Entrevista > Ana Isabel Cañizares Ferrández / Agricultora (Dolores, 3-agosto-1983)
El pasado día 3 de junio tuvo lugar la 12º edición de entrega de los Premios de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Alicante en los salones Juan XXIII de la capital.
Entre los galardonados estuvo la dolorense Ana Cañizares, una joven de 38 años que se metió de cabeza en el mundo de la agricultura en 2017, y que lucha por la igualdad y la integración de la mujer en un sector totalmente masculinizado.
Por este motivo no hemos querido perder la oportunidad de hablar con ella sobre su trayectoria profesional y conocer su visión sobre la agricultura.
Según tu currículum tu primer oficio no estaba relacionado con la agricultura…
No, a pesar de que yo siempre he querido trabajar con mi padre en el campo no me dieron esa opción. Un día llegué del instituto diciendo que no quería estudiar y pasó lo que pasaba antes, me metieron a trabajar en una peluquería.
He sido peluquera casi 25 años, hasta hace cinco que tomé la drástica decisión y cambié de trabajo.
«En campaña trabajo 16 horas diarias de lunes a domingo»
¿Qué te llevó a tomar esa decisión?
Yo tenía mi propia peluquería y me iba muy bien. Tenía una clientela muy buena, pero por desgracia se me fueron varios clientes jóvenes por cáncer, y eso hizo que replanteara mi vida porque no me quería quedar sin probar lo que siempre me había gustado.
¿Cómo lo hiciste?
Fue de la noche a la mañana. Arrendé tierra por mi cuenta y cuando ya la tenía se lo dije a mi padre, que había cerrado la peluquería y que iba a trabajar en el campo. A pesar de que no se quedó muy convencido, lo aceptó, pero seguía sin dejarme estar en primera línea en el campo.
Como él tenía una empresa agricultora, cogió y me metió en la oficina, por más que yo insistía en que quería estar en las tierras, ver y saber cómo se hacía todo.
Finalmente conseguiste trabajar la tierra…
Me costó mucho, y se puede decir que fue la DANA de 2019 la que marcó un antes y un después, porque mi padre lo perdió todo en esa tormenta y tuvimos que despedir a los trabajadores.
A raíz de ahí, empezamos a trabajar solos mano a mano, pero aun así era una lucha constante porque no quería ni que cogiera el tractor, él no veía que ese fuera trabajo para mí. Poco a poco me saqué todos los permisos y ahora no suelto el camión ni el tractor.
«Lo más duro para mí es conciliar la vida laboral con la familiar»
Durante este tiempo, ¿te has sentido apoyada por la familia y los amigos?
Realmente el que me ha brindado su apoyo desde el minuto 0 fue mi marido, a mis padres les ha costado más pero ya sí que me siento apoyada por ellos.
Tengo que dar las gracias a mi madre que cuida de mis hijas todos los días para que yo pueda trabajar largas jornadas en el campo, y a mi padre también, porque le ha costado, pero se ha dado cuenta de que soy perfectamente capaz.
¿Qué es lo más duro de este oficio?
Lo más duro para mí es compaginar la vida familiar con el trabajo cuando estamos en campaña, que trabajamos perfectamente 16 horas diarias de lunes a domingo.
También es muy duro soportar el calor que hace en el campo, pero el verano es cuando más trabajo tenemos y no hay otro remedio que mojarnos el pelo, el cuerpo y seguir trabajando. Doy gracias a que este año me han dejado un tractor con aire acondicionado.
¿Te sientes discriminada en este sector por ser mujer?
Sí, constantemente. Es un mundo donde no están acostumbrados a tratar con mujeres y hay muchos agricultores que piden que esté mi padre delante cuando hacemos negocios, cobramos o incluso para pagarles.
Yo ya me río de estas situaciones, son muchos años y ya estoy acostumbrada, pero es muy triste que te cuestionen y menosprecien sólo por el hecho de ser mujer.
«Muchos agricultores prefieren que haya un hombre delante cuando tratan conmigo»
¿Conoces más compañeras agricultoras?
No trato con mujeres habitualmente, pero gracias a las asociaciones sí he conocido a otras mujeres que trabajan en el campo y he compartido experiencias con ellas.
Conocerlas me ha ayudado a no sentirme tan sola y a darme cuenta de que lo que yo he pasado no son hechos aislados, que a ellas les han pasado situaciones similares.
ASAJA te ha otorgado el premio a la mujer Rural 2021, ¿cómo recibiste la noticia?
Fue una sorpresa grandísima que no me esperaba para nada. Ha sido muy emotivo recibirlo y este reconocimiento también ha ayudado a que muchas personas con las que trato habitualmente me tomen en serio.
¿Puedes decir que ahora mismo estás donde quieres estar?
Estoy donde quiero estar, pero me falta crecer como empresa para que me permita no trabajar de lunes a domingo 16 horas diarias, sino tener una estabilidad en la que pueda tomarme dos o tres días de vacaciones para estar con mi familia.