Desde luego que eran recalcitrantes, cabezones. Desde que comenzó tan peculiar celebración, dicen que allá por 1944, cuando ese típico juego que comienza a lo inocente y termina en incidente sembró los primeros tomatazos en Bunyol (o Buñol, que es tierra castellanohablante), y hasta 1959 estuvieron batallando con estas bayas tomadas por verdura. Y eso que se lo tenían prohibido.
Y acababan por ello los contendientes en el cuartelillo de la Guardia Civil, cuando, en plena dictadura franquista, no era lo deseable. A veces se llegaba a más. El veintisiete de agosto de 1957, tras ponerse el alcalde, por entonces “la autoridad competente”, más terco que ninguno, que allí no había ‘tomatina’, entonces la gente del lugar se sacó de la manga un carnavalesco ‘entierro del tomate’. En fin, “In Memoriam. Tomate, el pueblo no te olvida”.
El arranque de la fama
Desde 1959, pues, se iba a permitir lo de liarse a tomatazos, en espacio acotado, duración límite de una hora y, eso sí, ya no iban a traerse cada uno de casa los frutos a despachar. De eso se iban a encargar los clavarios (los que custodian las claves o llaves) de San Luis, esto es, quienes se encargaban de organizar los festejos al patrón de la ciudad, el fraile dominico contrarreformista, y valenciano, Luis Beltrán (1526-1581).
Explicaremos el porqué. Mientras, señalemos que los primeros gobiernos locales democráticos verán en aquellas batallas donde el jugo de tomate sustituye a la sangre, como en Hollywood, vamos, una manera de promocionar al municipio.
El espaldarazo se lo da Radio Televisión Española, RTVE, con un reportaje del programa ‘Informe Semanal’ emitido el veintisiete de agosto de 1983. Entre bromas y veras, el hoy llorado periodista Javier Basilio (1928-1992) deslizaba una parte de la historia tras la tomatina.
Llegó a celebrarse un carnavalesco ‘entierro del Tomate’
Por los orígenes buñoleros
En aquella crónica, se nos informaba del origen íbero de la ciudad, de las relaciones del municipio con el esoterismo. Nos hablaba de almohades (estuvieron por la Península entre 1147 a 1269, integristas de la época), templarios y cátaros (cristianos gnósticos, o sea, que priman lo espiritual sobre doctrina oficial) apoyando el desarrollo de la ciudad. De su realidad industrial y obrera (cemento y papel)
Veinte mil kilos se tiraban aquel veinticuatro del mes. Doce millones de pesetas (72.121,45 euros) para gastarlos sobre las vestimentas de una población de 9.500 habitantes y 165 millones de pesetas (991.670 euros). La leyenda de apertura de la tomatina dada allí era que un montón de jóvenes la emprendieron a tomatazos con alguien que en la calle destrozaba la canción ‘Amado mío’, perteneciente a la película ‘Gilda’ (1946).
La fama llegó en 1983 con un reportaje de Televisión Española
Cantidades de verduras
El documental terminaba mostrando a la propia ciudadanía limpiando calles y fachadas, que quedaban como la patena solo tres cuartos de hora después. Lo cierto es que aquella emisión desbordó las expectativas turísticas, y provocó que al año siguiente los cuarenta mil kilos de la guerrera verdura resultasen insuficientes para una cuantía de participantes que duplicaban la población buñolense o buñolera.
Aunque se han dado iniciativas como la Junta de Los Tomateros creada en 1994 por quienes se erigieron en supervivientes de aquella supuesta primera batalla, la gente arrugó el gesto, como ocurre ante los gastos de cualquier festejo, olvidando que los visitantes llegan y gastan dinero mientras ven o se integran en la celebración. Pero aquí además se arroja un producto alimenticio.
San Luis Beltrán sustituyó a San Abdón y San Senén
Cambios de santos
El reproche era semejante al de las ‘banyas’ o bañadas (tanta agua) o lo mismo con más verduras. Algo como lo de cómetelo todo y no tires nada al suelo que en África pasan hambre, ese dicho con la misma lógica que el bébete ya el zumo que se le van las vitaminas. Los gastos, decían en la tele, se sufragaban desde los participantes, con los recursos propios de los festeros, loterías incluidas. Y la fiesta, como polo de atracción, sigue funcionando.
Se dedica a San Luis, previamente a San Abdón y San Senén (de fecha de nacimiento ignota pero fallecimiento en el 254), protectores del pedrisco. La población (hoy 9.438 habitantes según censo de 2021) había pasado de principalmente agrícola a eminentemente industrial. ¿Y el carácter rebelde, respondón, del festejo en las fechas de su creación y primeros desarrollos?
Entente entre ideologías
Clero, ciudadanía y las diversas corrientes ideológicas llegaron a una entente tanto durante la República como tras la Guerra Civil. Nada de delitos de sangre antes. Perdón para los republicanos después. Incluso el cementerio llegará a contar en la parte civil con una cuarentena de tumbas masonas. Aquí reposan los líderes de las logias que operaron en la Hoya de Buñol.
¿Y si las historias de los orígenes son mera distracción? Todo fue una válvula de escape consentida que hoy se ha convertido en icono internacional, fotocopiada incluso en Argentina, Chile, China, Colombia, Corea del Sur o Costa Rica. La cita para meditarlo es el treinta y uno de este mes. Aunque con unos tomates en la mano quizá lo suyo sea divertirse.