Entrevista > José María Rodas / Pregonero de la Semana Santa de Elda (Alicante, 2-enero-1965)
Para este esperado regreso de la Semana Santa de Elda, el elegido para el clásico pregón ha sido José María Rodas Sánchez. Quien fuera sacristán de la Parroquia de Santa Ana durante diez años, recientemente ha cambiado la sotana por las clases de Religión en el IES José Marhuenda Prats de Pinoso.
Conversamos con este apreciado hombre de Dios, a quien no le llegó la vocación sacerdotal hasta entrada la treintena pero que bien supo ganarse el aprecio de sus feligreses eldenses. Desde el principio de esta entrevista ya le notamos la ilusión con la que espera la llegada de estas fiestas.
¿Cómo te despertó la vocación siendo ya treintañero?
Cosas del Señor. Resulta que a los treinta y tantos me vino la inquietud de viajar a Tierra Santa. Fue allí donde tome la decisión de ampliar mi conocimiento sobre Dios, tanto por medio de la razón como por mi parte creyente. Como diría San Agustín: “Cree para entender y entiende para creer”.
Entonces inicié mis estudios de Ciencias Religiosas. Fueron años duros pues me tocaba compaginarlo con el trabajo, lo cual me costó gran sacrificio. Yo llevo trabajando desde los catorce años, primero como decorador y luego de comercial, entre otros empleos. Afortunadamente creo que todo mereció la pena porque la Teología me ha humanizado muchísimo al hacerme entender multitud de cuestiones. He aprendido a vivir mi fe con más compromiso y coherencia.
«Me emociona especialmente la procesión del Silencio en el Jueves Santo»
Después de una década en la parroquia de Santa Ana, ¿qué tal te las arreglas de profesor con los chavales?
Dar clases es un regalo de Dios, porque esta fue la vocación con la que yo estudié Teología. A los jóvenes intento sembrarles las semillas de la convivencia pacífica y el respeto por el medioambiente, pues todo lo que gira en torno a la fe cristiana debe llevar a cuidar este regalo que es la creación. Siempre se lo digo a los alumnos, el primer ecologista fue Dios (risas).
Estoy disfrutando mucho de esta maravillosa experiencia, pero también agradezco aquellos diez años como sacristán. Tuve la oportunidad de aprender muchísimo de la gente. Gracias al trato directo que tuve con los vecinos pude vivir mi espiritualidad cristiana desde un punto de vista más realista y humano. Todo ha formado parte de mi maduración.
Debes haber dejado un buen recuerdo en Elda cuando te han nombrado pregonero de Semana Santa.
La verdad es que no me lo esperaba, porque el cargo de pregonero lo suelen ostentar personas muy vinculadas a la Semana Santa. Es cierto que yo siempre la he vivido de una manera muy intensa desde que entré a trabajar en Santa Ana, donde pude estar más en contacto con los cofrades y los costaleros. Todo ello me ha ayudado a entender más el sacrificio que les supone todo esto.
«La vocación sacerdotal me vino a raíz de un viaje a Tierra Santa»
¿Qué dirías que tiene de especial la Semana Santa eldense?
Fundamentalmente la devoción. Se prepara todo con un esmero y cariño tremendo. Por supuesto que los festeros de los Moros y Cristianos también trabajan mucho, pero en este caso siempre me ha llamado la atención el enorme tiempo que dedican a que todo salga perfecto.
Siempre movidos en el fondo por un gran sentimiento espiritual, porque si no lo tienes difícilmente vas a participar tanto en esto. Existe mucho respeto y seriedad por las imágenes sagradas.
Además, la Semana Santa de Elda hace mucho bien pues proyecta hacia fuera esa dimensión religiosa y catequética que tiene el procesionar por la calle. Mucha gente al ver pasar las imágenes muestran a flor de piel esta religiosidad y todos los recuerdos que les avoca. Algunos incluso no pueden evitar llorar de tanta emoción. Esa mezcla de lo religioso y lo psicológico es muy bonita.
Después de dos ediciones en blanco, imagino que hay más ganas que nunca de procesionar.
Muchísimas. No es que en estos dos años no haya habido Semana Santa, pero ha sido más hacia adentro. Recuerdo como en 2020 vimos al Papa acompañado de muy pocas personas celebrando los actos litúrgicos.
Así que este año pienso que se va a vivir todavía con más ilusión y empeño tras esta sequía. Es una necesidad que tienen tanto los cofrades y costaleros como la gente de la calle. Hablamos de una manifestación pública de la fe católica que refleja la tradición que existe en Elda. Así que estoy seguro que habrá una gran afluencia de público en las procesiones y será muy bonito el rencuentro. Más de uno se emocionará muchísimo.
«La devoción por las imágenes es lo que hace tan especial la Semana Santa de Elda»
¿Hay alguna procesión que tengas especial ganas de volver a ver?
Sí. Con la que yo más me identifico espiritualmente es la del Silencio del Jueves Santo. Siempre me ha llamado la atención la solemnidad y el respeto con los que se vive, tanto por parte de los costaleros como de la gente que la va a ver.
Además, siempre me llama la atención ver las calles a oscuras procesionando con La Dolorosa y el Cristo. Son momentos muy emotivos en los que se hace memoria precisamente de la pasión que nuestro Señor vivió y sufrió. Te das cuenta de su donación hasta el extremo, pues dio su vida por todos nosotros. Esto me hace pensar mucho en mi vida cristiana y en Jesús.