En alta montaña son frecuentes las avalanchas de nieve que sepultan todo lo que encuentran a su paso. Ante la imposibilidad de frenarlas los montañeros suelen portar un dispositivo de emergencia que avisa de la posición exacta bajo la nieve para que acudan en su rescate en caso de sufrir un imprevisto de este tipo, el ARVA. ¿De dónde viene este nombre? ¿Cómo funciona?
El nombre de este importante aparato de seguridad proviene del francés, cómo no podía ser de otra manera teniendo en cuenta que allí se encuentra la cuna del alpinismo. Básicamente es un Appareil de Recherche de Victimes d´Avalanches o lo que es lo mismo, un dispositivo de búsqueda de víctimas de avalanchas.
Realmente el aparato que transporta el montañero es el que emite continuamente una señal emisora que supera la capa de nieve que el mismo tenga por encima en caso de estar sepultado por un alud de nieve. Los equipos de rescate o los receptores que lleven otros compañeros permiten localizar cualquier señal a una frecuencia concreta con mucha exactitud, consiguiendo, en caso de actuar rápidamente, salvar la vida del posible accidentado.
Aunque inicialmente transmitían a 2.275 kHz, en 1986 se estableció un estándar para estos aparatos a 457 kHZ. De este modo, cualquier emisor ARVA es compatible con cualquier receptor en esa frecuencia.
El aparato puede comprarse por separado y llevarse en la mochila del explorador en cuestión o incluso venir incorporado dentro de las chaquetas más técnicas, lo que resulta realmente cómodo. Aunque no todos los bolsillos se lo pueden permitir, se trata de uno de los elementos de seguridad básicos para cualquier montañero que se adentre en zonas con posibilidad de aludes.
Breve historia del ARVA
Tenemos que remontarnos a 1968 para toparnos con el desarrollo del transceptor de avalancha o ARVA. El Dr. John Lawton inventó el primer ARVA efectivo en el Laboratorio Aeronáutico de Cornell en Buffalo, Nueva York (EE. UU.). Se trató del primer transceptor de bolsillo que usó alta frecuencia para captar una señal de un receptor de radio. La baliza se desarrolló utilizando una antena para aumentar la dirección y el volumen para determinar la ubicación de la víctima. Funcionaba con pilas recargables, aunque ahora nos choque un poco conocer este dato. Posteriormente, en 1971, llegaría el primer transceptor de avalanchas en el mercado bajo la marca «Skadi». Esta unidad, que funcionaba a 2.275 kHz y un alcance máximo de solo 27 metros, era de por sí, una herramienta bastante impresionante para un transceptor que se construyó en los años 70. Precisamente en esta época fue empleado con asiduidad por las organizaciones de rescate de esquí.
Como curiosidad, los transceptores modernos de hoy en día utilizan el mismo método de irradiar un campo magnético pulsando electricidad a través del cobre, aunque son muchísimo más avanzados, por supuesto. Y digitales. Con el tiempo, los transceptores digitales tomaron el mercado. Está comprobado que los transceptores digitales ofrecen una mayor tasa de recuperación de víctimas que los analógicos.
Javier Flores y Sarah Romero