Lo del veranillo de San Miguel (29 de septiembre) se ha quedado, merced al cambio climático, en una de esas expresiones viejunas que, como la cosa siga igual, dejará de tener todo sentido dentro de no mucho tiempo. Entrado ya el mes de octubre y con la cosecha del membrillo, fruto que da nombre a su propio veranillo, casi completada, el sol sigue apretando en la costa mediterránea y, más que pensar en el cambio de armario o en viajes a la nieve, los residentes en la Costa Blanca pueden disfrutar ahora de algunas de sus calas secretas sin la presión turística del estío.
Si eres de los que quiere amortizar un poco más el bañador antes de cambiarlo por las prendas de abrigo, estas son algunas de las mejores calas de las que disfrutar este puente del Pilar.
Les Rotes (Dénia)
Al sur de la ciudad de Dénia se despliega Les Rotes, un cordón rocoso atravesado por un paseo marítimo que se asoma a algunas de las calas más bellas de la provincia de Alicante. La Marineta Cassiana, única cala de arena del recorrido, supone el mejor punto de partida hasta El Trampolí, La Punta Negra, Les Arenetes y La Cala (una de las más espectaculares).
Pequeñas ensenadas de piedrecitas que marcan el camino azul hasta el Cabo de San Antonio a través de una ruta de 5 km ideal de recorrer durante el atardecer.
Cala de la Granadella (Xàbia)
Considerada por muchos como la mejor cala de la provincia de Alicante, La Granadella es un oasis tapizado de pinos y aguas cristalinas ubicado al sur del Cap de la Nao, uno de los enclaves naturales más bellos de la Costa Blanca.
Además de aparcamiento y varios restaurantes, esta cala también ofrece el encanto panorámico de su mirador y actividades como la ruta de senderismo hasta el Castell de la Granadella.
Cala del Moraig (El Poble Nou de Benitatxell)
Situada entre Moraira y Xàbia, la cala del Moraig es uno de los lugares más bellos de Alicante, rodeada de escarpados acantilados como el Morro Falqui y la falla de Moraig.
Formada de grava y aguas color turquesa, esta cala es también ideal para perderse por sus fondos de posidonia durante una sesión de snorkel, o bien sucumbir a la práctica nudista en su área izquierda. Como guinda, nada mejor que perderse en la famosa Cova dels Arcs, emblema geológico que invita a realizar una ruta deliciosa.
L’Andragó (Moraira)
La mítica escalera de piscina insertada en un extremo delata el encanto de la cala L’Andragó, uno de los rincones más icónicos de La Marina Alta.
Un oasis que podemos alcanzar tanto a través del Paseo Ecológico que conecta con Calp y Benissa, como desde el propio pueblecito de Moraira. Aguas de un azul turquesa idílico que invita a realizar la mejor práctica de snorkel antes de relajarse en uno de sus cafés para contemplar el atardecer.
Cala Advocat (Benissa)
Al amparo de los acantilados de la conocida Punta Fosca, se extiende un pequeño paraíso que confirma el encanto de la deliciosa Benissa. De arena y grava, motivo por el que recomendamos utilizar cangrejeras para acceder, Cala Advocat cuenta con una escalera de acceso y aguas transparentes que revelan porciones de posidonia mediterránea.
El perfecto refugio donde recalibrar los sentidos, especialmente si realizas el Paseo Ecológico que conecta Calp con Benissa.
Cala del Racó del Corb (Calp)
Las calas más espectaculares aparecen en los lugares más insospechados, y el mejor ejemplo es la Cala del Racó del Corb, ubicada entre Calp y Altea.
Con 200 metros de largo, esta cala de difícil acceso promete la mejor recompensa: aguas color turquesa devorando una estrecha franja protegida como parte del Parque Natural de la Serra Gelada. El acceso a esta cala debe hacerse preferiblemente por mar.
