Es evidente que la corrupción debe ser perseguida, y que es importante imponer las sanciones o castigos oportunos, para evitar que se propague una sensación de impunidad y esto se convierta en ‘barra libre’.
‘Mirarnos el ombligo ‘
Pero lo cierto es que cada uno debería hacer su propia reflexión, porque en otros ámbitos existe una corrupción aceptada y comprendida, que nadie, o poca gente, cuestiona. Quizá no sea siempre ‘a lo grande’, pero es a la medida de las posibilidades de cada uno.
Podría poner los típicos ejemplos de pagar sin factura, lo habitualmente denominado en ‘B’, para ahorrarse el IVA; o aquellos -muchos más de los que parece- que reciben ayudas y solo admiten trabajos sin cotizaciones, para no perder dichas ayudas.
Esos y muchos más ejemplos son el día a día de mucha gente, y su parte de corrupción que no solo aceptan, sino defienden como algo lógico. Frases como “es que solo pagamos los mismos siempre” o “esto es lo que me corresponde y no lo voy a perder por trabajar cotizando” y otras muchas, las hemos oído todos.
Pero al final, es una forma de defraudar. Otros, como manejan otras cantidades, lo hacen a mayor escala, pero el delito es el mismo, solo depende de la capacidad de cometerlo de cada uno.
Corporativismo delictivo
No obstante, en esta ocasión me quería referir a una palabra a la que también, aunque para algunos, tiene connotaciones positivas, muchas veces se acude para realizar acciones ilegales.
Según la RAE corporativismo es “en un grupo o sector profesional, actitud de defensa a ultranza de la solidaridad interna y los intereses de sus miembros”, lo mismo que una secta. Y en efecto así se practica y a veces se lleva al extremo.
Utilización ilegítima de recursos públicos
¿Quién no ha visto en una serie de televisión que la policía se pone toda en marcha y abandona el resto si el muerto o atacado es otro policía? ¿Por qué es más importante que si es otro ciudadano no policía? Eso, evidentemente, es otra forma de corrupción, de aprovechamiento de los recursos públicos para un tema concreto y no para usarlos en la forma en la que se debe.
Y sale en el cine porque los espectadores lo aceptan como algo normal, es más, incluso lógico. Pero no lo es, en ese caso la policía tiene una profesión y cobra para servir al ciudadano, con los riesgos que dicho trabajo conlleva, no para servirse a ellos mismos por delante del resto. Y las penas o interrogatorios, previsión, uso de recursos materiales y profesionales deben de ser los mismos en todos los casos.
Da igual los muertos
No obstante, eso ocurre en casi todas las profesiones. Los médicos se cubren unos a otros, y estamos hablando en muchas ocasiones de situaciones en los que hay muertos de por medio, pero dentro de la profesión nadie se señala.
¿Y qué pasa en otros segmentos como en las residencias de ancianos donde murieron decenas de miles de personas mayores solos, sin atención, en el inicio de la pandemia? Pues de momento lo mismo, nadie quiere señalar al otro. Pero eso implica que están tapando algo, y eso también es una forma de corrupción, de ocultismo, de mal uso de los servicios públicos y de falta de transparencia sobre los mismos.
Perjuicios consentidos
Pero ese corporativismo pasa en casi todas las profesiones y en cada caso el que lo practica lo ve normal. No puedes cambiar de abogado en un proceso si el anterior no da la venia, con lo que hay de ti si has discutido por desacuerdos con su forma de llevarlo.
Tampoco puedes cambiar de compañía telefónica si dejas de pagar un recibo que te manden por algo no contratado (cosa por cierto bastante habitual en las telefónicas, como indican las quejas desde hace décadas en las oficinas del consumidor y el defensor del pueblo). Te introducen en una base de datos de morosos que solo controlan ellos y o pagas o estás bloqueado.
Falsos conceptos
No obstante, quizá sea la época incongruente en la que nos ha tocado vivir. Muchos ciudadanos alaban la Sanidad pública porque es un servicio ‘gratuito’ para el ciudadano… ¿Gratuito? Quizás lo vieran de otra forma si ese 30% sobre el salario que la empresa paga a la Seguridad Social lo recibieran en su nómina y se lo retirasen mensualmente.
Aunque hablando de palabros tenemos otros, como el ‘Caso Medina’ de las mascarillas que se llaman bróker de materias primas, es decir un intermediario; los que de repente te dejan de contestar sin explicación alguna en WhatsApp que los llaman ghosting, pero es el maleducado de toda la vida que no devuelve un saludo; o el anuncio de la DGT hablando de que el big data indica que fallecerían 36 personas en las carreteras en Semana Santa, o lo que es lo mismo, tirar de estadística sin más pero mejor vendido.
Por cierto, si solo son 36 muertos entre millones de desplazamientos producidos… no es comprensible el alarmismo con el nuevo endurecimiento de las normas de tráfico. Quizás deberían empezar por arreglar los puntos negros, la red secundaria de carreteras o los pasos a niveles en cascos urbanos, aunque claro, eso no provoca ingresos por multas.
Negacionista o rebaño
Una interesantísima entrevista que llevamos a un prestigioso geólogo en nuestra cabecera de Altea, en la que muestra su desacuerdo con lo que se vende sobre el ‘cambio climático’, provoca que incluso nuestro redactor casi le cuestione como persona negacionista.
Está claro que a los que nos gusta analizar, ser críticos, buscar alternativas y tener opinión propia nunca hemos estado bien vistos. Antes eran brujas, ahora negacionistas… en cualquier caso nunca estará aceptado salir del rebaño. Pero es lo que hay.