Entrevista > Ana Ferrando / Veterinaria (Benidorm, 28-noviembre-1988)
La Concejalía de Bienestar Animal de Altea anunció, a mediados del pasado mes de febrero, la contratación de una técnica veterinaria para realizar gestiones relacionadas con la sanidad municipal y, sobre todo, con el bienestar y la protección animal.
En el momento de la presentación del proyecto, el edil del área, José Luis León Gascón, afirmó que “tener una técnica veterinaria en el Ayuntamiento hará que nos profesionalicemos en las gestiones relacionadas con el bienestar, la protección y el respeto, además de gestionar las campañas dirigidas a nuestros animales”.
Procedimientos administrativos
La persona que se hará cargo de la iniciativa es Ana Ferrando, licenciada en Veterinaria, etóloga y educadora canina. Ella se encargará de los procedimientos administrativos relacionados con la protección animal, la gestión de certificados de abandono, actuación en colonias felinas, registro de animales abandonados o asesoramiento a los ciudadanos.
La propia Ferrando explica a AQUÍ en Altea cuáles son las principales prioridades de este novedoso servicio y, sobre todo, los principales retos que, de forma conjunta, deben afrontar la Administración local, las asociaciones animalistas y, por supuesto, el resto de la sociedad alteana para seguir dando pasos en el ámbito de los animales.
El que se acaba de poner en marcha en Altea, ¿es un proyecto muy novedoso o se trata de una réplica de experiencias llevadas a cabo en otros lugares?
Existen algunos proyectos similares, mucho más grandes, en las capitales y grandes ciudades. Lugares donde, creo, hay una mayor sensibilidad porque la convivencia del animal en la familia está más presente que en zonas más rurales, donde sigue estando en el campo y más apartado del núcleo de la familia.
«En las ciudades hay una mayor sensibilidad porque la convivencia del animal en la familia está más presente que en zonas más rurales»
Es decir, que gran parte de la responsabilidad de la puesta en marcha de estas iniciativas recae en la demanda que pueda existir por parte de la propia sociedad.
Así es. En las ciudades, ante esa mayor sensibilidad por parte de la ciudadanía, los ayuntamientos se están poniendo las pilas cada vez más.
¿Cómo es esa situación en el caso concreto de Altea?
En la zona, es uno de los municipios en los que, desde mi punto de vista, más se está apostando por la protección y el bienestar de los animales. Es cierto, además, que hay muchas asociaciones animalistas en el pueblo y, por lo tanto, existe una mayor presión para conseguir ese cambio.
Además, tenemos la suerte de contar con José Luis, que está muy sensibilizado con esta cuestión y está haciendo mucha fuerza por llevar este proyecto adelante.
¿Cuáles serían los principales puntos por los que debería iniciarse el proyecto? No le pido los más importantes, sino los más urgentes a abordar.
Es complicado. Creo que el punto por el que mejor se puede entrar a la gente es por los animales que conviven con nosotros en el día a día que, sobre todo, van a ser los perros y los gatos.
El vínculo que desarrolla el humano con el animal hace que se dé cuenta de que tiene sus emociones, sus preocupaciones, que se siente mal en algunas ocasiones, que necesita de tu apoyo… En resumen, la gente se va dando cuenta de que somos muy parecidos.
Por lo tanto, la gente va empatizando más con los animales y, aunque cada uno lo vivamos de forma individual con nuestra mascota, es algo que se va extrapolando al resto de la sociedad y de los animales.
De alguna manera, se trata de adoptar un punto de vista más humanizado hacia los animales.
De alguna manera, somos iguales. Nosotros también somos animales. Somos especies distintas, cada una con sus necesidades y su forma de vivir; pero no dejamos de ser muy parecidos y, aunque nuestro coeficiente intelectual es mucho más elevado y, por lo tanto, somos psicológicamente distintos, en general empatizamos con ellos y es donde empezamos a ver que también sufren, sienten y tienen muchos derechos a tener la mejor vida posible.
«Altea es uno de los municipios en los que más se está apostando por la protección y el bienestar de los animales»
Ha usado la palabra ‘derechos’. ¿Dónde cree que está el límite, si es que lo hay, entre el respeto a los derechos de los animales y el de aquellos que no quieren o pueden compartir espacio con ellos? Le pongo un ejemplo: ¿debe una persona alérgica verse obligada a compartir espacio en un restaurante con el perro de otro comensal?
Creo que es un caso que se desarrollará de forma muy similar a otros ejemplos como el de los hoteles a los que no se puede ir con niños. Quiero decir que creo que irán surgiendo restaurantes y establecimientos en los que se aceptarán animales o, en el lado opuesto, donde no se podrá acceder con ellos. No es algo que esté de más.
Por lo tanto, creo que se trata de una cuestión de respeto y de que existan opciones para todo el mundo. A mí me gustaría, si me voy de vacaciones, poder hacerlo con mi perro y estar comiendo tranquilamente con él. Siempre, eso sí, que mi animal esté educado para no ocasionar molestias a los demás.
Apela, por lo tanto, a una buena dosis de responsabilidad por parte de los propietarios.
Se trata, efectivamente, de responsabilidad propia. Cada uno tiene que controlar a su animal y educarlo para que pueda convivir en la sociedad sin causar ninguna molestia. En mi opinión, como decía antes, será una cuestión en la que cada uno tendrá espacios y lugares en los que elegir.
