Los contagios en las residencias de mayores cayeron un 95% tras la vacunación entre el 24 de enero y el 21 de febrero de 2021. Diego Ramiro (Madrid, 1968), demógrafo y actual director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD-CSIC), lo ve como “una noticia esperanzadora y un gran alivio para nuestros mayores y sus familiares”. Desde hace meses lidera una línea de trabajo con tres proyectos sobre la covid-19 y las residencias con la que se intenta, no solo elaborar un censo de centros y residentes en España, sino también conocer cómo han afrontado el confinamiento las personas mayores que viven dentro y fuera de las residencias, y analizar los perfiles de riesgo frente al SARS-CoV-2. Los tres proyectos se enmarcan en la Plataforma Salud Global, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en la que Ramiro coordina, desde principios de 2020, las áreas de prevención e impacto de la pandemia de la covid-19.
Pregunta: España ha vivido tres olas de contagios por coronavirus que han afectado de manera especial a las residencias de mayores. ¿Qué se ha aprendido en estos meses para intentar evitar nuevos casos?
Respuesta: La covid-19 se ha cebado con los más frágiles y las residencias de personas mayores reúnen a parte de la población más vulnerable de nuestra sociedad, si hablamos en términos de salud. Durante la primera ola, tanto en España como en Francia, Bélgica, Reino Unido, Canadá o Estados Unidos, los centros geriátricos fueron los principales afectados. De lo ocurrido, sobre todo en las primeras semanas, se han aprendido muchas lecciones. Por ejemplo, se ha incrementado la vigilancia para evitar la entrada del virus, se han tomado medidas de aislamiento y de detección precoz y, en general, se han adoptado mayores precauciones para reducir el número de infectados y fallecidos en las olas posteriores.
P: Aun así, y aunque el impacto ha sido menor, en la segunda y tercera ola han seguido surgiendo brotes en las residencias y aumentando el número de fallecidos en estos centros.
R: Desgraciadamente, este virus tiene una gran facilidad de difusión y contagio. Desde el momento en que todos los residentes estén vacunados es de esperar, si las vacunas ofrecen una protección suficiente contra las variantes nuevas, que esos brotes sean más leves y esporádicos que los vividos en marzo y abril, y que se reduzca la mortalidad.
P: ¿Cómo está afectando la covid-19 a las personas mayores?
R: Además de la alta mortalidad, les está afectando desde un punto de vista anímico y mental. Sienten que son una población de alto riesgo de muerte y han estado aislados mucho tiempo sin contacto con otras personas, lo que acelera el deterioro cognitivo. A ello se suma un deterioro del estado físico al no poder dar paseos o estar al aire libre. Y las carencias afectivas que ha provocado el confinamiento los ha llevado a vivir situaciones angustiosas.
P: Dentro de la PTI Salud Global del CSIC hay una línea de trabajo específica sobre la covid-19 y las residencias de personas mayores, que usted coordina. ¿En qué consiste?
R: Tenemos varios proyectos dentro de esta línea de trabajo. Uno de ellos, que cuenta con el apoyo de RTVE, se centra en la realización de una encuesta a todas las residencias de personas mayores en España y está coordinado por Antonio Abellán, profesor de investigación del IEGD-CSIC. Entre septiembre y diciembre de 2020 se envió un cuestionario a los más de 5.500 centros geriátricos que hay en el país. La colaboración de sus directores ha sido fundamental y gracias a ello ahora contamos con un mapa de la situación real de las residencias en España. Estos datos nos permiten tener un censo actualizado de estos centros, algo que lleva elaborando el CSIC desde hace 18 años a través de encuestas bianuales. No se trata de un censo oficial, porque en España no tenemos ni un censo de residencias ni de residentes, pero ahora mismo es la fuente de referencia para conocer estos datos, que son esenciales en situaciones como la actual. Los resultados de la Encuesta ya están disponibles en abierto en el portal de Envejecimiento en RED.
P: Comentaba que hay varios proyectos en esta línea de trabajo…
R: Sí, además se va a realizar una encuesta a personas mayores que viven fuera y dentro de las residencias. El objetivo en este caso es conocer cómo han afrontado el confinamiento por la covid-19 y las consecuencias de la primera ola de la pandemia. La encuesta, que es bastante amplia, está coordinada por Vicente Rodríguez, profesor de investigación del CSIC. Y, por último, gracias a la colaboración de la Farmacia de Dalt, se acaba de iniciar una tercera investigación: el proyecto Branyas. Este nos permitirá analizar los perfiles de riesgo entre quienes viven en las residencias de personas mayores.
