La Posidonia australis, también conocida como hierba cinta, es una especie de hierba marina que se encuentra en las aguas del sur de Australia y forma extensos prados importantes para la biodiversidad oceánica. Esta planta cuenta con unas hojas grandes de color verde brillante parecidas a una correa que pueden crecer hasta más de 80 centímetros de largo y tener entre 6 y 14 milímetros de ancho. Pero más asombroso aún resulta que hasta el 90% de la biomasa de esta planta puede albergarse en sus raíces.
Las praderas de Posidonia Australis pueden encontrarse formando grandes praderas a poca profundidad en estuarios, lagos costeros y aguas costeras protegidas. De hecho, los científicos saben que se halla hasta en 17 estuarios del sur de Australia, a lo largo de la costa de los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria. Lo que no sabían hasta hace nada, es que esta planta formadora de pastos podría ser el ser vivo más grande del planeta, además de uno de los más antiguos de los que se tenga constancia hasta la fecha.
El sorprendente dato se informa esta semana en un artículo titulado Extensive polyploid clonality was a successful strategy for seagrass to expand into a newly submerged environment publicado en la revista Procedings of the Royal Society B. Así, investigadores de la universidades de Australia Occidental -UWA- y Flinders, han localizado en Shark Bay, Australia Occidental, un ejemplar de Posidonia australis increíblemente resistente que se extiende a lo largo de 180 kilómetros y que se estima que tiene al menos 4.500 años de antigüedad. Las condiciones en Shark Bay, además, son tremendamente duras para una planta, pues esta posidonia ha conseguido sobrevivir en un área donde las mediciones apuntan a una salinidad del doble que en otras partes de la bahía, y rangos de temperatura de entre 15ºC y 30ºC.
La bióloga evolutiva, Elizabeth Sinclair, de la Facultad de Ciencias Biológicas y el Instituto de Océanos de la UWA, y autora principal del estudio, explica que el proyecto comenzó cuando los investigadores querían comprender qué tan genéticamente diversas eran las praderas de pastos marinos en Shark Bay y qué plantas deberían ser recogidas y empleadas para restauración de pastos marinos. «A menudo nos preguntan cuántas plantas diferentes crecen en las praderas de pastos marinos y esta vez usamos herramientas genéticas para responder«, afirma la investigadora.