Desde hace algunas semanas se ha producido en la zona del sureste de Inglaterra un rápido aumento de casos de COVID-19 que ha llevado a las autoridades británicas a endurecer las medidas restrictivas. El análisis de los datos de la secuencia del genoma viral ha identificado una gran proporción de casos que pertenecen a una nueva variante del SARS-CoV-2. La nueva cepa presenta varias mutaciones en la espícula, que es la proteína que el virus usa para entrar en las células humanas y, según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), podría tener una capacidad de transmisión hasta setenta veces mayor. Aunque de momento no parece que esta nueva variante, denominada provisionalmente VUI-202012/01, sea más letal o produzca infecciones más graves, aún es pronto para conocer los detalles.
En todo caso, los virus mutan con mucha frecuencia y esta no es la primera variante encontrada que preocupa a las autoridades sanitarias, por ejemplo durante el verano pasado en Dinamarca se tuvieron que sacrificar millones de visones infectados con otra variante del SARS-CoV-2 que presentaba un riesgo importante para los humanos. La inevitable pregunta que todos nos hacemos es: ¿serán efectivas las vacunas también para estas nuevas variantes del virus que vayan apareciendo?
“No estamos viendo ningún aumento de la virulencia (gravedad clínica) o cambios importantes en la S (proteína de pico) que reduzcan la efectividad de la vacuna, hasta ahora”, ha explicado Julian Tang, profesor honorario de virología clínica en la Universidad de Leicester en declaraciones a Science Media Centre (SMC). “Con el tiempo, los nuevos virus se adaptan a sus huéspedes, con una mortalidad decreciente y posiblemente aumentando la transmisibilidad. No tiene sentido que el virus mate a su anfitrión: es mejor que se replique a niveles altos pero causando pocos síntomas”. En pocas palabras: al virus le vienen muy bien los asintomáticos, pues siguen moviéndose y haciendo vida normal, permitiendo que el virus se siga extendiendo y replicando su material genético en más personas. “Es probable que ahora estemos viendo parte de este nuevo proceso de adaptación de hospedante en el SARS-COV-2, pero queda por ver si la mortalidad será diferente con esta variante que con la anterior”, indica la experta.
¿La PCR es capaz de detectar la nueva variante?
Otra de las preguntas que surgen es si los test que se usan habitualmente son capaces de detectar las nuevas cepas. El director de la Iniciativa de Genómica SARS-CoV-2 en el Instituto Wellcome Sanger explica a SMC: “Una de las mutaciones de la VUI-202012/01 elimina seis bases nitrogenadas que codifican para los aminoácidos 69 y 70 de la proteína S. Esta región es justo uno de los tres objetivos genómicos utilizados por algunas pruebas PCR, por lo que en dichas pruebas se podría obtener un falso negativo en ese canal. Sin embargo, los otros dos objetivos no se ven afectados por mutaciones en la nueva variante, de forma que la prueba, que combina los tres canales, aún es capaz de detectar el virus”, explica el experto. “No tengo conocimiento de ninguna prueba comercial que utilice un solo objetivo en esta parte del genoma viral, pero si las hay, deberían investigarse cuidadosamente para evitar falsos negativos”.
El ECDC también recomienda revisar el rendimiento de los test PCR y realizar un seguimiento de los casos sospechosos de reinfección por COVID-19 secuenciando los virus aislados de estos casos para identificar nuevas variantes. “Con la implementación de la vacunación se debe garantizar un estrecho seguimiento de las personas vacunadas con COVID-19 para identificar posibles fallos de vacunación e infecciones irruptivas. Los virus aislados en estos casos deben secuenciarse y caracterizarse genética y antigénicamente”, indica la agencia en su informe relativo a la nueva variante del SARS-CoV-2.
Victoria González