Entrevista> Paquita Cano / Primera reina de las fiestas de La Nucía (La Nucía, 19-febrero-1952)
La Nucía se prepara, como cada mes de agosto desde hace muchísimos años, para vivir sus días grandes. Esos en los que las calles se engalanan, las peñas abren las puertas de sus locales a todo el que llega al pueblo y, de una forma u otra, toda la sociedad nuciera vuelve a conectar con la cultura y la tradición más arraigada y que siempre se manifiesta de manera especial en las fiestas.
La de 2022 será una edición muy especial por muchos motivos. En primer lugar, porque significará la vuelta a la normalidad después de los dos años de pandemia, en los que la música y el sonido típico de las fiestas fueron sustituidos por el silencio de las calles vacías y los rostros escondidos tras las mascarillas.
50 años de reinas
Pero también, y sobre todo, porque este año marcará el 50º aniversario del nacimiento de la tradición de nombrar una reina de las fiestas. Una ‘embajadora’ de las celebraciones y de todo el pueblo de La Nucía.
La primera de todas ellas, Paquita Cano, que nunca ha perdido la vinculación con las fiestas de las que un día fue reina, volverá a vivir esa sensación de protagonismo que con tanto cariño recuerda.
Cuando usted fue nombrada reina de las Fiestas de La Nucía fue la primera vez que se contó con esa figura, pero no era la primera edición de esas celebraciones. ¿Usted ya había sido festera anteriormente?
Claro que sí. En las fiestas participábamos todos. Eran unos días que organizaba el Ayuntamiento y nos los pasábamos muy bien con las orquestas en las calles, los certámenes de bandas de música… Fue entonces cuando el alcalde, Jaime Lloret, decidió que se estudiara la posibilidad de nombrar unas reinas.
En aquel momento no hubo reina infantil y por eso decidieron que fuera una chica de edad ‘media’ que pudiera ser, a la vez, reina infantil y mayor. Yo tenía entonces 19 años. Formaron un comité para la elección del que Vicente Santamaría y Tomás Llorens se hicieron cargo.
«En 1976, siendo alcalde Camilo Cano, fue cuando las peñas comenzaron a elegir a las reinas»
¿Cómo fue esa elección?
Se decidió hacer una verbena en el cine de verano que existía entonces y allí nos presentamos todas las chicas que quisimos. Hicieron un desfile y cada una de nosotras llevaba un número. Hubo una votación y salí elegida.
¿Por qué decidió presentarse?
¡Fue algo rapidísimo! Al final, sucedió lo que pasa siempre. Hablamos entre las amigas y decidimos presentarnos.
Hoy en día las reinas ya saben, cuando son elegidas, muchas de las cosas que tendrán que hacer durante el siguiente año. Siendo usted la primera, ¿cuáles pensó que serían sus funciones?
Yo tenía la mente en blanco en ese sentido. Recuerdo que me hacía mucha ilusión el acto de elección y que todavía fue mayor una vez que se hizo la votación y salí elegida. Yo pasé mi reinado como si estuviera dentro de una burbuja porque, como dices, era algo que no habíamos vivido nunca aquí.
Recuerdo que vino la radio a hacernos entrevistas… No sé muy bien cómo explicártelo, pero lo pasamos muy bien. Fue una gran experiencia, aunque, por supuesto, nada comparado con lo que hay ahora.
«El acto que recuerdo con más cariño es el de la inauguración de la fábrica de embutidos de mi padre»
Imagino que se iba haciendo todo sobre la marcha.
Yo aquel año tuve el privilegio de inaugurar la fábrica de embutidos de mi padre como reina del pueblo. Ese fue el primer acto que hice después de las fiestas… ¡y en octubre me casé! Al año siguiente, coroné a la siguiente reina embarazada de mi hijo.
De todos los actos de los que tuvo ocasión de formar parte, ¿cuál es el que recuerda con más cariño?
Sin duda, el de la inauguración de la fábrica de embutidos de mi padre. Fue algo que me hizo muchísima ilusión.
¿Y en cuanto a los meramente festivos?
Hay muchos. Recuerdo la cabalgata que hicimos y que fue entonces cuando empezaron a funcionar las peñas. Todavía no había locales, pero sí que la gente comenzaba a reunirse de esa manera. Hacíamos también el día del turista, que es algo que ya no existe.
¿En qué consistía?
Salíamos a la calle y a todos los turistas que entraban les ofrecíamos ‘tramús y torrat’, que es algo muy típico de aquí. También se hacían encierros taurinos, que es algo que también ha dejado de hacerse. Eran unas fiestas diferentes, pero las recordamos con mucho cariño.
Ha nombrado antes el inicio de las peñas, unas organizaciones que poco después tendrían mucha importancia en la elección de la reina.
Fue en el año 1976 cuando, siendo alcalde Camilo Cano, las peñas comenzaron a elegir a las reinas. Ese año la peña Els Joanos fueron los que ostentaron la primera mayoralía y eligieron a María Congost como reina.
Hablábamos hace un momento de cómo cambian las fiestas. De los actos que desaparecen del programa y son sustituidos por otros. ¿Hay alguno que le gustaría poder recuperar?
Cuando terminaba la verbena, teníamos costumbre de irnos a la Favara y poníamos los melones dentro del agua y nos lo comíamos con pan, aceite y sal. Eso era algo muy típico, entrañable y bonito.
«Recuerdo que me hacía mucha ilusión el acto de elección y que todavía fue mayor una vez que se hizo la votación y salí elegida»
Y de aquellos actos que se han ido añadiendo más tarde, ¿cuál le hubiese gustado que ya existiera durante su reinado?
