Carlos Baño / Presidente de Facpyme y Vicepresidente de la Cámara de Comercio de Alicante
Cualquier análisis sobre los últimos cinco años de historia de la provincia de Alicante viene indefectiblemente marcado por la pandemia provocada por la covid-19 y sus efectos sobre nuestra sociedad. Consecuencias que en el plano humano nos han dejado tocados por el dolor, por la tragedia de perder seres queridos y por la dureza de una situación que nos ha puesto a prueba como sociedad.
Señales que invitan a la esperanza
También en el plano económico, intrínsecamente ligado al desarrollo social, ha tenido efectos devastadores. Todos los sectores productivos se han visto golpeados, en mayor o menor medida, por una situación que ha alterado los hábitos de consumo y que ha generado incertidumbre. Y entre ellos, sin duda, el comercio, junto a la hostelería y el turismo, han sido los grandes damnificados. Tres sectores que, además, son punta de lanza de la economía de nuestra provincia.
En el último año y medio son muchos los comercios que se han visto obligados a cerrar. Como sector, formado principalmente por pequeñas y medianas empresas y autónomos, hemos sufrido mucho y la situación sigue siendo complicada.
Es cierto que el fin de las restricciones en el comercio, la hostelería o la recuperación del turismo, derivadas también del buen ritmo de vacunación, son señales que invitan a la esperanza.
«El desproporcionado incremento del precio de la luz ha llegado como un mazazo en un momento clave para la reactivación del sector»
Palos en la ‘rueda’
Sin embargo, hay algunos factores que son palos en la ‘rueda’ que sostiene un tejido socioeconómico que es garantía de vertebración de nuestro territorio. Y el principal es el desproporcionado incremento del precio de la luz que ha llegado como un mazazo en un momento clave para la reactivación del sector. Las franjas horarias más caras de la luz coinciden con los horarios de actividad comercial, y además la bajada del IVA aprobada por el Gobierno deja fuera a tres de cada cuatro negocios, lo que se convierte en una tormenta perfecta que amenaza la viabilidad de infinidad de comercios.
En los últimos meses, desde Facpyme hemos venido reclamando a las administraciones ayudas directas y rebajas en los impuestos que afectan a la actividad económica para dar un respiro a miles de pequeñas y medianas empresas, autónomos y establecimientos comerciales. En este sentido, hay que valorar el esfuerzo realizado por la Diputación de Alicante para reducir al mínimo el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), porque es fundamental en este momento generar las condiciones necesarias para un mayor dinamismo que incentive también la creación de empleo y consolide la recuperación económica.
«El comercio es el sector que más empleo genera con más de 138.000 trabajadores en la provincia de Alicante»
‘Alma, vida y corazón’
También, en materia de competitividad, estamos apostando por la digitalización plena del sector para que el comercio tradicional pueda afrontar con garantías el reto que plantea el comercio electrónico y los nuevos hábitos de consumo. Además de campañas para atraer y fidelizar al consumidor como el Bono Comercio.
Porque el comercio es mucho más que cifras y datos. Es el sector que más empleo genera en España -cerca de 3,25 millones de personas-, en la Comunidad Valenciana -casi 377.000 trabajadores- y en la provincia de Alicante -unas 138.000 personas-, sí, pero sobre todo es la espina dorsal para la cohesión del territorio y su progreso.
Detrás de un comercio, ya sea una gran cadena o un pequeño negocio, hay un proyecto personal, una apuesta que muchas veces implica poner todos los recursos de una familia al servicio de una idea. Pero hay también un bien social. Es imposible entender un pequeño pueblo o una gran ciudad sin esos comercios de proximidad que dan vida, que generan actividad económica y que permiten fijar población. Son ‘alma, vida y corazón’ de nuestros barrios, pueblos y ciudades.
«Es imposible entender un pequeño pueblo o una gran ciudad sin esos comercios de proximidad»
Alicante Gastronómica
La provincia de Alicante cuenta con un tejido social y empresarial maduro, cohesionado, dinámico, asentado y comprometido con el territorio, e innovador. Tenemos múltiples ejemplos, pero quiero citar dos que conozco bien y que son una demostración palpable de lo que se puede conseguir cuando todos remamos en la misma dirección. Alicante Gastronómica y Alicante Gastronómica Solidaria.
La feria ha sido un éxito y el revulsivo que necesitaba un sector especialmente castigado por las consecuencias de la covid-19 y que además es uno de los puntales económicos de nuestra provincia. En Alicante Gastronómica Solidaria, la colaboración público-privada de 650 empresas, 1.200 voluntarios, decenas de nuestros mejores cocineros, junto a la Diputación, Generalitat, ayuntamientos, la Cámara de Comercio y entidades como Cruz Roja, sin importar colores ni familias, ha permitido dar de comer durante los momentos más duros de la pandemia a miles de personas cada día, labor humanitaria que se mantiene a día de hoy. Además, a través de los cursos PICE de la Cámara de Comercio se ofrece formación a jóvenes con alta vulnerabilidad social para mejorar sus oportunidades de acceso al mercado laboral.
Dos iniciativas que prueban como el vínculo entre el tejido empresarial, económico y social de la provincia debe servir de catalizador de la recuperación mediante iniciativas que permitan desarrollar todo el potencial de la economía alicantina tras la pandemia, atendiendo también al apartado social. Esa unidad nos dará músculo para salir reforzados de esta crisis, y nos dará presencia para ser decisivos en el diseño de las políticas que los poderes públicos deben implementar para que seamos capaces de construir el presente y ganar el futuro.