Los tics son movimientos o expresiones estereotipadas involuntarias, breves y repetidas en el tiempo. Se producen de manera súbita, no tienen ningún objetivo y cuentan con un inicio y un fin brusco. Ocurren por el día, cuando la persona está despierta. Esto ayuda a diferenciarlos de otros movimientos anormales que pueden ser patológicos y que también se dan durante el sueño.
En la mayoría de las ocasiones los tics se deben a problemas psicológicos o tienen una base genética, pero no están relacionados con ninguna lesión ni patología neurológica.
Clasificación de los tics nerviosos
Existen diferentes formas de clasificar los tics nerviosos. En base a si son movimientos o sonidos podemos hablar de:
- Motores. Hacen referencia a movimientos involuntarios. Pueden ser simples o complejos:
- Simples. Existe una contracción de un solo grupo muscular. Algunos ejemplos frecuentes son el guiño de ojos, una mueca facial, encoger los hombros, estirar el cuello o realizar un giro muscular.
- Complejos. Están involucrados varios grupos musculares. En ocasiones parece que la persona está haciendo el movimiento a propósito. Hablamos de actos como dar palmadas o saltos.
- Fónicos o vocales. Hacen referencia a la emisión de sonidos o ruidos realizados de manera involuntaria. Algunos ejemplos son el carraspeo, sorber fuertemente, gritar, gruñir, aclararse la garganta o hacer algunos ruidos estereotipados sin querer.
Los tics también se pueden ordenar atendiendo a su duración. Hablaríamos de:
- Agudos o transitorios. Tienen una duración superior a 4 semanas e inferior a un año.
- Crónicos. Se prolongan en el tiempo durante más de un año y pueden estar asociados a un problema de ansiedad.
Tics en los niños
Los tics son más habituales en niños que en adultos, siendo normal que afecten entre un 20% y un 30% de los pequeños en edad escolar. Suelen aparecen entre los 3 y los 7 años y la mayoría son benignos. Un porcentaje elevado desaparecen por sí solos en la adolescencia. No obstante, hay adultos que continúan teniéndolos.
Para un mejor diagnóstico, se recomienda que los padres graben en video los tics del niño, para que puedan mostrárselo al pediatra en la consulta. No obstante, es importante tranquilizar a los progenitores y hacerles entender que muchas veces los tics les molestan más a ellos que a los propios niños.
Síndrome de Gilles de la Tourette
Un 3% de los tics se vuelven crónicos y pueden transformarse en enfermedades permanentes como el Síndrome de Tourette.
Esta patología provoca que las personas realicen de forma involuntaria tics motores y vocales. Es un trastorno neurológico que tiene un origen genético, en combinación con otros factores ambientales.
Diversos estudios han puesto de manifiesto que los hombres tienen entre 3 y 4 veces más riesgo de padecer este síndrome. En la mayoría de los casos son leves y no repercuten en su vida diaria ni en su autoestima.
Cuando estos tics son difíciles de manejar y causan un problema se puede recurrir a un tratamiento, que puede ser:
- Farmacológico. Se utiliza para atenuar los síntomas de los tics.
- Conductual. Terapia para mejorar el manejo de los tics y la ansiedad asociada.
En ocasiones los tics van unidos a otras patologías como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). En estos casos se debe seguir también el tratamiento para que remitan los síntomas de ambos.
Tratamiento de los tics
La mayoría de los tics no necesitan tratamiento y desaparecen solos. Como hay un componente psicológico en estos movimientos involuntarios, muchos especialistas recomiendan técnicas de relajación como el reiki, el yoga o el mindfulness para intentar controlarlos.
Cuando los tics afectan a la vida diaria se recomienda poner tratamiento, diferente en cada caso, a criterio del médico. Es decir, el tratamiento a priori se debe basar en terapia cognitivo conductual; los fármacos se reservan para casos específicos.