(Piensa). No lo sabría decir. Son fiestas muy diferentes a las de entonces. Ahora se hace la ofrenda, que empezó el año que hicieron las fallas en los chorros. Los valencianos trajeron a la virgen desde València y propusieron hacer la ofrenda.
Eso es algo que ha seguido haciéndose desde entonces y es muy bonito, con la colaboración de todas las peñas y con todo el mundo vestido de nuciero.
Además de las propias fiestas, La Nucía como pueblo también ha cambiado muchísimo en todo este tiempo. Supongo que aquellas fiestas serían mucho más familiares.
Recuerdo todo aquello con mucho cariño, pero ahora ves muchas más comodidades. Las peñas tienen sus locales, su cocina, comen, cenan… Antes no existía eso y, como te decía, las peñas se juntaban igual en una casa.
Mi peña era ‘El Burro’. Éramos todos jóvenes y la teníamos en la plaza donde ahora está Suma. Allí pusieron una barra y se invitaba a todo el que venía de fuera. A nuestra manera, lo pasábamos muy bien.
Sólo unos meses antes, en noviembre, en Benidorm también se vivió ese momento importante de contar con la primera reina de las fiestas. ¿Tuvieron contacto entre las dos?
Al ser la primera vez, no es algo que sucediera de forma, por decirlo de alguna manera, oficial. Más tarde sí que ha habido costumbre de que la reina de aquí fuera a las fiestas de otros pueblos y que ellas vinieran aquí.
Si hubiese tenido la oportunidad, ¿a qué fiesta le hubiera gustado ir como reina de las de La Nucía?
Yo tengo muy dentro a Benidorm, porque es allí donde he vivido toda mi infancia. De hecho, todos los años bajo a sus fiestas, a la procesión, a la cabalgata… tengo mucha vinculación con Benidorm. También me hubiese gustado ir a las Hogueras de Alicante o a las Fallas de València representando a La Nucía.
«Me hubiese gustado ir a las fiestas de Benidorm, las Hogueras de Alicante o a las Fallas de València representando a La Nucía»
¿Cree que el sentimiento de orgullo y de ilusión que usted tenía sigue siendo el mismo que el que sienten las chicas que son elegidas hoy en día para el cargo de reinas mayor e infantil?
Seguro que sí… ¡pero ahora llevan mucho más ritmo que el que llevábamos nosotras! (ríe). Además, son más jóvenes, lo viven más y cuentan con la experiencia que han podido ver de reinado en reinado. En mi caso, y pese a que me pilló como la primera reina, lo disfruté casi todo al máximo.
¿Tuvo usted la oportunidad de proponer alguna de las actividades o funciones que debía tener esa recién creada figura de reina de las fiestas?
No. Tú ibas donde te llevaban, pero es que tampoco llegué a pensar en aquel año que me gustaría hacer esto o lo otro. Donde ibas, lo hacías con mucha ilusión y con la banda de música. Era algo muy nuevo y lo disfrutamos mucho.
Y ahora, 50 años después, llega el momento de volver a ser protagonista con el homenaje que se les va a hacer a las 50 reinas que han tenido las fiestas.
Me ha parecido una muy buena idea la organización de este acto del 50 aniversario de reinas. Es algo por lo que quiero felicitar tanto al alcalde como a Cristóbal Llorens, concejal de Fiestas.
Tenemos un gran concejal de fiestas, que siempre está pendiente de ellas, de las penyas y de que el espíritu de la fiesta no decaiga a pesar de la pandemia, con nuevos actos como el mig any. Hay que agradecerle a él y al alcalde, Bernabé Cano, la gran evolución que han tenido las fiestas en los últimos años.
Pero no es la primera vez que se hace algo similar.
A los diez años hicieron también una especie de verbena y sacaron a las diez reinas que habíamos sido hasta entonces, siendo alcalde Camilo Cano.
«A la reina actual le recomendaría que se olvide de todo lo que tenga y se centre en disfrutar de las fiestas al máximo»
¿Le han contado ya en qué va a consistir el homenaje que se hará este año?
De momento no sé nada (ríe). Creo que va a ser una sorpresa…
¿Le hace ilusión?
Muchísima. Creo que a todas nos la hace. Es un acto muy bonito porque es muy difícil que 50 años después sigamos estando todas. Lo que seguro que nos gustaría es que nos hicieran un acto emotivo y sentirnos protagonistas.
¿Alguna vez ha acudido a usted una nueva reina de fiestas en busca de consejo?
Alguna vez hemos hablado, sí. Pero cada reina debe disfrutar de sus fiestas y de su reinado. Ahora no lo sé, pero, al menos en mi época, no nos hemos pasado cosas de unas a otras.
¿Qué consejo le daría a la reina de este año?
Que se olvide de todo lo que tenga y se centre en disfrutar de las fiestas. Es algo que se vive una vez en la vida y, por lo tanto, lo tienes que disfrutar al máximo.
«Ser reina es algo que se vive una vez en la vida y, por lo tanto, lo tienes que disfrutar»
A La Nucía, como a tantos otros pueblos de la comarca, han ido llegando muchos ciudadanos extranjeros a lo largo de los años. ¿Cree que las fiestas son un buen vehículo para que esos nuevos vecinos se sientan como un nuciero más?
Desde luego que sí. Es algo que aquí se lleva muy bien porque incluso las urbanizaciones son partícipes y colaboran. Además, las peñas siempre han estado abiertas a que todo el mundo pueda venir y tomarse algo participando así de las fiestas.
Por lo que dice, parece que en La Nucía no se ha dado ese proceso que sí ha sucedido en otros sitios en el que los festeros viven cada vez más cerrados en sus grupos y sus locales.
Eso aquí no pasa. Todo el que viene es súper bien recibido y a cualquier peña que entra se le va a servir como a todo el mundo.