Entrevista > Sergio de Lamo Martínez / Artista muralista
Doble 13 es una cooperativa artística formada por Miguel Ángel García y Sergio de Lamo, un equipo multidisciplinar especializado en realizar grandes murales en espacios urbanos para provocar emociones.
Su vinculación con Petrer viene de 2019, cuando la Asociación ArtenBitrir les encargó una pintura de grandes dimensiones en la calle Mayor sobre la concienciación y el cuidado de la biodiversidad, como actividad incluida en el festival de calle que cada año se organiza en el casco histórico.
El poeta Paco Mollá es el protagonista de la pintura mural en la biblioteca que lleva su nombre
Grandes murales
A raíz de aquello surgió el flechazo inmediato y este dúo artístico ha vuelto en un par de ocasiones más a nuestra localidad. El pasado año pandémico se les pudo ver por Petrer realizando una enorme pintura mural doble de 320 metros cuadrados en uno de los laterales del edificio de Telefónica, que comenzaron a realizar aquel fatídico mes de marzo y que a pesar de la covid-19 se pudo finalizar.
Más recientemente, el pasado diciembre, realizaron otra intervención decorando la fachada lateral de la biblioteca municipal Paco Mollá, con un tríptico en homenaje al insigne poeta petrerí.
Hemos hablado con Sergio de Lamo, realizador audiovisual e integrante de esta cooperativa artístico-cultural, para que nos ayude a entender un poco más los secretos que se esconden tras estas pinturas que decoran algunas de las fachadas de nuestra localidad.
Quería empezar preguntándote por el mural de Telefónica, ‘Futuro: colapso y esperanza’. ¿Cómo planteáis esta obra y hacia dónde queréis llevar al espectador?
El proyecto nace desde la asociación ArtenBitrir, que nos proponen realizar una temática relacionada con el lema principal del festival de calle, que era qué futuro es el que queremos y cuál no. En un principio estaba planteado como un mural colaborativo para ser realizado junto a otros quince artistas, pero tuvimos que prescindir de su colaboración por la situación de pandemia, y al final el grueso de la obra la hicimos Miguel Ángel García y yo.
El diseño está construido a través de diferentes arquitecturas que representan la huella del ser humano a lo largo de su existencia. Queríamos representar la necesidad de una transformación y enviar un mensaje sobre un futuro ecológico y sostenible, de ahí los dos murales que muestran la dualidad entre el bien y el mal.
Como dices, la obra se articula en torno a dos grandes pinturas opuestas entre sí, con colores muy saturados y elementos muy visuales. Esta dualidad, ¿la entendéis como una metáfora de la agresión del ser humano al medio ambiente?
Sí. En el mural de la izquierda el protagonista es un hombre vencido que está pidiendo auxilio y al que el tiempo se le escapa de las manos. Alrededor de él aparecen rostros que representan la mediocridad de la sociedad: el miedo, la avaricia, el egoísmo y la burla. Debajo de él aparece una máquina y varios residuos que representan el consumismo.
Está llena de pequeños detalles, con mucha simbología escondida, que pone de manifiesto el caos, el colapso y la destrucción, la guerra y el derrumbamiento.
La pieza de la derecha, sin embargo, transmite paz y sosiego con unas niñas como protagonistas, ¿es un canto a la esperanza?
Representa lo que queremos conseguir. Las niñas, con un gesto inocente y sin maldad, están en simbiosis con la naturaleza. El elemento agua es protagonista y está representado en todas sus formas: en las nubes, en la montaña en forma de nieve y en el río que desemboca en el mar.
Hablemos ahora de la pintura mural de la biblioteca Paco Mollá. ¿De quién surgió la idea?
De la fundación Paco Mollá, que quería realizar un homenaje al poeta. A través de diversas fotografías y documentación que nos facilitó Cultura, nos propusimos contar los pasajes más importantes de la historia del escritor.
La técnica con la que están realizados los murales se llama rodillo rallado
¿Qué episodios de la vida del poeta habéis simbolizado en el tríptico?
Es una retrospectiva de su vida y fue un placer que contaran con nosotros para contarla. En la primera imagen aparece el Cid como representación de su pueblo. En la pieza central se recoge su paso por Brasil, cuando dejó España y se fue allí a vivir con su familia. A la vuelta se encontró con la Guerra Civil, de ahí el fuego y las llamas que parten la pintura por la mitad. Hay también un pequeño guiño hacia el poeta Miguel Hernández, al que conoció, y una imagen con la figura de Justa, su mujer y compañera.
El tríptico acaba con un retrato de madurez del poeta, en el que reflexiona echando la vista atrás sobre cómo ha sido su vida.
Además de éstos, también hemos realizado otro mural más en Petrer, en el interior del Ateneu Republicano, que es de temática medioambiental, pero por culpa de la pandemia no hemos podido presentarlo en sociedad. Por cierto, la técnica con la que están realizados todos estos murales es propia y la llamamos rodillo rallado.
¿Qué sensaciones esperáis despertar en el espectador con vuestras obras?
Abrir conciencias, reflexiones, invitarte a pensar en los privilegios que uno tiene y en el entorno que te rodea. Proponemos una alternativa, un camino más sano.
«Los murales a gran escala pueden llegar a muchísima más gente»
¿Por qué la pintura mural de grandes dimensiones?
Porque te da el poder de la expresión, y aunque el mural a gran escala me gusta igual que a pequeña escala, al final no deja de ser un formato. Los grandes murales están en auge en estos últimos años; con una sola obra puedes llegar a muchísima más gente y nosotros defendemos la fuerza de un mensaje.