Entrevista > Francisco Javier Rico Villaplana / Responsable de ventas de Vesica Piscis (Alicante, 22-noviembre-1988)
Nuestros pasos dejan huella en el planeta y nuestro calzado también. Cada año se producen más de 20.000 millones de pares de zapatos, unas cifras que dejan un elevado impacto en la naturaleza. Según el centro tecnológico del calzado INESCOP, un par convencional puede producir hasta 23,3 kg de dióxido de carbono.
Con estas cifras y el objetivo de hacer de la industria europea del calzado un ámbito más sostenible, nació el proyecto LIFE Reweart de la mano de empresas de la Comunitat Valenciana, Italia y Rumanía.
La iniciativa está apoyada por los fondos LIFE de la Unión Europea, destinados a impulsar iniciativas medioambientales. Para conocer más detalles, conversamos con Francisco Rico, responsable de ventas de Vesica Piscis, uno de los socios del proyecto.
¿Qué particularidades tiene el calzado que fabricáis?
Tiene dos características: diseño circular y minimalismo. El calzado es un producto que tiene muchos componentes y etapas en el proceso productivo. Esto dificulta el reciclaje haciéndolo prácticamente imposible en casi todos los tipos de zapatos que conocemos. Para convertirlo en un producto circular había que trabajar mucho el diseño y reducir el número de materiales y los procesos productivos.
El resultado es la creación de unas zapatillas que prácticamente se componen de dos materiales: el corte de arriba es tejido y la suela es de goma. De esta forma, creamos zapatillas sin residuos, sostenibles y reciclables.
El proyecto LIFE Reweart nace de la mano de empresas de la Comunitat Valenciana, Italia y Rumanía
Puede que sea más complicado pero habéis demostrado que es posible fabricar un zapato con menos impacto para el medioambiente. ¿Cómo es el proceso de creación?
Para conseguir un calzado circular hay que eliminar procesos productivos, optimizarlos y minimizarlos. Eso nos permite reducir energía y disminuir la huella de carbono durante la elaboración. Entre otras cosas, hemos adaptado las máquinas para poder fabricar y coser los zapatos. Por otra parte, es importante permitir al cliente que sea la empresa la que recicle directamente el producto.
«El consumidor podrá crear sus zapatillas a partir de sus propias prendas de ropa»
O sea que las claves pasan por el proceso productivo y por la selección de materiales, ¿no?
Exacto, la clave es el ecodiseño. Todo comienza con la idea, pero para desarrollarla los procesos tienen que estar adaptados. Así que, como dices, los materiales son importantes y luego que la fábrica adapte el modelo productivo. Otra clave son nuestros propios proveedores, es importante que las industrias auxiliares que nos acompañan se adapten al modelo productivo del calzado circular.
Justo ahora que lo mencionas, ¿de dónde proceden los materiales que utilizáis? ¿Cómo encontráis esos proveedores que también son sostenibles y circulares?
Es importante pensar siempre en los valores del producto. En nuestro caso son: orgánico, vegano, reciclado y reciclable. El hecho de tener en cuenta esas cuatro claves nos ayudó para contactar con diferentes fábricas de tejido e hilo que trabajan de esta forma. Utilizamos hilo y tejidos porque es la materia prima con menor impacto.
Además, no provienen de Asia o de Latinoamérica, sino que vienen de una empresa local y todo lo que nosotros recogemos se lo volvemos a dar para que lo reciclen.
«Para conseguir un calzado circular hay que eliminar procesos productivos»
¿Tenéis nuevos proyectos por delante?
Algo muy singular que va a aparecer próximamente dentro del proyecto LIFE Reweart es el configurador. Se trata de una plataforma que va a estar conectada a la web de Vesica Piscis en la que el consumidor va a poder personalizar sus propios zapatos.
Además, el usuario podrá fotografiar esa prenda a la que le tiene tanto aprecio pero que ya no se pone, nosotros la recogeremos y la integraremos en el modelo de calzado que haya elegido. Es una manera de personalizar sus zapatillas sostenibles, recicladas y reciclables con una prenda que ya no utiliza pero con la que sí tiene una conexión emocional potente. Es decir, los clientes podrán crear sus zapatillas a partir de sus propias prendas de ropa.
Imagino que todo este proceso que lleváis a cabo afecta al precio del producto. ¿Creéis que los consumidores están concienciados o falta todavía un cambio de mentalidad?
Desafortunadamente, la mayoría de los productos que tenemos a nuestro alcance son de grandes multinacionales con modelos de negocio y de producción en escala. En muchos casos, se fabrican en países con condiciones de trabajo indignas y con materiales que no son tan respetuosos ni tan locales. Todo ello hace que el producto final pueda llegar a costar la mitad que el nuestro. Intentamos ajustarnos todo lo posible para ofrecer un producto que esté al alcance de todos, pero es imposible competir.
Queremos concienciar a nuestra comunidad para que consuma menos y compre productos de mayor calidad, con un impacto mucho menor en el medioambiente.