El 20 de junio de 1975 se estrenaba Tiburón, mayormente conocida como Jaws. Esta película se convirtió en el primer éxito del verano o blockbuster de la historia y recaudó 100 millones de dólares, lo que la convirtió en la película con mayores ganancias hasta 1977, año en la cual es superada por Star Wars.
La película basada en la novela homónima de Peter Benchley trata sobre un tiburón que acecha las costas de Amity Island. Tras varias muertes, Martin Brody, el jefe de la policía; Matt Hooper, un biólogo marino; y Quint, un cazador de tiburones, se proponen terminar con el terror provocado por la bestia acuática.
Tiburón es considerada una película de culto y cambió la industria del cine para siempre. Dirigida por un joven Steven Spielberg de 26 años, tuvo varios altibajos durante la filmación y marcó tendencias para futuras películas. Por eso, repasamos algunas curiosidades en honor a los casi cinco siglos del estreno de esta magnífica película.
Se hicieron tres modelos del tiburón: uno con la parte izquierda descubierta, el segundo con la parte derecha descubierta y el último sin la parte de abajo. Los técnicos nombraron a las réplicas con el apodo de Bruce, en honor al abogado de Spielberg.
Estos modelos se veían muy falsos, entonces Steven decidió que debía aparecer lo menos posible. Esta resolución terminó siendo uno de los motivos por los que la película resultó tan tenebrosa para la audiencia, ya que el mismo Spielberg dijo que lo que menos se ve resulta más inquietante.
Los productores esperaban que actores reconocidos protagonizaran la película, pero el director quería actores no tan famosos porque buscaba que el protagonista fuera el tiburón. Además, quería que la audiencia se sintiera identificada con ellos. Por eso, eligió a Roy Scheider, Richard Dreyfuss y a Robert Shaw como el trío que se enfrentaría al tiburón.
Los personajes Hooper (Dreyfuss) y Quint (Shaw) tenían cierta tensión y enemistad que traspasó la pantalla. La rivalidad entre los dos actores comenzó por parte de Shaw, quien era conocido por su carácter fuerte y durante todo el rodaje provocó y desafió a Dreyfuss.
Sin embargo, Richard declaró múltiples veces su admiración por Robert, y dijo que, por fuera de su personaje, era una de las personas más dulces y talentosas que conoció.
Al director le parecía que el guión original estaba tomando un camino muy oscuro, por eso, llamó a su amigo y actor Carl Gottlieb para que lo ayudara y le aportara un tono más cómico. Gracias a sus aportes terminó convirtiéndose en el guionista principal y cambió el libreto por completo durante todo el rodaje.
El libreto para cada escena se terminaba la noche anterior durante la cena entre Gottlieb, Spielberg y los actores. Aquí se decidía qué era lo más importante y no le temían a la improvisación. Una de las frases más icónicas “Necesitaremos un barco más grande” no estaba guionada, sino que fue pura improvisación de Roy Scheider.
Los inconvenientes comenzaron desde temprano, idealmente se deseaba filmar en Long Island, pero hubo que cambiar la locación a la isla Martha’s Vineyard, en Massachusetts.
Luego, los productores subestimaron el tiempo y dinero que les llevaría realizar una película en el mar. Originalmente se esperaba que la filmación durara 55 días y que costara 3 millones de dólares, pero los números cambiaron exponencialmente. Trabajar en el mar hizo que la filmación sufriera retrasos: las réplicas del tiburón se rompían constantemente, varias cámaras sufrieron daños al mojarse con agua de mar, los actores se mareaban, entre otros inconvenientes. Finalmente la película tardó 100 días más en rodarse de lo esperado y terminó costando 9 millones de dólares.
Hasta ese momento nunca un director se había atrasado tanto en el rodaje de una película y Spielberg lo sabía. Motivado a que el retraso valiera la pena, se propuso crear una buena película y para eso necesitaba una buena banda sonora. Y no tuvo mejor idea que pedirle ayuda a John Williams, quien se encargó de la música.
Actualmente el tema es considerado uno de los más recordados de la historia del cine y le valió a Williams el Oscar a mejor banda sonora.