Entrevista > José Luis Moreno / Presidente de la ONG USAR13
Cuando el cielo truena y descarga su lluvia sin misericordia, cuando la tierra tiembla derribando ciudades enteras, cuando el aire sopla con saña arrasando todo lo que se encuentra por delante o cuando el hombre, siempre diligente para destruir y destruirse, provoca calamidades; son miles los voluntarios que, a lo largo y ancho del planeta, comienzan a hacer las maletas dispuestos a ponerse en marcha, viajar a la otra punta del globo y ayudar en todo aquello que sus capacidades les permitan.
Ayuda de emergencia
España es uno de los países que más y mejor ha sabido canalizar su cooperación internacional en las últimas décadas. Dentro de ella, la ayuda de emergencia, esa que se convierte en la primera mano amiga tras el desastre, tiene un peso fundamental.
La creación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) supuso un paso adelante muy significativo en este sentido, pero la tradición de esta labor viene de lejos y se fundamenta, sobre todo, en las asociaciones de voluntarios.
Preparados para lo peor
La inmensa mayoría de estas ONG están formadas por profesionales altamente cualificados en sus distintos ámbitos de competencia, que no dudan en subirse al primer avión disponible para embarcarse en una aventura solidaria sin saber qué se van a encontrar o cómo van a poder ayudar.
Es el caso de los miembros de USAR13, la ONG con base en La Nucía que, con unas instalaciones punteras a nivel nacional, se preparan constantemente para lo peor. José Luis Moreno es su presidente.
¿Cómo y cuándo surge la idea de crear USAR13?
Es un proyecto que nace en 2013. Muchos de nosotros estábamos en IAE, una ONG en Valencia, que es con la que hemos podido salir internacionalmente. En aquella asociación éramos un grupo bastante grande de esta zona y, por ello, decidimos que sería buena idea montar algo aquí.
«Desde el primer día hemos ido trabajando con perros en el ámbito de búsquedas en grandes áreas»
¿Qué es exactamente USAR13?
El nombre es el acrónimo de Urban Search and Rescue con el 13 por el año en el que la montamos. Nuestra base principal de trabajo son los perros y desde el primer día hemos ido trabajando con ellos en el ámbito de búsquedas en grandes áreas, sobre todo en la provincia de Alicante y, a la vez, formar un grupo de personas que pudiera salir a realizar acciones internacionales cuando fuera necesario.
«Cuesta mucho conseguir la financiación necesaria para enviar a varias personas a la otra parte del mundo con garantías de éxito»
Hasta el momento, esa salida internacional no ha sido necesaria.
En estos últimos años no ha habido nada a nivel internacional donde pudiéramos salir. Además, cuesta mucho conseguir la financiación necesaria para poder enviar a cinco o seis personas a la otra parte del mundo con garantías de éxito a la hora de trabajar.
Es una operación que tiene que estar muy clara y muy bien organizada para que se pueda salir. Con IAE, por ejemplo, sí se dio el caso y pudimos estar en Haití, Pakistán o Turquía sabiendo que, al llegar, íbamos a poder trabajar.
«Hemos estado trabajando en el área de las terapias con personas enfermas de Alzheimer»
Más allá de la búsqueda y el rescate, en todo este tiempo han ampliado mucho su ámbito de actividades.
Hemos estado trabajando también en el área de las terapias con personas enfermas de Alzheimer y haciendo exhibiciones en centros escolares. Así mismo, hemos puesto en marcha un programa de educación a través de los perros, que son nuestra base principal de trabajo.
«Contar con un campo como el de La Nucía es lo más complicado, porque entrenar búsquedas en grandes áreas lo puedes hacer en cualquier monte»
Poco después de su fundación, La Nucía puso a su disposición su actual campo de entrenamiento.
Así es, nos cedieron un terreno en el que hacer un campo de estructuras colapsadas. Llevamos años trabajando allí porque si lo que quieres es trabajar con perros de búsqueda y rescate tienes que tener una buena zona de trabajo.
En realidad, contar con una infraestructura así es lo más complicado porque, por ejemplo, entrenar para hacer búsquedas en grandes áreas lo puedes hacer en cualquier monte.
Un campo que, corríjame si me equivoco, es una referencia a nivel nacional.
Hemos trabajado mucho en desarrollarlo y, efectivamente, en ese ámbito somos un referente a nivel nacional. Hay muy pocos sitios que puedan contar con un campo como el nuestro, y eso que lo tenemos, todavía, al 40 o 50 por ciento de su desarrollo. Nosotros lo queremos seguir ampliando, aunque ya son muchos los equipos que se interesan en venir aquí a trabajar.
«Anualmente estamos recibiendo una media de 30 o 40 equipos de fuera que vienen a hacer sus prácticas o que organizan sus propias jornadas»
¿Cuántos equipos pueden pasar por el campo de La Nucía al cabo del año?
Anualmente estamos recibiendo una media de 30 o 40 equipos de fuera que vienen a hacer sus prácticas o que, directamente, organizan en él sus propias jornadas.
Decía usted al principio que todavía no han podido salir a trabajar al extranjero, algo que, sin duda, es lo que más atención mediática recibe. ¿A nivel provincial son muy activos?
