La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) estima que durante el primer mes de invasión en Ucrania alrededor de 3,48 millones de personas han salido del país, en su mayoría menores, mujeres y personas mayores.
El Gobierno español cifra en 25.000 los refugiados llegados a España, de los que más de 10.000 han recibido ya protección temporal, que les permite residir y trabajar, tras el acuerdo europeo de activar la directiva de protección temporal de 2001, que permite a los estados miembros acoger a refugiados de la guerra de Ucrania de modo automático.
En la Comunitat Valenciana, y de modo disperso por diferentes municipios de su geografía, según datos del Ministerio del Interior, se han establecido alrededor de 2.000 refugiados, cifra que aumenta cada día y que pone a prueba el Sistema Público Valenciano de Servicios Sociales, dependiente de la Conselleria de Igualdad y Politicas Inclusivas.
L’Alcúdia de Crespins
Un ejemplo de la llegada de nuevos vecinos que huyen del conflicto armado lo tenemos en L’Alcúdia de Crespins, localidad de la Costera de poco más de 5.000 habitantes, donde la concejalía de Asuntos Sociales ha canalizado a través del equipo de Atención Primaria Básica de Servicios Sociales del Ayuntamiento su ayuda humanitaria.
Este equipo, formado por cuatro trabajadoras sociales: educadora social, psicóloga, asesor jurídico y dos administrativas, se complementa con el Equipo Específico de Intervención con Infancia y Adolescencia (Eeiia), que aborda la vulnerabilidad en familias y de modo especial en situaciones de menores que pudieran encontrarse en situación de riesgo.
La cifra de refugiados aumenta cada día que avanza el conflicto
Servicios Sociales municipales
Maria Sancho, coordinadora del equipo de Atención Primaria de L’Alcúdia de Crespins, manifiesta que el municipio “se ha volcado con el pueblo ucraniano desde el mismo momento en que se produjo la invasión” y “las muestras de solidaridad han sido ejemplares”.
El Ayuntamiento, en colaboración con Cáritas, inició en un primer momento una campaña para recoger y enviar productos de primera necesidad, y ante la previsión de que el conflicto se prolongara y acudieran refugiados se puso en marcha un servicio de acogida a personas desplazadas, y solicitaba la disponibilidad de viviendas para ser cedidas a personas que vinieran de Ucrania.
“Cuando llegaron las primeras desplazadas, tres generaciones de una misma familia, una mujer de 62 años, su hija de 32 y su nieta de dos -sus maridos se quedaron luchando- una vecina que se encuentra trabajando en China las cedió su vivienda, que está en perfectas condiciones para ser habitada” nos indica Maria Sancho.
Los equipos de Atención Primaria Básica de Servicios Sociales de los ayuntamientos son vitales en la crisis humanitaria
Efectos psicológicos
Alba Grau, psicóloga del Eeiia, nos señala que “los efectos de una guerra son catastróficos en la salud mental, más si las refugiadas llegan en estado de shock, dejando atrás su casa, sus sueños, proyectos, familia y amistades, incluso la pérdida de seres queridos, duelos que forman secuelas en su salud mental difíciles de mitigar sin una adecuada orientación psicológica”.
Con la crisis humanitaria, Patricia Sanchis, educadora social del Eeiia, ha constituido una asociación que busca alojamiento a familias que huyen del conflicto bélico, y sobre los problemas que se puede tener con el lenguaje afirma “que existe una red de voluntarios conocedores del idioma ruso y ucraniano, disponibles para colaborar si fuera necesario”.
«Los efectos de una guerra son catastróficos en la salud mental» A. Grau
Primeros pasos de los refugiados
La Generalitat ha elaborado un protocolo, para que todas las personas desplazadas cuando lleguen encuentren protección, y los servicios sociales municipales son vitales para este menester; desde trámites administrativos para obtener la autorización para residir y trabajar, o la tarjeta sanitaria para acceder a la Sanidad, hasta la consecución del alojamiento más adecuado conforme a sus necesidades familiares.
Desde estos equipos se ofrece orientación y asistencia, tanto a la familia como a nivel individual a cada uno de sus miembros, para conseguir una integración en la comunidad lo más fácil y rápida posible, con la ayuda psicológica y de los técnicos del municipio, así como la escolarización inmediata de los menores.
Todo ello “supone un esfuerzo añadido a las responsabilidades que ya tenía el equipo con los habitantes del municipio, pues con la pandemia y la crisis energética actual afloran situaciones de personas vulnerables, que también precisan de nuestra atención que no hemos olvidado, así como los dependientes o personas con necesidades especiales” nos relata Maria Sancho.
Los habitantes del municipio
Acude a servicios sociales el padre de una joven que ha puesto su vivienda a disposición de las personas refugiadas, que manifiesta que “su familia se encuentra horrorizada por la situación del pueblo ucraniano, y que al disponer de una vivienda que no está siendo habitada lo mínimo que pueden hacer es cederla para que una familia pueda aprovecharla”.
“Estas situaciones de solidaridad, cargadas de humanidad, nos alienta a seguir trabajando en cuanto que los recursos, tanto económicos como materiales, siempre escasean, pero se han acercado muchas personas para ofrecer tanto alojamiento, como comida y ropa para los nuevos habitantes que vengan a establecerse” apunta Maria Sancho.
Desde la concejalía de Asuntos Sociales se ha impulsado que el Ayuntamiento de L’Alcúdia de Crespins establezca una partida especial para esta contingencia, y a toda vivienda que sea cedida por particulares se le abonarán los gastos de suministros, tales como luz y agua, mientras estén ocupadas por personas refugiadas.