Entrevista > Hans Some / Escultor (Múnich, Alemania, 26-abril-1968)
El alemán Hans Some, afincado en Mutxamel y con su estudio en Bacarot, ha sido el artista galardonado en la primera muestra de escultura en la pared que se ha llevado a cabo en Altea. Se presentaron un total de 34 figuras participantes y todas ellas estarán expuestas hasta el mes de octubre por diferentes puntos de la localidad.
Descubrir las inagotables posibilidades del diseño y la expresión del metal, a partir de técnicas como la fundición y la forja, es una de las imborrables huellas que encontramos en las obras de Hans.
Tu obra ganadora del certamen ‘El regreso de las gárgolas’ gira en torno al sistema nervioso, al que has añadido elementos clásicos. ¿Cuál ha sido el enfoque?
Tenía que adaptarme, en cierto modo, a los requisitos del concurso. Medidas, forma de colocación, montaje, materiales perdurables… Decidí empezar con una cabeza de dragón, típica para gárgolas, y fragmentarla y abstraerla hasta desarrollar en su parte inferior un entramado orgánico o sináptico.
Me fascinan los sistemas nerviosos, neuronales, los tejidos orgánicos, la disposición autónoma de recepción y transmisión de información, su facilidad de adaptación y conexión. Tanto física como metafóricamente. Entre mis referencias se hallan Guattari y Delueze, y su rizoma para redefinir la organización del conocimiento, que no ha perdido actualidad y me reta a investigar y trabajar sobre ello.
«Lugares bellos, como Altea, crean pensamientos e ideas bellas»
¿Cómo recibiste la consecución del premio? ¿Qué es lo que más ilusión te ha hecho?
Ha sido una gran sorpresa. Hay pocas convocatorias de escultura en España, y en muchas ocasiones con condiciones muy poco favorables y respetuosas para la creación y el autor, lamentablemente. Entonces un galardón así se agradece mucho, y más para mí siendo foráneo.
Después de este tiempo pandémico extraño, con la cancelación de planes y exposiciones programadas, volver a una ‘normalidad’ productiva y orientarse de nuevo no es fácil. Ayuda mucho recibir un reconocimiento, por la labor del día a día, entre proyectos e ideas no realizadas o que no salen al público. Detrás de una obra terminada hay un pequeño mundo.
Se trata de una iniciativa que se exhibe en las calles de Altea. ¿Qué opiniones y retorno te están llegando de quienes observan tu escultura?
Tiene una recepción muy positiva. Es un formato nuevo, escultura en la pared, que se puede visitar y disfrutar al aire libre, fácilmente, sin grandes preparativos o conocimientos.
Hay una guía, un tríptico con mapa e índice de las obras y artistas. A través de un código QR, debajo de cada pieza, se puede acceder a la web, con más información, y dejarte llevar por los callejones pintorescos de Altea. Pienso que esta mezcla lo hace tan atractivo, se acerca a un público más amplio. Hay algo para cada gusto, un paseo con propuestas variadas, inesperadas, estimulantes.
«Debemos cultivar y cuidar la cultura, no explotarla»
¿Consideras que hay mucha actividad artística en Altea? ¿Qué iniciativas destacas?
Altea es, y siempre ha sido, un lugar reconocido por su ambiente artístico, atrayendo desde décadas a creadores y artesanos, con sus estudios, coleccionistas, algunas galerías, la facultad de Bellas Artes y, sobre todo, gente que quiere vivir en una zona con estas cualidades. Para mí tiene mucho que ver con su entorno. Lugares bellos, como Altea, crean pensamientos e ideas bellas.
El concurso de las ‘gárgolas’ ha sido idea de Enrique Lecuona, con su taller de creación. Se ha podido llevar a cabo gracias a un equipo de amigos y voluntarios, y al ayuntamiento de Altea. Ahora lo importante es revisar los logros e ir pensando ya en la próxima edición, y así motivar a otras iniciativas y proyectos.
Desde hace más de veinte años vives y trabajas como escultor independiente en Alicante, donde instalaste tu estudio en el año 2000. ¿Qué tal resultó el cambio de aires? ¿Qué balance haces?
Es un buen lugar para trabajar, hay muchísima luz y personas de diferentes lugares del mundo, que siempre aportan algo. En mi estudio tengo el espacio y la tranquilidad que necesito.
Pero me falta más diversidad cultural, más posibilidades, espontaneidad, frescura, intercambio, un tejido más irregular y abierto, menos jerárquico y dogmático. Se apuesta mucho por lo conocido, lo ‘modernito’, copiando con un desfase temporal.
En el pasado festival Noches Mágicas expusiste tu colección ‘Aves del Paraíso’ en Jardines de Abril. ¿Cómo fue la experiencia?
Es un lugar fantástico, con árboles grandes, una vegetación mínimamente ‘controlada’, donde se respira la naturaleza. Al haber nacido y pasado mi infancia en Múnich, echo de menos esta sensación. Las ‘Aves del Paraíso’ encajaban, con muy buena aceptación por parte del público.
La serie está dedicada a los jóvenes, que en estos tiempos difíciles, con restricciones y limitaciones, pierden parte de su juventud, tal vez en su fase más importante de desarrollo y socialización. No debemos proyectar nuestra propia inseguridad e ignorancia hacia ese colectivo que tendrá́ que cuidar de nosotros en un futuro próximo. Son las aves del paraíso.
«Hay que crear sin caer en el plagio»
Formaste parte de la exposición colectiva que tuvo lugar en la galería alicantina B.Art. ¿En qué consistió?
Era una exposición que unía artistas locales e internacionales. Había fotografía, ‘collage’, pintura y escultura. Yo participaba con varias esculturas, entre ellas el recién acabado ‘perro’ titulado ‘Dogs like us’, que además encontró en este encuentro un nuevo dueño.
El organizador, Jaume Marzal Canós, pintor con una larga trayectoria, tiene una habilidad de reunir a artistas de diferentes lugares, a veces con grandes obstáculos, con mucho esfuerzo y sin apoyos. Faltan más iniciativas así. Si no me equivoco, solo queda una galería en Alicante. Siendo la capital es algo triste, ¿no?
En la actualidad estás trabajando en una serie de esculturas, de las cuales ya has terminado ‘Dogs like us’. ¿En qué te inspiras? ¿Es Giacometti uno de tus referentes?
Si, en este caso me gustó trabajar sobre el contorno de ‘Le Chien’, de Alberto Giacometti, y retomar su idea de un perro callejero, interpretarlo en mi lenguaje y llevarlo a un contexto más contemporáneo. También me inspira su hermano Diego, menos conocido. La escultura aplicada a muebles, lámparas, etc. Es un campo donde también estoy trabajando por encargo.
Otros maestros que me atraen especialmente son Lynn Chadwick o la fantástica Deborah Butterfield y sus caballos. En la misma serie tengo terminada ya una ‘Toteninsel’, isla de los muertos, de Arnold Böcklin. No es tarea fácil, hay que crear sin caer en el plagio, sin el aburrimiento del ‘best of’, que para eso ya están los algoritmos.