Tres personas murieron el pasado mes de abril en un periodo de menos de dos semanas en la zona conocida como el Estret de les Penyes de la alicantina localidad de Bolulla, un municipio de poco más de 400 habitantes que se ha visto conmocionado por dos accidentes que su alcalde, Adrián Martínez, achaca a las imprudencias cometidas por las víctimas.
Unas fatalidades que habrían sucedido después de que sus protagonistas no sólo hicieran caso omiso de las indicaciones que no recomiendan el baño en la zona, sino que habrían accedido al paraje atravesando diversas parcelas privadas, algo que podría ser denunciado por los propietarios de las mismas.
Zona no vigilada
El primer edil bolullero explica que “lo primero que tenemos que diferenciar en esa zona son los dos cauces que existen. Por un lado, tenemos Les Fonts de l’Algar, que se encuentran en el término municipal de Callosa d’en Sarrià y que están vigiladas por socorristas. Por otro lado, está el Estret de les Penyes, en Bolulla. Es una zona que no está vigilada y a la que la gente accede por parcelas privadas”.
Es ese un matiz fundamental para poder abordar posibles soluciones a la macabra problemática que ha surgido en las últimas semanas ya que, como subraya Martínez, “no es legal acceder de esa manera porque, en realidad, si los propietarios de las parcelas quisieran denunciar estas acciones, lo podrían hacer. Al final, a una parcela privada no puede acceder cualquier persona”.
Las muertes se produjeron en dos accidentes sucedidos con menos de dos semanas de diferencia
Imprudencias muy caras
Así pues, y dejando de lado el drama humano que supone la pérdida de tres vidas, “lo que nos ha pasado ahora son las imprudencias. Con la crecida tan grande que ha tenido el río se han metido allí y nosotros no lo podemos controlar”, sentencia Adrián Martínez.
Una situación que, aunque ha tomado especial relevancia ahora debido a esos dos accidentes con final fatal, viene de lejos. De hecho, el alcalde de Bolulla explica que “en el pasado he tenido varias reuniones con el alcalde de Callosa d’en Sarrià y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para abordar posibles soluciones a este problema”. Unos cónclaves de los que surgieron algunas medidas concretas como que “desde Callosa se instalaron vallas y carteles”, pero Martínez lamenta que todos esos esfuerzos “han dado igual”.
Caso omiso a los carteles
En la zona existen carteles advirtiendo del peligro que supone realizar actividades de baño o deportivas en el río, pero, como añade Adrián Martínez, “es un paraje que depende de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y no se puede prohibir el baño. Lo único que podemos hacer, por lo tanto, es dar recomendaciones y si la gente se las salta, que es lo que ha sucedido, es cuando se producen los accidentes”.
Además, lamenta que las empresas privadas que ofrecen paquetes de aventura en la zona “también buscan los accesos a través de esas parcelas privadas” y apunta a que, pese a contar en muchos casos con personal experto “estamos hablando de un río que ha sufrido una crecida muy grande y no sabemos cómo están los sedimentos, las profundidades, las piedras que se hayan podido arrastrar…”.
Empresas y particulares hacen caso omiso a los carteles que recomiendan no bañarse en el paraje
Reunión urgente para tomar medidas
Pese a todo, Adrián Martínez no renuncia a poder implementar medidas que mejoren la seguridad del paraje, aunque reconoce que “todas las actuaciones que queramos hacer tienen que pasar por la CHJ o, incluso, por la Delegación del Gobierno”.
Ante la alarma social creada por las tres muertes de las últimas semanas, “estuve hablando con el alcalde de Callosa, y hemos acordado que vamos a pedir una reunión urgente con la CHJ para abordar la posibilidad de adoptar una serie de medidas cuando el río sufra este tipo de crecidas”.
Ayuda supramunicipal
Martínez se muestra tajante y afirma que “no estoy dispuesto a que se siga manchando el nombre de Bolulla por este tipo de imprudencias”. Para ello, “lo que quiero es que la CHJ también tome cartas en el asunto y que nos autorice a precintar la zona, al menos, cuando vengan estas crecidas”.
Una medida con la que “conseguiríamos que la persona que acceda al paraje no sólo tendrá que pagar los gastos del rescate en caso de sufrir un accidente, sino que podrá ser sancionada por haber accedido al lugar. En realidad, no lo queremos hacer por la sanción. Lo que queremos es salvar vidas en una zona que, insisto, no está vigilada. Pero para hacerlo, necesitamos que también intervengan la CHJ y la Delegación del Gobierno”. Y avisa que “si la CHJ no lo va a hacer, los ayuntamientos no podemos hacer más”.
El alcalde de Bolulla pide una reunión urgente con la CHJ
Falta de recursos
Respecto a la posibilidad de que el Ayuntamiento de Bolulla adopte para el paraje del Estret de les Penyes una solución similar a la adoptada por la vecina Callosa d’en Sarrià en Les Fonts de l’Algar, el alcalde bolullero explica que “estas cosas se han pensado, pero volvemos al punto de partida: no podemos cobrar una entrada ni regular o prohibir el acceso a no ser que lo haga la CHJ o nos autorice a hacerlo”.
Además, recuerda que “en Bolulla somos un municipio muy pequeño y si tengo que regular esa zona necesito tener personal para vigilar y mantener la zona durante todo el año y eso, ahora mismo, no puedo hacerlo”.