La fiebre en niños pequeños y lactantes es uno de los principales motivos de consulta de los pediatras. Los padres suelen ponerse muy nerviosos cuando a sus hijos les sube la temperatura, a pesar de que muchas veces los pequeños reaccionan rápido a los antipiréticos y no presentan un estado de decaimiento, como ocurre habitualmente en los adultos.
¿Cuándo tiene fiebre un niño?
Se habla de fiebre en un niño cuando la temperatura corporal es superior a 38 grados y presentan una evolución inferior a 72 horas. Este baremo se utiliza en base a una medición tomada en el recto. Cuando el termómetro se coloca en la axila la temperatura suele estar 0,5 grados por debajo de la normal. Menos fiable aún es si se toma en el tímpano, aunque es cierto que es más rápida.
Lo primero que el médico hace cuando un niño acude a consulta en estado febril es buscar cuál es el foco de infección mediante la historia clínica y la exploración física. Es importante saber cuánto tiempo lleva con fiebre, cuál es la temperatura máxima alcanzada y su estado de salud general. Es importante que los padres anoten estos datos para facilitar la labor del especialista. Asimismo el médico también debe saber si la fiebre va acompañada de vómitos, diarrea o algún otro síntoma llamativo.
¿Por qué aparece la fiebre?
La causa más frecuente de fiebre en lactantes y niños pequeños es la infección vírica aguda. En caso de que un virus no sea el causante el médico debe descartar si está producida por una bacteria (si se da una bacteriemia oculta). Esta aparece más en niños menores de 3 años y se manifiesta cuando en una analítica de sangre el recuento total de neutrófilos es superior a 10.000. El neumococo es el causante del 90% de ellas y, en menor medida, la salmonella y el meningococo. Aunque existen infecciones víricas que producen fiebre elevada, es más habitual que cuando la temperatura aumenta por encima de los 40 grados se esté ante una bacteriemia oculta aumenta.
El médico se encarga de detectar signos de infección que pueden ser graves y que muchas veces requieren de una hospitalización inmediata, como el decaimiento, las petequias o la sepsis. Una vez detectado el foco el especialista decide si realiza o no pruebas diagnósticas, en función de la edad del niño y de su estado general.
Tratamiento de la fiebre
La presencia de la fiebre no siempre obliga a realizar un tratamiento, ya que el objetivo es que el niño febril se encuentre bien. Aunque un niño con fiebre suele generar preocupación en los padres lo más importante es tratar su causa. Las principales medidas son:
- Hidratación abundante para evitar la deshidratación y quitar el exceso de ropa.
- Baños con agua tibia para ayudar a bajar la temperatura del cuerpo.
- Alternancia de los principales medicamentos antipiréticos, como son el paracetamol (antipirético y analgésico) y el ibuprofeno (analgésico, antipirético y antiinflamatorio). No se recomienda su uso habitual para evitar los efectos secundarios.