Entrevista > Antonia María Noya / Trabajadora social de Apanah
La Asociación Provincial de Personas con Discapacidad Auditiva y sus Familias (Apanah) trabaja, desde hace veinticinco años, en la integración educativa, laboral y social de las personas sordas, poniendo gran parte del foco de su labor en la comunicación oral porque, como explica Antonia María Noya, trabajadora social de la organización, “ser sordo no significa ser mudo”.
Apanah está reconocida como una entidad de referencia, dentro de la provincia de Alicante, en la atención de las personas sordas y sus familias, capaz de dar respuesta a las demandas presentadas por ellas mismas, así como para los profesionales que trabajan diariamente con este colectivo.
¿Cómo se organiza el trabajo de Apanah con las personas con discapacidad auditiva?
Nuestro objetivo principal es la inclusión de estas personas a través del acceso a la comunicación oral. La sordera no lleva asociada la mudez y, por lo tanto, una vez que se han puesto en marcha los programas de detección precoz y se confirma que un niño puede tener una pérdida auditiva, es cuando entramos a trabajar.
«Hasta los 3 o 6 años es más posible desarrollar el lenguaje»
Su trabajo se centra en la comunicación oral. Por ello, supongo que empezar lo antes posible resulta fundamental.
Una vez que se determina si ese niño es candidato a un implante coclear o a un audífono, nos centramos en potenciar la comunicación oral. Hay un periodo crítico, hasta los 3 o 6 años, en los que existen más posibilidades de desarrollar el lenguaje. Por ello, trabajamos en esas edades de manera muy prioritaria.
¿Cómo le dan continuidad a su labor?
A partir de los 6 años seguimos trabajando con ellos. Por un lado, mantenemos el proceso de adquisición del lenguaje oral e incluimos ya el apoyo educativo. El objetivo final siempre es la inclusión, es decir, darles las herramientas para que sean personas autónomas.
Han puesto en marcha un proyecto, junto al colectivo Tejiendo Petrer, para reducir el ruido en las aulas. ¿Cuál es la principal problemática para las personas sordas en ambientes con exceso de sonido?
Si una persona sorda lleva un audífono o un implante coclear, amplifica el sonido. Por ello, sube el volumen de todo. Es cierto que la tecnología va mejorando y ya somos capaces de reducir el ruido de fondo y aumentar el del habla, pero, por lo general, cuanto más aumenta lo primero, hay menor inteligibilidad en las palabras. Tienen que oír y entender lo que se les dice y, en ocasiones, no pueden discriminar los ruidos.
«Un audífono o un implante amplifica el sonido y por ello todos los ruidos»
Más allá de reducir los ruidos de fondo, ¿cómo podemos ayudar a estas personas a entender mejor lo que se les está diciendo?
Siempre decimos que debemos tratar de hablarles a la cara para que puedan hacer un apoyo en la lectura labial. Además, pronunciar despacio, pero sin tratarles como si no entendiesen nuestro idioma.
También, cuando haya mucha gente, intentar ponernos en círculo para que puedan ver los labios de todos. Es importante avisar de quién va a hablar, no hacerlo dos a la vez, e informarles del momento en el que cambiamos de tema.
Volviendo a la cuestión educativa, ¿cómo afectan todos esos ruidos de fondo al día a día de los alumnos?
Si están en un grupo muy ruidoso y, encima, la información es muy densa, lo que hacen es apagar sus implantes y desconectar. Hay que pensar que tener dos focos de información es algo superdifícil para una persona sorda. Escuchar y tomar apuntes a la vez, es excesivamente complicado.
«Buscamos la inclusión: dar herramientas para que sean autónomos»
¿Hay alguna forma, más allá de tratar de hacer menos ruido, de solventar ese problema?
Se están usando emisoras de FM. El profesor lleva un micrófono y la información que está dando llega directamente al alumno y se elimina el ruido de fondo. Para que la gente lo entienda: es como si llevara cascos y estuviera escuchando una audioguía.
Esta tecnología, por culpa de las mascarillas que debemos usar ahora, es más importante que nunca. De hecho, hemos pedido estas emisoras para todo el alumnado que tenemos en la asociación.
Ha hablado mucho de tecnologías que, en términos relativos, llevan poco tiempo con nosotros. Supongo que habrán supuesto un antes y un después para las personas sordas.
Los implantes cocleares se llevan poniendo en la provincia desde hace cinco o diez años. Es uno de los mayores avances, y ha convertido a la sordera en la única discapacidad reversible, es decir, que te permiten oír de forma autónoma. Es algo que, en líneas generales, no existe con la discapacidad visual. Estas tecnologías permiten que personas sordas profundas tengan la capacidad de oír.
Eso sí, hay que tener en cuenta que el implante no funciona como un oído, y que el proceso de adquisición del lenguaje no es de forma natural. Aunque se les ponga con ocho meses, van a necesitar rehabilitación. Siempre pongo el mismo ejemplo: esa herramienta te permite oír, pero no entender. Yo oigo japonés, pero no lo comprendo. Esa sería la explicación.