«Creo que el punto por el que mejor se puede entrar a la gente es por los animales que conviven con nosotros, sobre todo, perros y gatos»
Hasta ahora estamos centrando mucho la conversación en perros y gatos, las mascotas más comunes. En un entorno urbano como es el de Altea, ¿pueden producirse problemas cuando abrimos el melón de otro tipo de animales como los de terrario o los exóticos?
No debería. Los animales exóticos están controlados y registrados con un documento identificativo. Así, en el caso de que se produzca algún extravío o problema, se puede actuar más fácilmente. De nuevo, es un ámbito en el que entra la responsabilidad de cada individuo y es fundamental que, si en un momento a alguien se le escapa, por ejemplo, una serpiente, que avise.
Hay ahí una importante labor de educación porque creo que en muchas ocasiones la gente no sabe qué hacer si sucede determinada cuestión. Eso lleva a que se paralicen y no hagan nada.
Supongo que esa educación y esa responsabilidad se inician antes incluso de decidir tener uno de estos animales.
La persona que los quiere tener, por normal general, siempre aprende antes de adquirirlos y, de esta manera, conocer sus necesidades, cómo registrarlos, qué necesito para tener uno de estos animales en mi casa…
Estamos hablando de especies raras, pero eso que me está diciendo debería ser la norma con cualquier animal.
Así es. Es el mismo principio que deberíamos de seguir con perros y gatos. Muchas veces nos encontramos con gente que piensa que, como su amigo tiene un gatito, va a coger uno; pero no saben qué necesidades tienen y es entonces cuando llegan los problemas. De repente, el gato me araña las cortinas y eso hace que ya no lo quiera y lo abandone.
«Antes de adquirir cualquier animal la gente debe de informarse mucho sobre qué implica exactamente su tenencia»
Información, información y más información.
Así es. Antes de adquirir cualquier animal, ya sea exótico o no, la gente debe de informarse mucho sobre qué implica exactamente su tenencia. Al final, es un animal que vas a tener durante mucho tiempo y tienes que cubrir todas sus necesidades. Son seres dependientes de nosotros durante toda su vida.
Cuando presentaron el proyecto, avanzaron que harían distintas campañas de concienciación. ¿Tiene ya previstas las primeras?
La primera que ya estamos llevando a cabo está relacionada con la cuestión de la esterilización de los gatos. Creo que es importantísima por la problemática de la superpoblación que tenemos a día de hoy.
Pienso que el del abandono de animales es el mayor problema. Las protectoras están llenas y llega un momento en el que ya no hay espacio ni familias para tantos animales. Eso es algo que tenemos que ser capaces de atajar cuanto antes.
Disculpe que no lo entienda, pero explíqueme la relación entre el abandono y la campaña de esterilización de los gatos.
Ahora ya están en celo. Eso quiere decir que en unos pocos meses van a empezar a aparecer gatitos. Pero no se trata tanto de los gatos callejeros, para los que desde el Ayuntamiento se lleva varios años haciendo campañas de castración, sino que en muchos casos nos encontramos cajas de gatitos que la gente, por no haber esterilizado a sus gatos, abandona en las colonias y, por lo tanto, pasan a ser responsabilidad de otros.
De nuevo, y parece un bucle eterno, la responsabilidad individual.
Este es un problema enorme. Debemos ser capaces de llegar a la gente y hacer entender que no podemos tener un problema y pasárselo al siguiente en la cadena. Todos debemos ser responsables porque es un problema de todos.
«Las protectoras están llenas y llega un momento en el que ya no hay espacio ni familias para tantos animales»
Supongo que muchos pensarán: ‘para esto están las asociaciones animalistas’.
Parece que los que somos más sensibles con la cuestión del bienestar animal tenemos la obligación de encargarnos de estos problemas, pero eso, insisto, no es así. Es un problema de todos. Nosotros, eso sí, estamos para ayudar.
Mira, creo que mucha gente lo hace por desconocimiento, cuando es algo que en la mayoría de los casos se puede solucionar con una breve consulta y una explicación sobre los pasos a seguir.
Volviendo a la cuestión del abandono, uno tiene a pensar que, en una sociedad que se declara cada vez más sensibilizada con los animales, esa práctica irá en descenso. ¿Es así?
Aunque no tengo datos concretos en este momento, sí que es una práctica que está disminuyendo; pero las tasas de abandono siguen siendo más altas que las de adopciones. Y tenemos suerte de que somos un país que recibe muchos extranjeros y, a través de asociaciones que están en otros países europeos, salen muchos animales. Eso permite que las protectoras de nuestra zona no tengan una gran superpoblación.
«Los animales para los que más cuesta encontrar familias de adopción son los perros grandes y adultos»
¿Qué animales presentan más dificultades de adopción?
Los perros grandes y adultos. Salvo algunas excepciones, los españoles suelen buscar cachorros. El resto, si no salieran al extranjero, no tendrían ninguna oportunidad y estarían ocupando un espacio en las protectoras.
Ahí, en el ámbito de la concienciación, supongo que también tendrán algo que decir a través de este proyecto.
Hay que hacer un trabajo de educación y, quizás, también en el apoyo a la adopción, pero es mucho el personal que se necesita y, de momento, no se puede hacer, ya que no disponemos de tanto presupuesto para la cuestión animal como el que se precisaría.
En cualquier caso, hace ya varios años que los ayuntamientos, como en el caso de Altea, están destinando mayores partidas a esta labor. Dicho esto, la lectura general que hacemos es muy positiva y sabemos que Roma no se hizo en un día, así que debemos ir paso a paso.