La literatura de superhéroes presenta, por lo general, una paradoja sobre la que se construye la mayoría de los grandes personajes del género. Da igual si hablamos de Superman, Batman, Spiderman… todos ellos tienen dos caras. La del, por lo general, tímido y asocial ‘ciudadano de a pie’ y la del valiente y sin complejos justiciero con traje estrafalario.
En realidad, es sencillo. Se trata de huir de la realidad construyendo un personaje con el que ocultar a los demás la verdadera esencia de la persona. Lo difícil, lo verdaderamente heroico, es enfrentarse a esa dicotomía, aceptarla y encontrar la manera de convivir con ella sin que domine nuestras vidas.
De eso sabe mucho Paco, miembro de Alcohólicos Anónimos en Altea. Durante un tiempo jugó a esa doble vida. La del Paco real y la del que debía ver el resto del mundo. Una doble imagen que sólo existía en su cabeza, porque los demás se daban mucha cuenta. Paco, como el resto de sus compañeros, tomó entonces una decisión difícil: mirarse al espejo de la verdad. Casi 8.000 días después de decidir no tomar la primera copa, cuenta su historia.
Aunque con el nombre de la asociación queda todo dicho, ¿cuál es el principal objetivo que persigue Alcohólicos Anónimos?
Nuestro objetivo principal es llevar nuestro mensaje al alcohólico que está sufriendo. Para conseguirlo, nos reunimos dos veces por semana, los lunes y viernes. Como todos tenemos el mismo problema, en esas reuniones le damos una solución compartiendo nuestras experiencias.
«Soy consciente de que, pasados 21 años, si dejo de ir a las reuniones puedo caer otra vez»
¿Qué ayuda supone compartir sus momentos personales?
Siempre te puedes identificar en las situaciones que están viviendo otros compañeros. Eso sirve para identificarte con ellos y para que el engranaje empiece a rodar, porque la gente se siente, de una forma u otra, identificada. Podemos ver que otras personas tienen el mismo problema que tú tenías cuando llegaste a Alcohólicos Anónimos.
Nos marcamos periodos de 24 horas en los que tratamos de no beber. En mi caso particular, llevo encadenando periodos de 24 horas desde hace 21 años. Es un proceso que nos tomamos día a día.
Pasado tanto tiempo, ¿sigue necesitando esas reuniones?
Es la única manera de poder hacerlo. Soy consciente de que, pasados 21 años, si dejo de ir a las reuniones puedo caer otra vez. No estoy exento de nada. Lógicamente, tengo una preparación porque la literatura de Alcohólicos Anónimos me enseña a conocerme a mí mismo, cómo afrontar un problema…
«En España tenemos unos 400 grupos formados por unas 10.000 personas que se están recuperando»
Una metodología que ha demostrado su utilidad desde hace muchos años.
Así es. El pasado 10 de junio se celebró el 86 aniversario de Alcohólicos Anónimos a nivel mundial. Hoy en día, existen asociaciones en los lugares más extraños que te puedas imaginar. En España tenemos unos 400 grupos formados por unas 10.000 personas que se están recuperando.
«La OMS reconoce el alcoholismo como una enfermedad. Antes, se nos veía como unos viciosos y otra serie de cosas, pero eso ya ha cambiado»
Usted se ha referido al alcoholismo como un problema. ¿Es una enfermedad?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el alcoholismo como una enfermedad. Antes, se nos veía como unos viciosos y otra serie de cosas, pero eso ya ha cambiado. Además, está catalogado como una de las enfermedades más graves que se puede padecer, ya que tienen en cuenta que, cuando eres adicto a las drogas, tienes que buscarlas; pero la bebida la encuentras en cualquier sitio y momento.
¿Considera que la sociedad ha generado una mayor empatía hacia ustedes desde que el alcoholismo se ha reconocido como una enfermedad?
Puede ser así. Nosotros, en la ‘vida real’, no tenemos ningún problema. Yo sigo adelante con mi trabajo como haces tú. Nadie, más allá de la familia o tu círculo más cercano, sabe que hemos tenido un problema con el alcohol. Nosotros respetamos ese anonimato de los compañeros. Cada uno podemos abrirnos con quien queramos, pero siempre respetando el anonimato del resto de los compañeros.
¿Cuándo se da uno cuenta de que la típica bebida social que muchos consumimos se ha convertido en un problema?
Principalmente debes saber que llega un momento en que te haces compulsivo. Empiezas con una cerveza y, cuando te quieres dar cuenta, te has bebido cientos. Además, vas teniendo problemas con la familia, que las cosas no funcionan bien en casa, que vas a perder el trabajo de una forma u otra. Llega un momento en el que te das cuenta de que algo está pasando.
El mayor problema es que siempre le echamos la culpa a los demás. La excusa de siempre es que el problema no lo tienes tú, lo tiene mi mujer, lo tienen mis hijos… y que yo soy el bueno de la película. El alcohol te convierte en una persona muy egoísta y, pese a estar haciéndote daño, sigues en tus trece. Es un egoísmo que lo único que hace es llevarte a la tumba.
¿Le puedo pedir que explique su propia experiencia?
Yo estaba muy desesperado. Era la persona que te he definido antes: me iba a tomar una cervecita, luego venía el vino, el whisky… y al final terminaba hecho una porquería. Llegaba a mi casa y, como te puedes imaginar, todo eran malas caras de mi mujer y mi familia.
En ese momento, la gente no sabía que yo tenía una enfermedad. De hecho, yo tampoco lo sabía. Si lo hubiera sabido antes, quizás lo podría haber remediado.
¿Qué pensaba entonces que le pasaba?