Desde nuestra fundación en 2013 hemos realizado alrededor de 30 o 40 intervenciones de búsqueda. Como dices, no suelen ser acciones que atraigan el interés mediático ya que muchas de esas intervenciones son suicidios y eso no tiene la misma repercusión.
Más allá de esa labor de búsqueda y rescate también desarrollan su actividad en el ámbito de las terapias. Antes ha mencionado las que realizan con personas con Alzheimer. ¿Qué hacen exactamente?
Efectivamente, las que más hacemos son con enfermos de Alzheimer y con personas mayores. También hemos hecho alguna de forma más particular a raíz de alguna situación puntual. Iniciamos este trabajo porque se ha comprobado la eficacia de la terapia con perros en este ámbito.
Lo que hacemos, principalmente, es plantear una serie de juegos buscando siempre algún punto en común con los beneficiarios de la terapia.
¿A qué se refiere con los puntos en común?
A que les hacen caso. Es muy bonito ver como, sólo por llevar cuatro o cinco perros, estas personas empiezan a hacer caso y a interactuar con ellos. Dos o tres sesiones después, ellos ya se acuerdan de los nombres de lo perros. Son personas que, quizá, no se acuerdan del nombre de sus propios hijos, pero sí del de los perros con los que hacen terapia. Además, se acuerdan de qué día vienen los perros a hacer esa terapia.
También interactúan mucho con ellos. Les resulta más sencillo interactuar con los animales que con las personas. Es siempre muy curioso ver cómo, en algunos casos, no hacen ni caso a las personas que tratan de interactuar con ellos, pero sí lo hacen con los perros.
¿Se usan los mismos perros para las terapias que para los rescates?
Para las terapias se usan los más sociables, pero es verdad que hay casos en que son los mismos porque hay perros de rescate que reúnen esas características. En otras ocasiones, el mero hecho de dar un paseo con estas personas por su entorno y con el perro atado con una correa ya es algo viable.
¿Qué se busca con todo ello?
Que creen un vínculo y creen rutinas. Por ejemplo, si estás trabajando cuestiones de higiene, les das un cepillo y se encargan de cepillar al perro y eso les ayuda a recordar que tienen que peinarse. O le lavas la cara al perro para que se acuerden de hacer lo propio. Se crea una secuencia parecida al aseo personal de nuestro día a día con la que recordamos que, igual que se lo haces al perro, te lo tienes que hacer a ti.
¿Han podido seguir con este trabajo durante el último año y medio?
La covid nos ha obligado a pararlo todo. ¿A quién no le ha afectado? Nosotros hemos podido seguir con los entrenamientos, pero, por desgracia, estas terapias no se han podido llevar a cabo.
Los voluntarios que forman USAR13, ¿son todos profesionales del ámbito de las emergencias?
Hay de todo. Es verdad que la mayoría sí somos de ese sector, pero, al final, cualquier persona que tenga esta inquietud y a la que, sobre todo, le guste trabajar con perros, es bienvenida. Se trata de que quieras darle a ese animal una utilidad más allá de la de ser un animal de compañía.
Es cuestión de intentar hacer que uno mismo, y el perro, se sienta útil. Lo vemos como un hobby, igual que el que va a montar en bicicleta los fines de semana.
«Cualquier raza puede valer, pero hay perros que te dan un ocho o un nueve y otros que no pasan del cinco»
¿Cualquiera que tenga un perro, da igual de qué raza estemos hablando, puede unirse a USAR13?
Cualquiera puede venir y probar. Otra cosa es que el perro sea válido o no. Cualquier raza puede valer, pero hay una cosa muy clara: hay perros que te dan un ocho o un nueve y otros que no pasan del cinco.
Aquí se trata de un conjunto de guía y perro, pero hasta que lo evalúas, no lo puedes saber. Es verdad que hay razas que van mejor, pero dentro de ellas también hay perros que no van a dar ese cinco.
Antes hablaba usted del parón que les ha provocado la covid. Sin embargo, han sido ustedes muy activos con otras actividades solidarias.
Hemos estado ayudando a recoger alimentos para el Voluntariado Social de l’Alfàs del Pi o el Banco de Comida de La Nucía. Además, aprovecho para recordar que no es algo que sólo hayamos hecho durante la pandemia. Nosotros, a cada equipo que viene a hacer uso del campo de entrenamiento, le pedimos que traiga un kilo de alimentos por persona, que donamos a esas mismas asociaciones.
Así mismo, fuera de pandemia, solemos organizar anualmente el Canicross Faro de l’Albir, cuya tasa de inscripción es aportar tres kilos de alimentos.
Ahora que parece que queda menos para recuperar la normalidad, ¿cuáles son sus planes de futuro?
Nosotros vamos a seguir con los entrenamientos semanales. Actualmente, lo estamos centrando todo en el ámbito de la búsqueda. Ahora mismo estamos trabajando en escombros, grandes áreas y, además, hemos comenzado con algún perro en el ámbito del ‘marcar y rastro’, que es otra metodología.
Eso es lo que podemos hacer ahora mismo porque tampoco sabemos cómo va a evolucionar la pandemia.