Entrevista > José Borrell / Pintor (Alcoy, 1969)
José Borrell es un artista pleno de pasión pictórica, plausible en cada una de sus obras. Nacido en Alcoy, ha pintado desde su más tierna edad. Se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, perfilándose profesionalmente con una exhaustiva doctrina en la práctica de los retratos captados del natural, y posteriormente realizó estudios superiores de Bellas Artes en Valencia.
Los retratos realizados por Borrell figuran en diferentes colecciones particulares de la geografía nacional e internacional
Su obra destaca por un marcado realismo. Es un excelente retratista, con la figura como suprema pieza de toque, como escollo y dificultad. En la figuración preside su hacer, bien sea en forma de mujer en pleno estallido de su belleza, o de los niños captados en sus juegos, o pasando por unas espléndidas maternidades.
¿En qué momento artístico te encuentras? ¿Con qué disfrutas más?
Me encuentro, como todos los artistas, en la miseria. La pandemia ha hecho mella en este sector y, a nivel cultural, en todos. Sin embargo no me puedo quejar, los retratos mantienen mi economía.
«Disfruto con todo lo que pinto, simplemente porque el hecho de pintar ya me llena»
Disfruto con todo lo que pinto, simplemente el hecho de pintar ya me llena. Lo que más hago son desnudos, porque los exporto fuera de España, a muchos países como EEUU, Inglaterra, Holanda… Y también hago muchas exposiciones y en ellas muestro variedad sobre la figura, que es lo que más me gusta.
¿Qué tratas de reflejar en tus obras?
Paz, armonía y tantas cosas interiores, que al final te tratas de reflejar tanto a ti mismo a través de la pintura que se te mete en los huesos. Ese espíritu de superación es lo que plasmas en cada cuadro, por eso nunca estamos conformes. Tratamos de dar más y más, y es muy útil fijarse en los grandes, para ver si podemos reflejar, aunque sea, el aire.
«En esta pandemia están dejando al humano muy primitivo, puesto que una nación sin cultura es una nación inculta»
Mencionas entre tus referencias a Paco Barrachina o Joaquín Sorolla, ¿qué has aprendido de estos grandes pintores?
He aprendido más de Barrachina. Él vivía en Benifallim, estaba más cercano y lo conocí también en persona. Me ha enseñado mucho a animar, a la delicadeza del dibujo con la pintura. Es muy detallista pero no es hiperrealista, con un toque de Sorolla, como si fuese su parte más tranquila.
«Me gustaría pintar una mezcla entre Velázquez y la luz de Sorolla, para ver qué sale de ahí»
Sorolla es un genio indiscutible y pintaba un cuadro con unas brochas impresionantes, que es lo que me fascina especialmente de él. Me gusta mucho el color que tiene de la zona de Levante. Todos tenemos esa luz que da el Mediterráneo. He aprendido y sigo aprendiendo de estos dos maestros.
Afirmas que “últimamente me estoy enamorando de Velázquez”. ¿A qué se debe este idilio tardío?
Antes de pintar ‘El pacte del pouet’, un cuadro histórico de encargo de tres metros por dos, que habla del pacto que se hizo entre el visir al-Azraq y el infante Alfonso en el siglo XIII, fui a visitar la obra de Velázquez. Quería ver cómo tenía organizados los cuadros, ‘Las lanzas’ y demás, para enfocar el mío. Y cuando los vi en directo fue impresionante. Desde ese momento me enamoré de Velázquez, es un portento y fue el primer impresionista. Tiene unos cuadros que son emocionantes con cuatro brochazos.
Me gustaría pintar una mezcla entre Velázquez y la luz de Sorolla, para ver qué sale de ahí. Yo no soy tan genio pero me encantaría.
Los retratos de falleras mayores te han dotado de gran notoriedad, ¿qué te llevó a realizar estas obras?
Las falleras mayores me llegaron de la mano de la galería Segrelles de Valencia. Empecé a exponer allí en el año 2005 y ellos me recomendaron al Museo Fallero para pintar a la fallera mayor, en una donación que hacía el artista al museo.
«Llevo un total de nueve años pintando a las falleras mayores y me ha dado mucho prestigio a nivel nacional»
Primero la pintó González Alacreu, luego Cascales y posteriormente Conrado Meseguer. Tras ellos buscaron a otro pintor y vieron cómo pintaba e hice tres. Se los regalé a la fallera y me quise retirar para dejar paso a otro artista. Pero quisieron que continuara, porque mi retrato era mucho más realista que los demás. Aún sigo, llevo un total de nueve años pintándolas y me ha dado mucho prestigio a nivel nacional. A raíz de eso pinté el cartel de fiestas de Alcoy, porque mi nombre estaba en boga.
¿Cómo recuerdas tu etapa de retratos callejeros? ¿Qué te inspiraba?
Los retratos callejeros suponen una manera diferente de vivir a cuando estás en el estudio. En esa etapa era muy joven y sólo quería aprender. Lo recuerdo con mucha añoranza; la juventud es un tesoro. Me inspiraba el aprender y conocer a gente. Ahí ganaba en soltura, en no quedarte sólo con el detalle y captar el alma de la persona. Te proporciona mucho movimiento y capacidad de reacción inmediata. Los pintaba al pastel y ahora al óleo.
