Entrevista > Rodrigo Díaz Cortez / Escritor (Santiago de Chile, 29-abril-1977)
Tras haber obtenido tres premios importantes en España, y cinco años de residencia en Elda, Rodrigo Díaz presenta ‘La orquesta imaginaria’ en la eldense Fundación Paurides. Se trata de la última novela del escritor chileno, un rotundo relato de literatura comprometida. En esta entrevista realizamos un recorrido por algunos aspectos de su trayectoria personal y profesional.
Llegaste desde Chile a Barcelona hace veinte años, ¿qué te llevó a cruzar el charco y cambiar de vida?
Siempre me gustó escribir y, cuando comencé a asistir a talleres de escritura en Chile y escribir mis propias historias, aproveché que una parte de mi familia vivía en Barcelona y me trasladé a España.
Barcelona era muy importante para mí en cuanto al papel que jugó para los escritores del ‘boom’. En un sentido romántico, podríamos decir que vine para cumplir con mi sueño de ser escritor y ser publicado por una editorial.
«Si no publicas en una editorial no estás en el circuito literario»
En aquel momento vendías tu libro ‘La taberna del vacío’ por las calles de la ciudad condal. ¿Vender cerca de 6.000 ejemplares supuso un punto de inflexión en tu carrera?
Para mí supuso subsistir gracias a mi escritura de forma literal, pero nada más. Gracias a la venta de ese libro en Chile, compré el pasaje para Europa. Luego aquí, volvía a hacer una reimpresión del libro y a ganarme la vida vendiéndolo durante dos años. Si no publicas en una editorial, y muchas veces ni de esa manera, no estás en el circuito literario.
Cualquiera puede autopublicarse y vender su libro. Se trata de definir el camino que quieres seguir. Una vez leí una frase de Kipling que decía ‘Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia’. Estoy de acuerdo con él. Yo prefiero el aprendizaje que supone escribir y leer.
¿Qué te impulso a cambiar de aires y venir a Elda?
En 2013 compré una licencia de taxi para tener mi propio negocio, y al año siguiente nació mi hijo pequeño. No podía dedicar tiempo para ver crecer a mi hijo, y mucho menos a la literatura.
Mi mujer nació en Elda y toda su familia vive aquí, así que decidimos dejarlo todo allí y buscar la calidad de vida que te ofrece una rutina más tranquila. Llegamos en 2017, cuando mi hijo tenía que comenzar la escuela. Necesitábamos salir del ritmo frenético de la ciudad antes de que nos atrapara por completo.
Has escrito varias novelas, con una excelente crítica y que han resultado premiadas. ¿Cómo has acogido esa gran aceptación
Las novelas estaban escritas antes de llegar a Elda. Antes de dejar Barcelona, envié la novela ‘Poeta bajo el mar’ al premio Diputación de Córdoba, en el que fue seleccionada como ganadora. ‘Música para pistoleros’ llevaba empezada varios años, y al llegar a Elda tuve el tiempo y la calma para terminarla.
Estoy muy agradecido tanto a los premios que han ganado mis novelas, como a las críticas que me hacen. Es una carrera de fondo, hay que seguir escribiendo, leyendo, corrigiendo. En literatura, un premio no te da para vivir toda la vida. Hay que seguir, es una necesidad personal. Si no leo y escribo, me pongo de malhumor, no me siento bien.
«Estoy muy agradecido tanto a los premios que han ganado mis novelas como a las críticas que me hacen»
En el pasado confinamiento fuiste dándole forma a tu última novela ‘La orquesta imaginaria’. ¿Cómo surgió?
A finales de 2019 fui invitado para participar en unas jornadas sobre conflictos sociales y políticos sobre Latinoamérica, en la Casa América de Madrid. Las intervenciones se dividían por países, y cada uno de los que participábamos, hablábamos sobre lo que ocurría en el nuestro.
A mí me tocó compartir espacio con Luis Sepúlveda, a quien venía admirando desde muy joven. Escribí un pequeño relato para leerlo, sobre los disturbios ocasionados por el Estallido Social que aconteció ese año en mi país. Ese fue el germen de la novela. Luego llegó el confinamiento y tiré de ese hilo, escribiendo compulsivamente cada noche.
‘La orquesta imaginaria’ está ambientada en el estallido social de Chile a finales de 2019. ¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción?
Evidentemente hay mucha ficción pues no hablo de ninguna historia en concreto. Yo no estuve allí cuando ocurrió. Puedo hablar de lo que vi por televisión y redes sociales, y de lo que me contaban familiares y amigos.
Parte de mi juventud, cuando protestamos contra la dictadura de Pinochet, salió sin que me diera cuenta. Sentí la necesidad de hablar de lo que ocurrió. Pero tenía que contar una historia para canalizar esa necesidad, y esa es la de Minina, buscando a su padre durante las protestas.
«Siempre me pareció muy atractivo escribir sobre la industria del calzado en Elda»
¿Cómo ves la actual situación de Chile en comparación a la de España?
Hoy día, hay poca diferencia entre países desarrollados. Quizás la mayor es que aquí gozan de protecciones debido al Estado del Bienestar que desarrolló la clase media, que no hay en mi país. Aunque aquí también observo que la clase media está en vías de extinción.
Creo que en España ni siquiera se valora salir a protestar todos juntos por injusticias que nos afectan, para cambiar la realidad. La gente está descontenta con la clase política pero lo comenta solo por lo bajo. Es como si se hubiera tirado la toalla, mientras no te toque a ti la desgracia.
Por último, ¿cuáles son los proyectos futuros que tienes en mente? ¿En alguno de ellos la ciudad de Elda está presente como inspiración?
Estoy trabajando varias historias. Una de ellas ya está por terminar. Será la primera ambientada en Barcelona y no en mi país, después de veinte años aquí. Respecto a la ciudad de Elda, a mí siempre me pareció muy atractiva la idea de escribir sobre los oficios que tuvieron que ver con la industria del calzado.
Me imagino que una actividad que fue el motor de la ciudad durante tantos años debe tener un montón de historias que contar, y me sorprende que habiendo sido algo tan importante para Elda, no haya casi quien hable de ello.