Entrevista > Lina Cano / Presidenta de ‘Unidos contra el cáncer’ (Blanca, Murcia, 11-julio-1961)
Cáncer. Ni larga, ni grave, ni dolorosa enfermedad. Cáncer. Con sus seis letras y su tilde. Así es como Lina Cano, presidenta de ‘Unidos contra el cáncer’ quiere que los medios de comunicación y el resto de la sociedad se refieran a eso, al cáncer. No es bueno, asegura, que escondamos una realidad que afecta a muchísimas personas detrás de eufemismos que lo único que hacen es restarle importancia y visibilidad.
Detección precoz
Y gravedad, claro. Porque es verdad que las tasas de supervivencia actuales son las más altas de la historia, y la mejor noticia es que cada día que pasa son mayores; pero también lo es que la detección precoz sigue siendo la mejor arma para que los tratamientos tengan éxito y eso, una pronta detección, es algo que sólo se consigue si todos y cada uno de nosotros normalizamos el concepto y somos conscientes de lo mucho que está en juego si decidimos no hacer caso a las señales de alarma que nos lanza nuestro cuerpo.
El próximo día 12 de mayo se celebrará la gran cuestación de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) que, por supuesto, también tendrá lugar en distintos puntos de La Nucía. Antes de que eso suceda, Lina Cano habla con AQUÍ en La Nucía sobre la historia, objetivos y actividad de la asociación local.
¿Cuándo y cómo nació la asociación ‘Unidos contra el cáncer’ de La Nucía?
La pusimos en marcha hace ya nueve años. Yo sufrí un cáncer hace once años y la concejala de Bienestar Social de entonces, Esperanza Soria, tenía pendiente la creación de la asociación.
Un año después de recuperarme, ella me ofreció que fuese yo la presidenta y la que lo pusiera en marcha, porque le hacía falta gente que se pudiera involucrar en ello.
«Creo que hay que normalizar la palabra cáncer»
Supongo que, como todos los inicios, surgió de una pequeña semilla de la que luego se comenzó a crecer.
La asociación la montamos entre varios conocidos y, por supuesto, con el apoyo incondicional del Ayuntamiento. Primero, como he dicho, con Esperanza Soria y luego con Beatriz Pérez-Hickman, con la que seguimos teniendo el mismo apoyo y, por supuesto, con el alcalde, Bernabé Cano.
¿Cómo fueron esos inicios?
En un primer momento, nos dieron un local en el Calvari, junto a la propia Concejalía de Bienestar Social. Allí estuvimos cuatro o cinco años, hasta que tuvieron que ampliar los servicios de la concejalía. Fue entonces cuando nos pasamos al Local de Asociaciones de El Cirer, donde vamos una vez a la semana a hacer nuestras actividades.
De forma resumida, ¿cuáles son esas actividades?
Hacemos talleres y otras muchas iniciativas que nos sirven para recaudar fondos. Siempre teniendo en cuenta que nos debemos a la AECC, que tiene sus bases y sus normas.
¿Cuáles son los principales objetivos que tiene la asociación a nivel local?
En el fondo, los mismos que tiene la AECC a nivel provincial. El primero, es ayudar a las personas que nos necesiten: afectados y familiares. También recaudar dinero para llevar a cabo todas esas actividades y, sobre todo, para investigación.
La AECC tiene una Fundación que maneja muchísimos proyectos de investigación avalados por la Asociación. Nosotros, por nuestra experiencia personal, sabemos que la investigación es súper importante.
Además de todo eso, hacemos acompañamiento. En mi caso particular, tuve la suerte de tener cerca a mi familia, pero también hay mucha gente que no tiene a nadie cerca y los voluntarios de la AECC pasan y te preguntan si necesitas alguna cosa. Fue ahí donde vi que a las personas que no tienen compañía eso les venía muy bien.
«En La Nucía somos poca gente. Necesitamos a más personas que quieran ser voluntarias»
Lo cierto es que, aunque siempre es conveniente que sean más y mejores, existen muchos servicios a disposición de los afectados. ¿Los ofrecen todos ustedes?
Nosotros somos algo así como los intermediarios. Somos voluntarios, no vamos directamente a los hospitales o a hacer atenciones, pero ponemos a la gente en contacto con los diversos servicios que ofrece la AECC.
Esa parte del acompañamiento a la que ha hecho referencia supongo que cobra más importancia si cabe en una zona en la que, como sucede en La Nucía, hay tanta gente desplazada y, por lo tanto, lejos de su familia.
Así es. Los oncólogos son los que derivan a este tipo de servicios. Ellos nos dicen si una persona necesita compañía y es cuando los voluntarios acuden. Es importante subrayar que existen varios tipos de voluntarios y es el voluntariado hospitalario el que está preparado para realizar esa tarea.
Nosotros, como decía, somos voluntarios ‘de sede’. Nos dedicamos a organizar actos y a intermediar.
«Mi trabajo me hace sentir contenta por haber podido ayudar, aunque sea un poco, a una persona que haya tenido un problema»
Me parece una actitud muy valiente la suya porque, al fin y al cabo, está tratando constantemente con personas que pasan ahora lo que usted pasó hace años. ¿No le resulta duro recordar todo aquello?
No ha sido mi caso. Yo tuve muchísima suerte. Estuve muy enferma en el proceso, pero no por la gravedad de mi cáncer, sino por los efectos secundarios del tratamiento y por alguna complicación tras una intervención quirúrgica. Cuando terminé, estaba reforzada y necesitaba agradecer la suerte que había tenido. Hay mucha gente a la que sí le sucede, pero yo no tuve esa situación de recordar mi proceso y que me sentara mal.