Aprendí mucho y sigo haciéndolo en mis clases a la tercera edad. En ellas les motivo tanto que saben pintar casi como yo; hago de psicólogo, porque creen que son mayores para aprender y no es así. Hay algunos que son impresionantes, sólo con motivarlos realmente el que quiere enseñarse lo puede hacer solo.
A lo largo de tu carrera has utilizado muchas técnicas, desde el carboncillo al pastel, pero tu especialización es el óleo. ¿Cuál es la más compleja? ¿En cuál te sientes más cómodo?
Pastel y óleo son las que más domino y en las que más cómodo me siento. No sé hacer acuarelas y me parece una técnica más difícil. Pero sin duda la que más utilizo es el óleo.
Desde el año 2004 hasta la fecha has realizado numerosos retratos a coleccionistas particulares y museos a nivel nacional e internacional. ¿Qué encargos te han hecho más ilusión?
Todos los encargos me hacen ilusión porque confían en ti. Quizás los más significativos son los cuadros ‘El pacte del pouet’ y ‘La mort d’Al-Azraq’. Dos cuadros históricos de grandes dimensiones. Ahora vamos a realizar el tercero, para culminar la trilogía, en un proyecto muy ambicioso, gracias a mi mecenas y amigo Joaquín Devesa, que es quien tiene los dos cuadros.
Si trataras de adentrar en el mundo del arte a una persona poco instruida, ¿qué le recomendarías ver o visitar?
La gente que no está instruida en el arte, si es muy mayor es porque no tiene esa sensibilidad y realmente no le gusta. Los que son más pequeños o empiezan en el arte, bien sea como pintor o crítico, primero tienen que nacer en ello. De esa forma ya disponen de esas cualidades de paciencia, de constancia y una serie de virtudes que tienen que reforzar.
Si has nacido con ello dentro, les recomendaría que se fijaran en artistas de su entorno, más próximos, como yo tuve a Barrachina y después a los grandes como Sorolla, Velázquez y tantos otros más que persigues como una meta. La sabiduría la adoptas con el entorno, haciendo, pintando y observando. Les recomendaría el Museo del Prado y los museos que tengan en su ciudad para culturizarte mucho en el arte.
Has intervenido en la Gala de Inauguración de AQUÍ en Alcoy realizando en vivo un retrato de Camilo Sesto, ¿cómo ha sido la experiencia?
La experiencia ha sido fabulosa, he disfrutado un montón. Conocer a todo el equipo de AQUÍ Medios de Comunicación ha sido muy gratificante. Un retrato tan grande realizado en una hora y media no lo había hecho nunca. Pintar en directo sí lo había hecho, pero no con esta envergadura y con tantas actuaciones sobre el escenario. Lo pasé genial, he hecho amigos y me ha gustado mucho.
«Conocer a todo el equipo de AQUÍ Medios de Comunicación ha sido muy gratificante»
De alcoyano a alcoyano, ¿qué perdemos sin Camilo Sesto entre nosotros?
Camilo Sesto es el artista más internacional de Alcoy. Con su muerte nos queda hacerle un buen museo, que ya debió hacerse en vida porque él nos hubiese aconsejado sobre lo que incluir. Ahora es momento de recordarlo. Lo que más me impresiona es que está enterrado en un nicho muy pequeño, con una plaquita.
En Alcoy hace falta hacerle cuanto antes un mausoleo a Camilo Sesto, con una buena estatua, porque viene mucha gente de fuera a ver su tumba y llorar a su fan. Hemos perdido mucho sin él, pero hay que quedarse con todo lo que nos ha dado. Siempre te reconocen después de muerto, y eso es una lástima.
Eres cantante en la banda ‘Quatre Pa Un Coto’. ¿Qué aspectos tienen en común para ti la música y la pintura?
Siempre me ha gustado hacer mucho teatro, cine y las artes escénicas. El grupo surgió de casualidad, en el estudio propusieron hacerlo y como no sé tocar ningún instrumento opté por cantar.
Tienen mucha relación porque todo es cultura. En el estudio pongo música muy fuerte y me pongo a pintar, y hace que me desinhiba y salga de mí. Me encanta fundir estas dos artes. O pintar mientras se está actuando, en paralelo, es bonito y hace que la cultura se de la mano y todo vaya unido. Con esta situación de pandemia nos han recortado donde más nos duele, en la cultura y en el ocio. Están dejando al humano muy primitivo, puesto que una nación sin cultura es una nación inculta.
Sobre José Borrell
Un dibujo perfecto le sirve de base y el resto es color aplicado con justeza, juegos de luces marcados por la sensatez y una composición bella y equilibrada. La completa formación académica sumada a sus ansias constantes de ampliar los conocimientos dan como resultado una polivalencia pictórica de la que hace gala.
Su obra
Sus retratos figuran en diferentes colecciones particulares de la geografía nacional e internacional. Sus exposiciones han recorrido medio mundo, desde galerías de arte ubicadas en territorio nacional como Alcoy, Gijón, Granada, Valencia, Oviedo, Pamplona o Málaga; hasta otras fuera de nuestras fronteras como las de Londres en Reino Unido, Ámsterdam en Holanda o Atalanta, Houston, Philadelphia, Los Ángeles y Nueva York en Estados Unidos.
Uno de los temas principales en la obra del artista alcoyano es la pasión. En gran parte de su obra refleja una visión propia sobre el amor o el deseo, bajo unos trazos pictóricos cargados de sensualidad y con un estilo muy personal.