Cala del Tio Ximo (Benidorm)
Benidorm es mucho más que sus icónicas playas de Levante y Poniente. Basta con dejarse caer al final del famoso Rincón de Loix para sucumbir a uno de los grandes secretos de la ciudad de los rascacielos: la cala del Tio Ximo, también ubicada a los pies de la Serra Gelada y famosa por la práctica de snorkel en sus aguas de posidonia.
Racó del Conill (Villajoyosa)
Formada por cantos rodados y aguas transparentes, la cala del Racó del Conill es uno de esos lugares mágicos que requiere de una asistencia temprana, ya que las colas no tardan en llegar.
Considerada como una de las mejores calas nudistas de la Costa Blanca, en el Racó del Conill se pierde la percepción del tiempo y el espacio entre rocas puntiagudas y un telón de pinos en los que se cuela algún chiringuito.
Baños de la Reina (El Campello)
La Illeta del Banyets es un antiguo asentamiento datado de la Edad de Bronce y ubicado junto al puerto deportivo de El Campello.
Una lengua fascinante de restos arqueológicos que desvela en su extremo uno de sus grandes secretos: los Baños de la Reina, un conjunto de antiguas piscifactorías romanas reutilizadas, según la leyenda, por una antigua reina arabe como piscina privada.
Los ecos de la historia hoy envuelven este lugar mágico de acceso escarpado (las cangrejeras son casi obligatorias) cuya recompensa supone nadar entre las aguas cristalinas que revelan este laberinto litoral.
Calas del Cabo de la Huerta (Alicante)
«El Cabo», como bien se conoce a esta zona de la ciudad de Alicante, engloba diferentes calas a las que se asoman chalets envueltos de buganvilla, su icónico faro o una soledad latente en playas mágicas a pesar de la proximidad urbana.
De gran tradición nudista, las calas del Cabo de las Huertas se dividen en la Calita, la cala de La Palmera, la cala de los Judíos y cala Cantalar.
Calas de Tabarca
Situada a 22 kilómetros de la ciudad de Alicante y 8 km de Santa Pola, la isla de Tabarca es una joyita en mitad del Mediterráneo envuelta por los restos de su fortaleza y algunas de las mejores calas de la provincia.
Tras un paseo por el pintoresco pueblecito y una buena ración de caldero en uno de sus restaurantes, nada mejor que sucumbir al sueño azul en el extremo oriental de la isla, donde también podemos encontrar su icónico faro.
Calas de l’Aljub (Santa Pola)
Bordeando el mítico cabo de Santa Pola encontramos las cuatro calas de l’Aljub, un paraíso ideal para la práctica de snorkel entre sistemas coralinos datados de la mismísima era messiniense, únicos en Europa.
Su nombre hace referencia al Port del Cap de l’Aljub (El Puerto del Cabo del Pozo), un pozo que servía para abastecer a los barcos que partían de este lugar de la costa. Prepara los escarpines para sortear estas calitas rocosas y reserva tiempo para tomar una cerveza en uno de los chiringuitos aislados a los que se asoman viajeros y caravanas.
Cala Ferris (Torrevieja)
Algunas playas destacan por su singular belleza escénica, y una de ellas es Cala Ferris. Su telón de palmeras y dunas simulan la versión perfecta del oasis alicantino, invitando al visitante a perderse en sus aguas transparentes y bosques de posidonia.
Cala Ferris es una de las muchas calas que encierra la zona de Torrevieja, entre ellas la Cala del Moro o la Cala de la Higuera.
Cala Mosca (Orihuela)
Apartada del pueblo donde nació Miguel Hernández y franqueada por antiguos cultivos de la huerta, Cala Mosca es el único rincón de suelo no urbanizado de toda la costa de Orihuela.
Además, la zona cuenta con diversas especies de flora y fauna protegidas, entre ellas la posidonia oceánica que tiñe de sombras los transparentes fondos marinos de la ciudad con mayor número de banderas azules de la provincia de Alicante (y la segunda de España).