En ocasiones hay cifras que revelan la magnitud del problema. En el año que dejamos atrás, Cruz Roja Santa Pola atendió al doble de personas que en el año anterior. La crisis sanitaria primero, y la consiguiente crisis económica y social después, han llevado a la organización humanitaria a dar cobertura a 1.272 personas en el 2020, el doble que en 2019 cuando registraron 574 usuarios y usuarias.
Hablamos con las caras visibles de la nueva dirección de Cruz Roja Santa Pola. María José Monllor Mollá, como presidenta, y Reme Maneus López, como directora técnica Local; llevan poco más de doce meses en el cargo. Tomaron posesión no precisamente en un momento tranquilo. La localidad santapolera, como parte de la provincia de Alicante, buscaba la manera de abrirse paso tras las fuertes lluvias de septiembre de 2019.
“La DANA nos dejó desperfectos horrorosos en Santa Pola, pero hubo ayuda por parte de todos y se solucionó bastante bien”, recuerda Monllor. De un acontecimiento histórico saltamos casi, sin solución de continuidad, a otro, la pandemia por la covid-19. ¿Qué cambios ha traído el virus en cuestión asistencial? Les preguntamos.
«Tienen vergüenza en pedir ayuda, pero no tienen más remedio»
Familias normales
“Hemos notado que el perfil del usuario ha cambiado. Antes, y por supuesto también ahora, atendíamos sobre todo a colectivos vulnerables; ahora damos respuesta a familias que siempre han tenido trabajo y que se han quedado sin empleo”, afirma Reme Maneus. Son, insiste, “familias del pueblo de toda la vida”, a las que se las conoce, por ejemplo, por ostentar un negocio en el sector hostelero y que se han quedado sin ingresos.
Para ellas, hablamos de estructuras familiares con hijos pequeños, se les hace muy difícil ir a Cruz Roja. “Tienen vergüenza en pedir ayuda, pero no tienen más remedio”, aseveran. Son familias que vienen a la organización derivados de los servicios sociales para poder lograr necesidades tan básicas como alimentos y ropa.
La ONG también combate la soledad de las personas mayores
Personas mayores
Esta ONG también está combatiendo, desde la covid-19, la soledad que afecta a las personas mayores que viven solas. Se trata, explican, de hombres o mujeres de avanzada edad que suelen ser de Madrid o País Vasco y que viven en Santa Pola sin ningún familiar que se pueda hacer cargo. El equipo de voluntariado de Cruz Roja se encarga de llevarles comida, comprarles medicamentos y de comprobar, telefónicamente, que están bien.
Asimismo, dicho equipo también se encarga, como en otras localidades, de atender psicológicamente a las mujeres víctimas de violencia de género que acuden a la sede local en una actuación, en colaboración con la Guardia Civil y el Ministerio del Interior.
Migrantes
La crisis derivada del coronavirus ha demostrado que no puede detener otra crisis, la migratoria que lleva a tanta gente a huir de la violencia y miseria de sus países en busca de un destino mejor. Esto lo saben bien en Cruz Roja Santa Pola, que han notado un incremento “considerable” del número de personas que han llegado en patera.
La última, a mediados de enero, fue interceptada en la cala dels Gossets, próxima al faro, con catorce migrantes, trece hombres y una mujer. De nacionalidad sobre todo argelina y también marroquí, la organización, después de hacerles los test de covid-19 y dar todos negativo, les ofreció ropa seca, comida, algo de beber y una bolsa de aseo a unas personas que, en general, salvo alguna hipotermia, presentaba buen estado de salud.
La entidad solicita donaciones para la campaña de alimentos
Voluntariado
La red de voluntarios y voluntarias de Cruz Roja Santa Pola lo compone una bolsa de 200 personas, aunque actualmente están en activo unas 75. Abundan más mujeres que hombres y con edades que van desde los 18 hasta los 74 años. “A nuestros voluntarios mayores les tuvimos que pedir que se quedaran en casa para evitar contagios -de momento no se han registrado entre el personal de esta ONG- y la verdad es que se han quedado muy mal porque querían ayudar a toda costa”, explica la presidenta María José Monllor.
A varios de ellas y ellos se les puede ver todos los sábados en la campaña de recogida de alimentos que les lleva a poner su stand en diferentes puntos del municipio. “Estamos haciendo un llamamiento para que los santapoleros donen lo que quieran y puedan”, reclama Reme Manues. También pueden entregarlo en la sede, situada desde mayo de 2019 en la calle del barrio céntrico Espoz y Mina, número 33.
Solidaridad
A la pregunta de si es solidaria Santa Pola con las personas más necesitadas, nos contestan: “Es cierto que puede que la gente esté siendo menos solidaria porque la economía familiar ha caído en picado, antes nos daban más dinero y ahora más comida”, reconoce Manues. “También hemos detectado a personas que antes ayudaban a otras a través de Cruz Roja y que ahora son ellas las que necesitan ayuda”, concluye la presidenta de la entidad.