La institución encargada de la denominación de los huracanes es la Organización Meteorológica Mundial, con sede en Ginebra, que sigue un procedimiento estricto. La lista del Atlántico cuenta con una relación anual de 21 nombres masculinos y femeninos que van alternándose. Cada año la lista cambia, y cada 6 años se completa un ciclo. En la cuenca del Pacífico, el procedimiento es idéntico, aunque la lista cuenta con 24 nombres.
Cada vez que hay una nueva tormenta, las autoridades meteorológicas solo tienen que seguir el orden de la lista hasta completar de nuevo un ciclo. Siguiendo este orden, el cuarto ciclón del año correspondería a Dorian (masculino), seguido de Chantal (femenino) y precedido de Erin (femenino). Solo hay una excepción: en el caso de que una tormenta haya causado un impacto inusitado en cuanto a vidas humanas se refiere, cualquier país podrá solicitar a la Organización Metereológica Mundial que lo retire de la lista. Así pasó por ejemplo, con el huracán Hugo, un devastador ciclón de categoría 1 que causó decenas de muertos y millones de dólares en daños materiales, o el Katrina, la fatídica tormenta de categoría 5 que devastó la costa Este de Estados Unidos en 2005.
En 1953 Estados Unidos empezó a denominar a los huracanes con nombres de mujer, una práctica que tuvo su fin en 1978, cuando se incorporaron nombres masculinos en las listas del Pacífico Norte oriental, En 1979, la Organización Metereológica Mundial y el Servicio Metereológico de Estados Unidos decidieron alternar nombres masculinos y femeninos, una práctica que todavía se sigue realizando.