Entrevista > Héctor GT / Autor de ‘Vengadores apolíticos’ (Alicante, 27-junio-1983)
Después de publicar su primer libro, ‘Savage’, sobre un superhéroe con poderes animales, Héctor Giménez Tamayo (más conocido como ‘Héctor GT’) sigue abonado a la novela de aventuras pero esta vez con un matiz considerable de crítica política.
Los protagonistas de ‘Vengadores apolíticos’ son seis ciudadanos cualesquiera, indignados con los políticos, que un día deciden darles un escarmiento. Su disparatado plan tendrá consecuencias que ni ellos son capaces de imaginar.
Un libro cargado de humor desde su mismo prólogo (firmado por quien escribe estas líneas) hasta el final. Cuesta dieciséis euros y está disponible tanto en Amazon como en diversas librerías bajo demanda.
«La idea de que seis mindunguis puedan derribar todo el tinglado político, por desgracia, es utópica»
¿De dónde nace la idea de ‘Vengadores apolíticos’?
La verdad es que salió casi de la nada, quizás de mi indignación con la clase política actual. Simplemente un día se me ocurrió dar el protagonismo a seis personas de la calle para cambiar el sistema.
Un ideal que realmente me parece utópico; por desgracia yo creo que en el mundo real es imposible que unos pobres mindunguis puedan derrumbar todo el tinglado que tienen montado los políticos. Pero bueno, como es ficción, pues todo vale (risas).
Este libro lo escribiste antes de la pandemia. ¿Crees que el desencanto ciudadano con nuestros dirigentes se ha incrementado incluso más desde entonces?
Sí y no, porque la sociedad tiene memoria a corto plazo. En realidad, cuando hablas con la gente percibes que, por regla general las personas de izquierdas piensan que el Gobierno lo ha hecho genial y los de derechas creen que estamos al borde del fin del mundo.
Yo, por mi parte, vengo quemado con todos desde tiempo atrás; en concreto, cuando se tuvieron que repetir las últimas elecciones porque nadie se ponía de acuerdo. A los protagonistas de este libro les ocurre que no tienen una ideología concreta, sino más bien son indignados del sistema político. El propio título lo dice, son apolíticos.
¿Sería posible cambiar el sistema político?
Esto es algo que cuesta ver en España. Las personas debemos darnos cuenta de que solo sobrepasando las barreras de las ideologías, o de las afinidades incondicionales a los partidos, podremos cambiar el sistema.
Porque, si no, básicamente estamos contribuyendo a que continúe el ciclo; es decir, a que cada cuatro u ocho años se intercambien el poder y pasen a gobernar los otros, y al final es siempre la misma historia. La consecuencia es que tenemos dirigentes que solo miran para el interés de su propio partido en vez de para el pueblo.
Estamos hablando de cosas muy serias, cuando en realidad es un libro con mucho humor…
Sí. Lo he intentado enfocar así porque quería hacer algo desenfadado, y más ahora que hay tanto ofendido (risas). Además, realmente no es un libro sobre política, ni un ensayo sobre leyes o sistemas, ni se tocan temas pesados como en un soporífero debate del Congreso. Esto es la historia de un grupo de seis amigos.
«Si los políticos fueran a los bares de obreros escucharían soluciones mucho más prácticas a nuestros problemas»
La peculiar cruzada de estos seis amigos empieza con una conversación en su taberna habitual. ¿Tal vez en los bares se producen a veces debates más acordes a la vida real que en el propio Congreso?
Totalmente. En los bares se junta la gente del pueblo, el obrero puro. Por supuesto, aquí se pueden escuchar muchas barbaridades (risas), pero quizás también muchas más soluciones prácticas que en el Parlamento. Cosas que al escucharlas nos parecen a todos muy lógicas, pero que al llegar a la política se atascan entre la burocracia y los intereses personales de algunos.
A lo mejor los dirigentes deberían ir menos a la cafetería del Congreso, donde he escuchado que los cubatas están a dos euros, y pasarse más por los bares de los barrios y los pueblos. Vamos, a los sitios donde te cuestan ocho pavos (risas). Aprenderían mucho más de lo que creen.
«Me gusta contar las historias a través de dos líneas temporales distintas para hacerlas más amenas»
El libro está narrado en dos líneas temporales, pues uno de los protagonistas va contando la historia en una entrevista del futuro. ¿Por qué lo planteaste así?
He estado apuntado en cursos de escritura creativa donde aprendí que las historias contadas del tirón se hacen más aburridas. De hecho, en un primer borrador la historia iba a seguir un orden cronológico normal, pero al final decidí meter la entrevista para cortar esta única línea temporal con reflexiones o chascarrillos del protagonista y la entrevistadora.
Los medios tienen un cierto papel en tu novela…
También quería hacer un guiño a la prensa en esta historia. Creo que los periodistas jugáis un papel fundamental si queremos cambiar las cosas, y sin embargo veo a muchos medios incapaces de criticar a determinados políticos porque están monopolizados por un partido u otro.
Por eso quise pedirte a ti que escribieras el prólogo. Tú siempre has sido un periodista muy crítico que no te mojas con nadie, y además tienes ese toque sarcástico que le va muy bien al libro.