El nuevo estudio, publicado en la revista Icarus, pone sobre la mesa el llamativo caso de 2019 OK, un asteroide de unos 100 metros de diámetro (del tamaño de un campo de fútbol) que pasó a apenas 70.000 kilómetros de la Tierra sin que ninguno de los telescopios lo detectara hasta 24 horas antes de su acercamiento más cercano a nuestro planeta.
¿Cómo fue posible no detectar un asteroide tan grande?
La NASA y otras agencias e instituciones espaciales alrededor del mundo han creado una vasta red de telescopios y otros sistemas de monitoreo para detectar asteroides alrededor del espacio, específicamente aquellos que se aproximan al planeta, los cuales son conocidos como Near-Earth Objects (NEOs). La mayoría de estos NEO son asteroides, y los que se acercan mucho y tienen un diámetro de al menos 140 metros, a menudo pueden declararse potencialmente peligrosos.
Un equipo de científicos liderados por la Universidad de Hawái en Manoa han descubierto que algunos asteroides pueden «acercarse sigilosamente» a la Tierra gracias a una peculiaridad de la rotación de la Tierra que hace que parezcan que no se están moviendo y, por tanto, los hace difíciles de detectar por los telescopios. Como si estuvieran en órbita estacionaria y, evidenciando, un punto ciego en algunos sistemas de alerta temprana.
Una brecha en la detección
Los asteroides en este punto ciego aparecerán estacionarios en el cielo incluso cuando se acerquen a la Tierra, lo que hace que sea más difícil tanto para la NASA como para otras agencias espaciales rastrear, el movimiento de esos objetos.
Es un problema que se puso de manifiesto con el caso de 2019 OK.
La roca espacial fue el primer objeto de este tamaño en acercarse tanto a nuestro planeta desde 1908, pero solo fue detectada 24 horas antes de su acercamiento más cercano. El motivo fue que su movimiento -de baja velocidad- a través del cielo nocturno fue contrarrestado por el giro de la Tierra, por lo que parecía una roca estacionaria y, por tanto, no se activó el software de detección de asteroides potencialmente peligrosos.
Según sus cálculos, este hallazgo representa que la mitad de estos asteroides podrían estar siendo difíciles de detectar, y los telescopios informatizados necesitan una actualización urgente para tener en cuenta este efecto. Es necesario que sean capaces de identificar estos objetos de movimiento lento para que podamos estar mejor preparados.
Contramedidas
El peligro de un asteroide con una trayectoria de colisión con la Tierra está bien documento en las películas de ciencia ficción, pero podría convertirse en una amenaza real en el futuro. Aunque la NASA estima que nuestro planeta está libre de impactos de asteroides para el próximo siglo, existen una serie de iniciativas para poder hacer frente a esta posible amenaza. Sin ir más lejos, la misión DART de la NASA es la primera misión de prueba de defensa planetaria del mundo, que llevará a cabo el 26 de septiembre de 2022 un impacto cinético en el asteroide Dimorphos para cambiar ligeramente su órbita en el espacio. Este sistema anti-asteroides pretende ser un arma eficaz para detener futuros impactos.