El efecto acción-reacción ocurre constantemente en la vida. Cualquier acción provoca una reacción que no podemos controlar.
Uno sabe que es lo que quiere hacer y conseguir, y por eso lo hace, lo que no puede es calcular cuáles van a ser las consecuencias. Nos puede pasar con nuestra pareja, nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo… que cualquier decisión, discusión o posicionamiento puede provocar desde más amor, indiferencia, una ruptura, descrédito o a la inversa más credibilidad, por poner algunos ejemplos.
Vivimos a diario con ello y va haciendo que nuestras vidas sigan caminos que nosotros, quizá muchas veces de manera inconsciente, vamos provocando.
Reacción a Putin
A nivel militar lo hemos tenido con la acción de Putin. Su decisión de invadir Ucrania y generar una matanza ha provocado que una OTAN, que estaba pasando por sus momentos más críticos tras la apresurada salida de Afganistán, se haga más fuerte, se reunifique, se incorporen nuevos miembros y exista un compromiso para realizar más inversión en armamento.
Y criticar eso no está bien visto, pero porque no nos paramos a analizar posibles consecuencias, tan solo nos quedamos en la superficie, en que hay que parar esa destrucción sin límites que está arruinando la vida de cientos de miles de personas.
Enfrentamiento con China
La acción rusa ha tenido una reacción por parte de los países que componemos la Organización del Tratado del Atlántico Norte, y eso hay que saber analizarlo y gestionarlo. No sé si la mejor forma es meter a China de por medio. Es algo que beneficia a EE.UU. en su guerra comercial, pero que tenemos que ver que reacción va a tener en el gigante asiático.
De momento ya ha reaccionado no comprendiendo que se le incluya en la cumbre como un problema cuando se ha mantenido neutral en todo momento, y advirtiendo que “la OTAN no provoque una confrontación abierta con la excusa de la crisis de Ucrania, ni provoque una nueva Guerra Fría, ni busque enemigos imaginarios en la región de Asia y el Pacífico para crear conflictos y divisiones”.
Beneficio para EE.UU.
Hay que tener en cuenta que EE.UU. aquí ha jugado su papel. Ha venido como ‘Bienvenido, mister Marshall’, ha sido el héroe de la cumbre y se ha llevado un aumento de inversión en armamento, industria muy importante en la economía norteamericana, y un descrédito de China que es algo que le interesa mucho comercialmente.
Pero la reacción a todo eso puede perjudicarnos y mucho. Hay que tener en cuenta que aunque se ha cogido ‘el truco’ de culpar a la guerra, en una parte de un país, como el causante de todos nuestros males económicos, mucho antes ya los teníamos.
Y uno de eso males era la falta de material que procede de China, especialmente los microchips, pero no solo eso. Que la acción de irnos a la fabricación barata y centrarnos en comprar en China ha traído esta reacción que cuando se para nos detiene a todos, sí. Pero ahora, meterla en la declaración de una cumbre militar, no sabemos que nos puede suponer.
Hegemonía mundial
EE.UU. se juega su hegemonía mundial, pero no creo que debamos dejarnos llevar por el momento “Asturias patria querida”. Amenazas hay muchas en el mundo, y algunas de ellas estaban en la propia OTAN. Mañana entra el Trump de turno como presidente de los EE.UU. y tenemos el problema dentro.
La subida antes de la guerra
Pero hablando de los problemas económicos, y de esas culpas a la guerra, la electricidad lleva subiendo desde mucho antes. Ya a finales del año pasado marcaba máximos históricos. Por ejemplo, en diciembre de 2021 pagamos un 470% más que el mismo mes del año anterior.
Para los ciudadanos se hace incomprensible que se pueda regular la sal que debe llevar el pan, pero que no se consiga regular el coste eléctrico, algo tan básico para todos, o la gasolina, y que todo ello además suponga enormes incrementos de costes en la cesta de la compra e incluso en las propias vacaciones, que este año muchas personas no podrán disfrutar como pensaban.
Un IPC como el de 1985
La reacción económica a no poder solucionar lo anterior ya se ha visto en el IPC con esa subida del 10,2% que no se veía desde hace 37 años, en 1985, cuando estábamos salvando todo lo que suponía la Transición.
Ahora la justificación es “pues podía haber sido peor, no ha subido más gracias a la acción del Gobierno”… bueno, es como si tienes una enfermedad grave y el médico simplemente te da una aspirina y te dice que podría ser peor sin esa aspirina…
Aviso andaluz
Pero el efecto acción-reacción se tiene siempre. A pesar de lo que nos ha ido haciendo creer el CIS a nivel nacional, la reacción real se ha visto en las últimas elecciones de distintas comunidades, pero muy especialmente en las de Andalucía, fuero histórico de la izquierda, donde el Partido Popular se ha impuesto con una clara mayoría absoluta, algo impensable en estos momentos de tanta pluralidad de partidos.
Y es que la gestión de la pandemia, cerrar la coalición de un gobierno con quien nos había dicho a los ciudadanos que no podríamos dormir si estaban en él, los pactos con ciertos partidos que a muchos les resulta incomprensible o no pidiendo nunca disculpas y justificando todo a veces con un cuento en el que se nos vende un final feliz como si fuéramos niños, también provoca reacciones.
No me queda más espacio en esta editorial, con lo que me reservo para la siguiente mi opinión sobre cuál ha sido la acción en este país para llegar a la reacción de esa falta de profesionales que tenemos ahora, y todos esos puestos que no se consiguen cubrir.