Entrevista > Mª Dolores Galiana / Concejala de Bienestar Animal de Elche (16-noviembre-1976)
Entre los centenares de frases y afirmaciones que dejó Sir Winston Churchill para la posteridad, hay una poco conocida en la que el que fuera uno de los personajes clave de la Historia del siglo XX afirmó que “un fanático es alguien que no puede cambiar sus opiniones y que no quiere cambiar de tema”.
Por fortuna, los fanáticos -aunque el ruido que generan actualmente en redes sociales haga parecer lo contrario- no abundan en la sociedad, y ese es el motivo por el que después de miles de años de historia el ser humano ha evolucionado de la forma en que lo ha hecho.
Compañeros vitales
Uno de los cambios de mentalidad -o de opinión, como dijo Churchill- más profundos de nuestra era es el de la relación entre el humano y la naturaleza. Cada vez más, la sociedad es consciente no sólo de que los recursos de la Tierra son finitos y, por lo tanto, hay que cuidarlos, sino que los animales, hasta anteayer vistos como mera mano de obra en el campo, son compañeros vitales a los que cuidar y respetar.
Ese cambio se ha sustanciado en Elche con la creación de la concejalía de Bienestar Animal, a cargo de Mariola Galiana, que explica en esta entrevista con AQUÍ en Elche cómo y por qué se creó esa nueva área municipal y cuáles son sus principales objetivos.
«Muchas veces sucede que la sensibilidad social va por delante de la política»
Tradicionalmente todas las políticas y cuestiones relacionadas con los animales han dependido del área de Sanidad. ¿Cómo surgió la idea de crear la concejalía de Bienestar Animal?
Como sucedía en casi todos los sitios de España, todo lo relacionado con el bienestar animal siempre ha estado amparado bajo la concejalía de Salud Pública. Sin embargo, la tendencia a nivel internacional y nacional es que se ponga cada vez un mayor énfasis en la protección del medio ambiente y la protección y el bienestar animal.
Por ese motivo, a principios de esta legislatura, aunque ya veníamos trabajando en este sentido desde hace tiempo, decidimos apostar por crear una nueva concejalía que le diera visibilidad y un nombre propio.
Entiendo que, de alguna manera, se trataba también de dar respuesta a esa cada vez mayor sensibilidad social al respecto.
Muchas veces sucede que la sensibilidad social va por delante de la política. Efectivamente, nosotros detectamos que la sociedad va avanzando en esa dinámica y es de ahí de donde surge la necesidad de darle un nombre propio a la concejalía.
«Nuestra principal labor tiene que ser velar por esos animales y protegerlos»
¿Qué se consigue con ello?
Primero, que se visualice que, efectivamente, se trabaja en la protección y bienestar animal y, además, facilitarle al ciudadano el saber a dónde se tiene que dirigir cuando tenga cualquier tipo de incidencia, duda o gestión que realizar.
También ha sido una forma de dar respuesta a las peticiones que nos han llegado por parte de las asociaciones y entidades que se dedican a la protección animal. Ha sido una forma de dignificar y dar visibilidad a su trabajo y hacer ver que tanto la sociedad como la Administración van en la línea de alcanzar esa protección y ese bienestar animal que todos deseamos.
¿Cuáles son sus principales objetivos al frente de esta concejalía?
Siempre va a haber cuestiones que estarán entrelazados entre Salud Pública y Bienestar Animal, pero anteriormente desde Sanidad se centraba mucho el trabajo en aquellas enfermedades que se pueden transmitir a los humanos, y eso no es proteger el bienestar animal.
Ese es el motivo por el que mi principal objetivo es separar esas competencias. Nuestra principal labor tiene que ser velar por esos animales y protegerlos.
En cualquier caso, Elche tiene dos realidades urbanas y sociales muy diferenciadas: la propia ciudad y las pedanías. Supongo que eso, también en el caso de los animales, crea, como mínimo, dos necesidades muy distintas.
Claro. Hay líneas de acción muy bien diferenciadas. Ya existe una ley que está exposición pública y que va a cambiar por completo el paradigma de los derechos de los animales. En ese sentido, trabajamos el núcleo urbano por un lado y el núcleo rural por otro, ya que ambos tienen unas circunstancias muy distintas.
Por ejemplo, desde la creación de la concejalía estamos trabajando muy estrechamente con la unidad de la Policía Local dedicada a la protección animal. Con ellos hemos hecho varias actuaciones con las que pretendemos no sólo proteger, sino también ejemplarizar hacia las personas que están violando los derechos de los animales y que hacen aberraciones tremendas.
«Desde la creación de la concejalía estamos trabajando muy estrechamente con la unidad de la Policía Local dedicada a la protección animal»
Aunque algunos de esos casos son muy conocidos, ¿me puede poner algún ejemplo?
Hace algo más de un año obtuvimos un premio otorgado tanto a los servicios policiales como municipales por la protección animal por un caso que se investigó durante ocho meses hasta dar con el presunto maltratador. Se trata del caso Ragnar, un galgo encontrado, abandonado y moribundo, por una asociación. El animal eran huesos y piel. Además, tenía un bulto gigante en la cara, que era un tumor.
Lo flagrante del tema es que había sido abandonado y dejado morir por inanición. La policía investigó durante meses hasta que dieron con una yeguada situada a unos kilómetros de donde se encontró el animal. Fue la primera vez en España en la que se utilizó una prueba de ADN de un perro para poder demostrar que provenía de esa finca.
¿Pudieron demostrarlo?
No sólo eso. A raíz de ello pudimos entrar a esa yeguada y comprobar que allí había cerca de una treintena de perros en muy malas condiciones. Además, se detectó que los caballos tampoco estaban en condiciones sanitarias aptas. Todo ello provocó que muchos vecinos se interesaran por ese caso, consiguiendo cinco testigos que en su momento fueron al juicio, testificando que este señor tiraba a los perros que no le servían por un acantilado.
Así mismo, comprobamos que en treinta años ese propietario nunca había dado parte de la muerte de ningún caballo. Enviamos excavadoras y encontramos dos cadáveres. Finalmente, nos personamos como acusación en un juicio del que no tardará en conocerse la sentencia.