Por ello, mi trabajo me hace sentirme contenta por haber podido ayudar, aunque sea un poco, a una persona que haya tenido un problema. Mis hijos también me han preguntado esto alguna vez y no creas que siempre estuvieron muy conformes. Me decían: “mamá, ¿qué necesidad tienes?”
¿Y qué necesidad tenía?
(Ríe) Es todo lo contrario. Me sienta bien. Me gusta hacerlo. La única pega que tenemos en La Nucía es que somos poquita gente, ya que entre cinco o seis llevamos la mayor parte del trabajo adelante. Luego, tenemos más personas que nos ayudan cuando hay actos, pero necesitamos hacer más voluntarios.
«El cáncer, hoy en día, ya no es sinónimo de muerte. Ni con metástasis está unida a la muerte»
Pues dígame, ¿qué debe hacer alguien que quiera colaborar?
Puede ponerse en contacto con nosotros a través de nuestra página de Facebook. Además, también lo puede hacer a través de Bienestar Social.
Entendiendo que cada persona es un mundo y que cada caso es particular, ¿cree que los medios de comunicación debemos usar más la palabra cáncer y hacer un menor uso de eufemismos como ‘grave’ o ‘larga’ enfermedad?
Creo que hay que normalizar la palabra cáncer. Hoy en día, ya no es la misma situación que antes. Yo tuve un linfoma de duodeno bastante complicado, pero hace ya once años que me curé y he estado estos diez años de revisiones.
El cáncer, actualmente, ya no es sinónimo de muerte. Ni con metástasis está unida a la muerte. Está unida a una enfermedad crónica, porque tienes un tratamiento y unas limitaciones como en tantas otras enfermedades crónicas. Por lo tanto, creo que los medios debéis hablar siempre de cáncer con todas sus letras.
¿Ayudaría eso a que la gente lo pueda afrontar mejor?
Sí. Antes la gente se escondía. La familia no quería que se supiese que alguien estaba enfermo de cáncer, pero hoy en día es algo que se dice y se afronta con normalidad porque, por desgracia, hay muchísimo. Lo importante es no esconderlo y visibilizar que la gente se salva.
«Por desgracia, hay muchísimo. Lo importante es no esconderlo y visibilizar que la gente se salva»
De ahí, claro, la importancia de las campañas de prevención.
Es algo importantísimo que hace la AECC y nosotros mismos. Continuamente lanzamos el mensaje animando a la gente a que se haga revisiones, mamografías, cribados de colon, prevención de tabaquismo…
Además, ahora se ha puesto en marcha un teléfono atendido por personal sanitario especializado, el 900 100 036, que ofrece asesoramiento las 24 horas del día. He de decir que éramos un poco reacios porque pensábamos que llamar por teléfono iba a ser muy impersonal, pero la gente lo ha acogido muy bien y está funcionando mucho.
En el cáncer es muy importante el diagnóstico precoz, pero es natural que la gente tenga aprensión a ir al médico por miedo a recibir una mala noticia. ¿Cómo nos animaría a dejar de lado esos miedos si pensamos que algo no va bien?
Es muy sencillo. Es la diferencia entre tener éxito en un tratamiento o tener menos posibilidades de tener ese éxito. Mi caso personal fue así. Tuve una detección precoz y rápidamente empezamos a movernos. La gente tiene que pensar que, aunque lo dejes estar, eso no tiene solución. Sólo hay dos formas de afrontarlo: hacerlo rápido o tener complicaciones muy grandes.
Sigo hablando en primera persona: si yo hubiera esperado más y hubiese estado en un estadio más desarrollado, no sé cómo hubiese terminado. Por fortuna, estaba empezando y enseguida lo pudimos atacar y todo salió correcto.
«Sólo hay dos formas de afrontarlo: hacerlo rápido o tener complicaciones»
Recibir la noticia de que uno tiene cáncer es un momento muy duro, pero, como ha dicho, también lo son los efectos secundarios de los tratamientos. ¿Cuál es el momento más difícil de todo el proceso?
Creo que cuando no estás bien físicamente. En mi caso, insisto, fue todo muy rápido y, por lo tanto, no te da tiempo a plantearte mucho qué es lo que te está pasando. Esa es otra de las diferencias de tener un diagnóstico precoz y rápido.
Cuando uno pierde fuerzas físicamente, también las pierde anímicamente y ese es el peor momento. Pierdes el apetito y, por lo tanto, pierdes peso y te quedas muy flojo. Yo nunca me planteé que me iba a morir, pero sí hay momentos en los que estaba agotada.
Es, precisamente, en los peores momentos de la vida cuando uno puede sacar los mejores aprendizajes y eso siempre es algo positivo. ¿Qué aprendió usted de su experiencia con la enfermedad?
He aprendido a vivir con alegría, algo importantísimo. A saber y apreciar a la gente que tengo a mi alrededor. Esto es un proceso largo y te das cuenta de la importancia de contar con amigos y familiares a tu lado.
Y, sobre todo, como digo, a vivir la vida con alegría y a afrontar las cosas que puedan venir. Yo me he curado, pero puedo recaer o puede sucederle a otra persona de mi familia.
Asociación Unidos contra el Cáncer de La Nucía
Facebook: /La-Nucia-para-la-lucha-contra-el-cancer
Dirección: Local de Asociaciones. Carrer Sant Antoni, 70