Entrevista > Esperanza Meseguer / Maestra y Optometrista (Orihuela, 20-enero-1976)
Esperanza Meseguer es una docente creativa, con iniciativa. Ha escrito artículos y libros, desarrollado proyectos de cooperación integral en países como Perú o Cuba, e incluso ha creado la web ‘Creciendo de corazón’ y la app ‘Creciendo con el arcoíris’. Su adaptación al progreso y al contexto social, han propiciado que su proyecto educativo haya sido premiado.
En 2019 fue proclamada como la octava mejor docente de infantil de España en los premios Educa. ¿Cómo se sintió ante tal reconocimiento?
Sentí una inmensa gratitud hacia tantas madrugadas de trabajo, pero sobre todo hacia la educación recibida y hacia las personas que me rodean, que son las que lo hicieron posible. Este y otros reconocimientos se lo debo a mis antiguas profes, a mis amigas del cole, a mi familia…
«Durante el confinamiento lanzamos la app ‘Creciendo con el arcoíris’»
También la han nombrado ‘Murciana del año’ recientemente, por su labor educativa donde ejerce, en Santiago de la Ribera. ¿Cómo hizo frente al confinamiento con sus alumnos?
Me centré en la comunicación e intercambio educativo con las familias de mis alumnos. En niños tan pequeños las videollamadas se complicaban, dependía un poco de la implicación familiar, pero como tenían muchas opciones tanto interactivas en el móvil o tablets, apps, imprimibles, cuadernos interactivos… no resultó tan difícil.
Fui consciente de la necesidad de educar a las familias, de dedicarles más tiempo, y con la ayuda de la psicóloga Ana Peinado y el apoyo económico y formativo del CEIP Madre Esperanza del Siscar-Santomera surgió la app ‘Creciendo con el arcoíris’, con CIE informática de Almoradí.
¿En qué consiste esta aplicación?
Se trata de un proyecto solidario cuyo enfoque primario iba dirigido a humanizar hospitales, como una herramienta de autogestión emocional para niños afectados de cáncer. Al llegar la pandemia vimos la necesidad de transformarla en un instrumento de entrenamiento de algunas competencias emocionales para la infancia.
La app es gratuita y pueden encontrar juegos de autorregulación emocional, refuerzo de la autoestima o realizar una nube de palabras con sus cualidades y talentos. Finaliza con un diploma que puntúa su entrenamiento frente al optimismo y recuerda que todo va a salir bien.
¿Encuentra trabas en el sistema que le impidan continuar ejerciendo según su proyecto educativo?
Si entiendo mi trabajo como la función que realizo en un colegio, limito mi actuación a que mis alumnos cumplan unos objetivos al finalizar el curso. Sin embargo, mis esfuerzos abarcan muchos más aspectos que implican a los entornos y contextos más próximos al niño y a la educación.
Mi experiencia me ha enseñado a sortear las dificultades, convirtiéndolas en retos que me han hecho adaptarme con respeto a los entornos educativos, transformándolos o por lo menos intentándolo. Pero sin duda creo que el sistema necesita cambios.
«Necesitamos una evaluación enfocada a valorar el aprendizaje y no a superar un examen»
¿Qué cambiaría en el sistema educativo actual?
La pandemia ha puesto al descubierto las desigualdades y necesidades del sistema educativo. Tenemos una oportunidad única de rediseñar nuevos entornos, sólo necesitamos escuchar a los docentes.
La educación ha de ponerse al servicio de la sociedad y a los cambios que en ésta se producen. Necesitamos una evaluación enfocada en valorar el aprendizaje y no en superar un examen, es decir, enseñar para aprender y no para pasar una prueba.
Son precisos mecanismos más eficaces, introducir los recientes descubrimientos neurocientíficos sobre el aprendizaje en nuestras aulas, y para eso necesitamos profesionales formados e implicados.
«Los docentes estamos haciendo sobresfuerzos como lo están haciendo los sanitarios»
¿Ha complicado la pandemia el trabajo para el educador?
Tanto a nivel metodológico como a nivel psicológico. Los grupos de infantil no están obligados al uso de mascarillas hasta los seis años, aunque son igualmente transmisores del virus. Los contagios llegan, y muchos docentes y sus familias se han visto afectados a pesar de las estrictas medidas que llevamos en los centros.
La distancia de seguridad, la desinfección, el uso de material individual y no poroso, dificulta el uso de metodologías ágiles, cooperativas y manipulativas, además de sobrecargar nuestro trabajo con el tratamiento online de la semipresencialidad o de los niños afectados en cuarentena. Los docentes nos hemos ido reinventando y haciendo sobresfuerzos como lo están haciendo los sanitarios.
¿Cuáles son sus próximos proyectos profesionales?
He escrito un par de cuentos que pronto saldrán a la luz. Uno junto a mi sobrina Blanca, mi hija Gala y mi hijo Aarón; y otro que he escrito junto con mi compañera y amiga Virginia Sánchez, y la ilustradora Isabel Sánchez.
Además, trabajo con la Universidad de Barcelona en un libro que lleva por título ‘Creciendo de corazón’, el cual refleja la trascendencia y el propósito de la educación desde el punto de vista de la neurociencia.
He sido nombrada embajadora de Aulas del Futuro para el Instituto Nacional de Tecnología y Educación, y seguiré trabajando en el diseño de proyectos de innovación educativa de la Región de Murcia dándoles difusión nacional e internacional, formando a docentes en todo el mundo sin dejar nunca de aprender.
Pero mi proyecto infinito es mi familia a la que adoro y con la que cada día crezco.