Que me había tocado vivir esta vida. Alguien de Alcohólicos Anónimos me dijo que pensaba que yo tenía un problema con la bebida y me propuso venir a una reunión. Por fortuna hice caso y en esas reuniones me di cuenta que la gente contaba experiencias como las que yo había vivido.
Sin querer entrar en cuestiones morbosas, ¿qué tipo de experiencias eran esas?
Pues, por ejemplo, comprobar que muchos hacíamos rutas geográficas para despistar. Sabíamos que si en un determinado bar ya nos tenían conocidos, nos íbamos a otro sitio. De esa forma, pasábamos de la tarde a la noche y buscábamos sitios donde no era correcto estar.
Entonces llega un momento en el que mi mujer me dijo que tenía que hacer las cosas como las tenía que hacer o que sería mejor que me fuera de casa. No es que te echen, pero te invitan a que te vayas.
¿Lo entiende?
Claro. Están hartos de ti. Has prometido muchas veces que lo vas a dejar, pero no lo haces. Te conviertes en un mentiroso compulsivo. ‘No te preocupes, que ahora subo’, pero pasaban las horas y allí no subía nadie.
Además, dejas de coger el teléfono porque te da reparo y tu entorno se preocupa porque no saben si te ha podido pasar algo.
Ese es el momento en el que acude a Alcohólicos Anónimos. ¿Qué ha conseguido desde entonces?
No tomar esa primera copa. A base de reuniones, explicaciones, comentarios con los compañeros… va saliendo toda la porquería que llevas dentro y hoy es el día en el que estoy muy a gusto. Yo nunca he sido un gran estudiante y, sin embargo, trabajo como inspector en una gran compañía. ¡Imagínate! Todo porque uno tiene la cabeza muy bien amueblada y sabes lo que tienes que hacer y vas con la verdad por delante.
Así, como te decía antes, cuando llega una nueva persona al grupo, se identifica y se convierte en un eslabón más de la cadena.
El alcohol está presente en casi todos los eventos sociales y familiares. ¿Es ese uno de los mayores problemas a los que se enfrentan?
En principio sí podría ser así, pero ya sabes que nosotros no estamos en contra del alcohol. Lo que hacemos es evitarlo. Dicho esto, es verdad que las celebraciones sociales, como una boda, pueden ser un problema para aquel que acaba de llegar. Lógicamente, lo que hacemos es animarle a que no lo haga. Es algo sobre lo que ponemos especial atención en fechas especiales como puede ser la Navidad.
Sé que cada caso es un mundo pero, por lo general, ¿con la autoayuda de Alcohólicos Anónimos es suficiente para poder dejar la bebida o es un complemento a otras terapias?
En mi caso no me ha hecho falta nada más pero, como has dicho, cada persona presenta un caso particular. Si alguien necesita ir a una clínica, fenomenal y, en ese caso, las reuniones pueden ser un complemento en su proceso.
De hecho, sé de muchos compañeros que han salido, como en mi caso, gracias a Alcohólicos Anónimos; pero también hay compañeros que han acudido a buscar ayuda profesional en sus médicos, en psicólogos, en psiquiatras o en la UCA.
«Cada vez viene gente más jovencita, pero son jóvenes y todavía no se han dado los batacazos que se tienen que dar»
Las estadísticas de consumo en España evidencian que la primera copa llega cada vez a edad más temprana. Esa realidad, ¿se refleja también en la edad media de entrada en Alcohólicos Anónimos?
En los últimos años hemos visto que la edad va bajando. Cada vez viene gente más jovencita, pero son jóvenes y todavía no se han dado los batacazos y tropiezos que se tienen que dar. Eso hace que busquen en Alcohólicos Anónimos la excusa para poder decir ‘yo eso, no lo he hecho’ o ‘eso a mí no me va a pasar’. Muchos se dan media vuelta y se van.
«He visto pasar a gente que no ha venido a Alcohólicos Anónimos, ha seguido con su vida y su historia, y que han muerto»
La parte positiva es que esa persona, una vez que ha entrado en contacto con Alcohólicos Anónimos, tarde o temprano, si se mantienen vivos, volverán.
Es la segunda vez que hace referencia al alcoholismo como una enfermedad mortal. ¿Ha visto morir a mucha gente?
Si partimos de la base de que el alcohol es un toxico, pues la resaca es la respuesta del organismo a la excesiva ingesta. Cuando una persona llama al 679212535, que es el teléfono de la provincia de Alicante de Alcohólicos Anónimos, es porque en su vida se ha producido un hecho traumático y en ese momento busca ayuda.
Se le pone en contacto con otros miembros del grupo más próximo a su domicilio, se le invita a asistir a una reunión y compartir sus propias experiencias con esas personas. Si esa persona se siente identificada con ellos y acepta que, si ellos son alcohólicos, es posible que ella también lo sea, tiene muchas posibilidades de quedarse, evitar la primera copa y aprender a vivir sin beber.
No he visto a nadie que, habiendo tenido problemas con el alcohol y habiendo seguido bebiendo, haya mejorado su vida. Al revés, cada vez es peor y sí, puedo dar fe de que más de diez personas que han venido al grupo y han seguido bebiendo han fallecido.
«Un alcohólico no se cura. Una vez que eres alcohólico, lo eres para siempre»
Le voy a pedir un sí o no y una pequeña argumentación de su respuesta. ¿Un alcohólico se cura?
No. Una vez que eres alcohólico, lo eres para siempre. Yo llevo 21 años, pero no estoy curado. Si ahora mismo me tomo una copa, mi mecanismo volvería a ponerse en marcha y lo cogería en el mismo sitio donde lo dejé.
Si me permite el término tan de moda ahora, tiene usted la enfermedad pero es asintomático.
(Ríe) Así es. Es una enfermedad que está parada.