Es sin duda un acierto el lugar donde se ha montado este exitoso negocio en primera línea de playa de la Almadraba. Tan primera línea que su mayor atractivo es levantarte de la mesa y llegar a la orilla de la playa contemplar las vistas y disfrutar del verano. Un Tsumani hundiría el negocio, eso si.
El lugar es espectacular y se ha cuidado la decoración en sus dos plantas. Ahora hay cosas que pueden ser incómodas y bastante criticables.
El parking es imposible, mejor ir en taxi
Primero el parking es imposible, mejor ir en taxi, así aprovechas y puedes cometer algún exceso alcohólico si se quiere.
También es curioso que haya bastante personal tanto directivo como funcional y que tarden entre 30 y 40 minutos en preguntarte por la bebida y tomarte nota. Más aún, cuando te han dicho que tienes 2 horas y que tienes que tienes que dejar la mesa justo a la hora que te indican. Esta práctica que está muy de moda, nos parece que puede tener ventajas pero evidentemente no fideliza nada al cliente. Mientras les vaya bien pensarán que es un acierto, pero no.
El personal, una vez decide atenderte, es muy amable y bastante efectivo salvo excepciones. A nosotros nos atendió Andrea muy simpática y atenta.
La carta es lo que se sirve en el 80% de locales, todo correcto pero sin sorprender
Pero veníamos a cenar y hablar de comida. Bien, ciertamente la carta es lo que se sirve en el 80% de locales actualmente con pocas variantes, todo correcto pero sin sorprender, tal vez destacamos el aguacate a la leña con gambas, albahaca y salsa bandida (10’5€) como su entrante más original.
Hemos de decir que como alicantinos nos quedamos estupefactos cuando vimos en la carta: paella valenciana de pollo y conejo (17,5€/p.p), paella de verduras frescas de la tierra (13€/p.p) y paella mixta (19,5€/p.p). El espíritu del arroz alicantino y la pelea de años por prestigiar nuestros platos diferenciándolos de otras promociones no la han captado. Todo sea en pos de vender a turistas, en fin…
Buena la hamburguesa de lomo alto de ternera (14’5 €) y tristes las bravas bandidas (7’9€).
Parece como una franquicia si no fuera por el precio elevado.
Por lo demás, los aseos limpios pero pequeños, algo parecido le pasa a las pizzas (17€) son buenas pero liliputienses, el toque de que tienen que dejar la mesa impresentable, el lugar fantástico y la comida normal tirando a buena. Parece como una franquicia si no fuera por el precio elevado.
Los postres no sorprenden, el tiramisú “hecho al momento” llegó a la mesa ya emplatado y su sabor eran tan insulso como su presencia.
Destacamos que es un restaurante pet friendly.
Como conclusiones generales destacamos que:
- Comida mejorable, poco original
- Calidad precio elevado
- Situación magnifica
- Buen ambiente
- Aparcamiento imposible