hemos llegado a tener el 95 por ciento de la actividad paralizada”, ha afirmado José Manuel Moreno, que ha añadido que el sector depende en un 83 por ciento de la restauración.
Además de la hostelería, el sector vitivinícola depende de las grandes superficies, la exportación, la venta en la red (que se ha trabajado a marchas forzadas durante la pandemia, sin éxito) y del enoturismo. A este último ha afectado bastante el coronavirus, razón por la que se han vendido “muchos menos vinos”.
Para paliar esta disminución de ventas no existe una “fórmula mágica”, ha señalado el secretario del Consejo Regulador, que ha manifestado que “debería de haber un compromiso social de las instituciones y de los malagueños para apoyar los productos locales” y además ha pedido a restauradores que ofrezcan a turistas y locales vinos autóctonos.
A principios de agosto comenzó una de las vendimias más largas que tiene España y que durará hasta finales de octubre y el desarrollo de ésta se está haciendo con “absoluta normalidad dentro de la dificultad” que existe debido a la pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como de la maduración.
“La vendimia depende de la naturaleza y del clima, no de un virus”, ha manifestado Moreno Ferreiro, que ha subrayado que la “clave” es que los vinos se puedan ofrecer al consumidor y con este problema se encuentran actualmente los bodegueros, que deben vendimiar y tener la capacidad de tenerlos en la bodega, ya que no se ha vendido la vendimia anterior.
Con un sentido optimista y en medio de una “tempestad”, el secretario del Consejo Regulador del Vino ha manifestado a Efe tener “esperanzas” en que haya una “fantástica vendimia” y ha insistido en que los vinos de Málaga son un patrimonio que hay que conservar y una joya con un futuro por escribir.
EFE