Entrevista > Rafael Llorca Signes / Economista y escritor (Cartagena, 24-agosto-1952)
Rafael Llorca vive en Altea, es economista y una figura polifacética en numerosas vertientes de la cultura. Rafael es productor ejecutivo de música que graba en su estudio ‘La cala dels somnis’, escribiendo también las letras de las canciones.
Dirige la revista Sarrià sobre el patrimonio de la comarca de La Marina Baixa, y es autor de poemas acompañados por fotografías del chileno Iván Cabrera, que reivindican la Patagonia sin represas en Chile. También ha colaborado en el libro de la fotógrafa Sibylle Schorlemmer ‘Ver…lo es todo’.
Actualmente estás trabajando en diferentes proyectos como la música moderna en Altea, las residencias de extranjeros o el Castell de l’Olla. ¿Qué te están aportando? ¿Estás descubriendo algo que te haya sorprendido?
La Música moderna ha estado totalmente discriminada, todo lo contrario que la Sociedad Filarmónica Alteanense. Es algo que se puede comprobar por la escasez de noticias sobre actuaciones y la falta de estas en las fiestas de los barrios y en las oficiales del Cristo.
A día de hoy quienes deciden qué grupos ha de contratar el Ayuntamiento son de la SFA y, además, cuentan muy poco con los grupos y cantantes locales. El Castell de l’Olla es ya una institución consolidada y muy bien organizada. Y en cuanto a los extranjeros, estos han aportado mucho a Altea, en todos los aspectos.
«Los extranjeros han aportado mucho a Altea en todos los aspectos»
Has autoeditado recientemente dos libros de investigación sobre la figura del alcalde de Altea, del año 1963 al 1966, Jose María Planelles y los años 60. ¿Cómo eran aquellos tiempos y qué destacarías de él?
Fue la década prodigiosa en todo el mundo y también aquí. Se forjó la leyenda de Altea, pueblo de artistas y pintores, donde Planelles actuó de mecenas y animador de la cultura local, que trasladó al modelo turístico, complementado por un respeto urbanístico al crecimiento del pueblo, con la conservación del casco antiguo y parcelación exigente en la sierra Bèrnia, donde se construyeron chalets de lujo para personajes con alto poder adquisitivo.
Planelles lideró los cambios económicos, sociales y de mentalidad que llegaron con el turismo, proyectando Altea hacia el exterior para atraer a un turismo residencial de calidad. Y lo hizo con altruismo, amor a su pueblo y muy buen gusto estético. Y lo promocionó atrayendo a personajes famosos que creaban noticias sobre Altea.
Factoría Rifi es tu plataforma para producir y promocionar los libros que escribes y las canciones que grabas. ¿Con qué fin la creaste?
Fue una idea del cantante Pep Laguarda, con el fin de darle una especie de marca a todas las actividades artísticas que desarrollaba, que eran y son diversas, como fábrica personal de cultura.
He trabajado con muchos colaboradores, y no solo en número, sino en calidad artística, como Antonio Serrano, Pep Laguarda, Matthieu Saglio, Ximo Tébar, Julio Bustamante, Cardíacos, Julia Gàllego, Pepa Lopez, Carlos Ballesteros, Joan Maria Gual, entre otros. Aunque la promoción de los productos ha sido muy poca o nula, es una fábrica en quiebra económica.
«De Altea destacaría su paisaje y el carácter de su pueblo»
¿Qué funciones realizas en la revista Sarrià y qué aceptación tiene la edición anual que publicáis?
Soy el Director y también escribo sobre Altea en todas las revistas, en los aspectos de economía y sociedad. Es gratis para los socios, aproximadamente ciento sesenta, y se vende en todos los pueblos de la Marina Baixa. Cuando hay artículos sobre un pueblo, se venden más ahí.
La última se ha vendido mucho en Altea y se han tenido que editar más ejemplares. Normalmente se imprimen unos 400 anuales, pero de la última revista henos tenido que hacer cien más.
Te muestras muy activo en lo que respecta a la actualidad de Altea. ¿Es un idilio con la localidad que te inspira? ¿Cuál es tu relación con ella?
Aunque nací en Cartagena, mis padres y toda mi familia son de Altea y vivo en ella casi toda mi vida, excepto intervalos en Valencia, Alicante y Barcelona. Siempre he estado comprometido en la lucha civil y política por mejorar el pueblo. Soy presidente de la Asociación de Vecinos de mi barrio, l’Olla i Cap Negret, y milito en el colectivo local de Compromís.
Su paisaje y forma de vida es indudable que me inspiran en la actitud ante el arte, aunque mucha de mi poesía está basada en viajes al extranjero, como Cuba, Argentina, Brasil, Cabo Verde y Chile.
¿Qué es lo que más te gusta de la villa blanca?
Todo. Soy un enamorado de mi pueblo, aunque también muy crítico, porque creo que siempre se puede mejorar y hay que ir en esa dirección. Destacaría su paisaje y el carácter de su pueblo, de relaciones vecinales y amables, de cercanía en las relaciones humanas.
«Mi grupo Toix me evade de los conflictos personales y me aporta felicidad»
¿En qué ha cambiado Altea desde tus primeros recuerdos de la misma al día de hoy?
De ser una sociedad que vivía de la agricultura, pesca y artesanía, pasó a vivir del turismo y la construcción. Ahora va hacia otro cambio, donde aumenta el turismo exclusivamente y se pierden oficios tradicionales. Donde no encuentras herreros, carpinteros, obreros, etc., que puedan cubrir la demanda actual.
Sucede el fenómeno del aumento de la inmigración que no acaba de encajar e integrarse, según nacionalidades, el aumento de la oferta cultural y el crecimiento urbanístico de la mano del nuevo Plan General a punto de aprobarse, y de nuevos alteanos residentes que provienen de otros lugares. Es un cambio que está dándose ahora y que los políticos actuales tratan de vehiculizar con bastante cualificación, acierto y honradez.
Tus inquietudes artísticas te han acercado a la música en multitud de ocasiones, musicando poesía o con tu propio grupo. ¿Qué te aporta actualmente esa faceta?
Mucha diversión, sobre todo. Me lo paso muy bien en los ensayos con mi grupo Toix, aunque no actuamos mucho. Y la creatividad siempre es entretenida y muy satisfactoria, manteniéndote socialmente activo. Me evade de los conflictos personales y me aporta felicidad. Es una suerte y un privilegio.