P: María Branyas, que da nombre al último proyecto, es la mujer más longeva de España y ha conseguido superar la covid-19 a pesar de sus 113 años. El factor “edad” ha sido determinante entre quienes han padecido la enfermedad. ¿Han conseguido identificar qué hace a una persona vulnerable?
R: Es cierto que el 87% de los fallecidos a causa del SARS-CoV-2 confirmados en España tenía más de 70 años. Este proyecto se centra en establecer perfiles de riesgo de enfermar o fallecer como consecuencia del coronavirus. Para ello contamos con una muestra de 3.161 individuos de población de edad avanzada (incluidos los fallecidos por la covid-19) de 32 centros geriátricos de Cataluña. El proyecto obtendrá datos a partir del análisis de tres perfiles de riesgo: uno sociodemográfico, uno biológico y uno biológico ampliado, que añadirá información sobre cuestiones como la microbiota intestinal, la vacunación y aspectos relacionados con la inmunidad. Por ello, se aborda como un proyecto multidisciplinar en el que participan expertos del CSIC como la viróloga Margarita del Val, del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC); un grupo de investigadores del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC-UAM) y nuestro grupo del IEGD-CSIC.
El objetivo es construir perfiles de riesgo individuales diseñados para predecir tres eventos: la infección por covid-19, la evolución de la infección con o sin síntomas, y la muerte. Con esta información se pretenden diseñar medidas de protección más efectivas y adaptadas al riesgo de cada individuo.
P: ¿Qué impacto demográfico puede tener la covid-19 en España, que cuenta con una de las poblaciones más longevas del mundo?
R: Desde el punto de vista de la fecundidad, el confinamiento no ha producido un baby boom, sino todo lo contrario. En crisis graves como la actual, las parejas deciden retrasar el momento de tener hijos y, dependiendo de cuánto dure la crisis, esto llevará a un retraso que en algunas parejas significará renunciar a ello. Las estimaciones que se han hecho en diversos países apuntaban a caídas de entre el 8 y el 10% en la fecundidad, pero datos más recientes indican caídas en los nacimientos en el mes de diciembre de alrededor del 20% en países como Italia o en algunos estados de Estados Unidos. La crisis económica que provocará la pandemia no augura una recuperación rápida de la fecundidad, sino más bien un mantenimiento en niveles muy bajos durante unos años.
Además, durante las crisis se produce una reducción significativa de los movimientos poblacionales. Y, aunque todavía estamos en medio de la pandemia y es difícil tener una perspectiva completa del efecto que tendrá en relación a los años de vida perdidos y en la caída de la esperanza de vida, las estimaciones con los datos de la primera ola de la pandemia mostraban una caída general en la esperanza de vida en España de 0,8 años tanto para hombres como para mujeres. Y, evidentemente, aquellas regiones que se han visto más afectadas han tenido una caída mayor, por ejemplo, de 2,7 años entre los hombres en Madrid.
P: ¿Se pueden predecir consecuencias a largo plazo?
R: No tenemos todavía un conocimiento claro de los efectos a largo plazo, pero se prevé un deterioro de la salud futura de quienes han sufrido de una manera más grave la enfermedad. Eso implicará mayores tasas de dependencia y se traducirá en un gasto sanitario mayor, también en un estancamiento o crecimiento menos pronunciado de la esperanza de vida en las próximas décadas. Para poder hacer predicciones lo más certeras posibles sería necesario realizar estudios de seguimiento a diferentes grupos de población, no solo mayores, sino también embarazadas o niños, por ejemplo. Estos datos se deberían poner a disponibilidad de la comunidad científica en su conjunto y, además, serían de especial relevancia para el Gobierno de cara a planificar el gasto sanitario futuro.
P: ¿Cómo puede evolucionar la pandemia en un futuro próximo?
R: Estamos inmersos en plena pandemia y por lo que hemos aprendido de situaciones anteriores como la Gripe Rusa de 1889-1890 o la gripe de 1918, no se produjo solo una ola, sino que hubo varias y, desgraciadamente, algunas fueron peores que la primera. Ahora mismo estamos en una carrera contrarreloj para vacunar al mayor número de personas posible y, al mismo tiempo, se están tomando medidas, tanto individuales como colectivas, para evitar tener olas peores en el futuro.
Vendrán nuevas pandemias, espero que mejoremos los sistemas de vigilancia a partir de esta experiencia y que tomemos medidas para contar con plataformas y estructuras científicas estables que permitan continuar con el trabajo que se ha hecho durante estos últimos meses, en especial desde el CSIC. Los investigadores de la institución se han volcado en el desarrollo de proyectos de todo tipo, desde las ciencias sociales a la producción de vacunas, en la creación de proyectos multidisciplinares o el inicio de formación, con un máster propio en estos temas.
María González / CSIC Comunicación