Entrevista> Luis Gerardo Álvarez / Presidente del Club Ciclista l’Alfàs del Pi
Luis Gerardo Álvarez es uno de esas personas que viven por y para el ciclismo, y que lo hace alejado de los grandes focos mediáticos de un deporte en el que la relación entre las grandes figuras y el aficionado es cada vez más impersonal, pero que, como ha quedado patente en el Tour o La Vuelta, sigue arrastrando a las masas a las cunetas.
Álvarez lleva años al frente del Club Ciclista l’Alfàs del Pi, una de las mejores canteras de España por las que, entre otros, han pasado Felipe Orts o el ahora mundialmente conocido Juan Ayuso, gran esperanza del ciclismo español. Un éxito que no es fruto de la casualidad, sino del buen hacer y la seriedad con la que los responsables del club llevan dirigiendo a los más jóvenes desde hace años. Ahora, saborean las mieles del éxito.
El último gran éxito, de una larga lista, conseguido por el Club Ciclista l’Alfàs del Pi es muy reciente y se trata de la exhibición que dieron en la Volta a Portugal Cadete.
Fue una carrera espectacular. Fuimos invitados, después de que el año pasado ya estuviéramos allí y quedaran muy contentos con nosotros. Para ellos, es una carrera muy importante porque es casi como su campeonato nacional y van todos los equipos del país, más algunos invitados de España.
Hemos ganado las tres etapas, la clasificación general, la regularidad, la montaña, la general por equipos y también hemos metido a un ciclista en la tercera posición de la general. Fue impresionante. Ganamos con Héctor Álvarez y Andreu Garrigós hizo tercero.
«Mucha gente que antes apuntaba a los niños a la escuela de ciclismo, ahora no lo hace, y no encuentro el motivo»
Aunque suele quedar algo eclipsada siempre, imagino que en categorías inferiores la general por equipos será un logro importante.
Muy importante porque ayuda a crear ambiente de equipo y permite que todos los corredores suban al podio, lo que les motiva mucho. Fue un desplazamiento muy largo, hasta Lisboa, y volver con esos premios hace que el viaje sea casi una fiesta.
Cuando llegan los éxitos siempre parece que llueven del cielo, pero la realidad es que lo hacen como fruto de un trabajo duro y que, en el caso del club alfasino, lleva ya muchos años en marcha.
Así es. Lo que estamos consiguiendo ahora es que se hable de lo a gusto que se está en l’Alfàs. Los padres que están por aquí, cuando sus hijos crecen y marchan a otros equipos, se van hablando muy bien de nosotros. Eso hace que la gente quiera venir y para nosotros eso es un orgullo.
Y todo a pesar de que esta zona, y esto lo tengo muy claro, es muy difícil para ser ciclista.
¿Por qué?
No es porque se trabaje mal, sino porque la sociedad que nos rodea no es la mejor para que los chavales lleven la vida que tiene que llevar un ciclista. Hoy en día, el ciclista tiene que ser un monje y un monje, si vive rodeado de lugares como Benidorm, l’Alfàs, La Vila, Gandía… es muy difícil.
«Lo que estamos consiguiendo actualmente es que se hable de lo a gusto que se está en l’Alfàs»
Pero si consigues que ese chaval se comprometa, la zona es inmejorable. Al fin y al cabo, aquí vienen a entrenar constantemente los mejores equipos y corredores del World Tour.
Sí, pero ellos vienen a un hotel a concentrarse y a hacer su trabajo. El problema llega cuando hablas con un chaval de 18 o 19 años que no tiene las cosas tan claras. No es su trabajo, porque no gana dinero, y ve que la sociedad que le rodea no es de cuidarse y de luchar.
Un gran ejemplo lo vemos en Juan Ayuso. Él vivía en Jávea, un paraíso para el ciclista, pero se ha ido a vivir a Andorra con las vacas. Allí sale a la ventana y no ve a nadie. Más allá de que económicamente pueda ser mejor, ha ido a Andorra para tener esa tranquilidad que le permite entrenar y vivir como debe.
Pogačar, Bernal, Evenepoel, Vingegaard, Ayuso, Carlos Rodríguez… son todos ellos ejemplos de profesionales que han conocido el éxito incluso antes de cumplir los veinte años. ¿Puede eso provocar que un chico de 18 o 19 años que no haya sido ‘tocado’ por un World Tour piense que se le ha ‘pasado el arroz’ tan joven?
En mi opinión eso ha hecho un daño terrible en la base. Aunque creamos que lo que han hecho Ayuso, Carlos, Remco y todos ellos es algo sencillo, no lo es para nada. Son súper-mega-cracks. ¿Dónde quedan corredores como Erviti, Bilbao, Fraile? ¿Por qué no les tomamos a ellos como referencia?
Al final, de los 200 corredores que van al Tour, 180 son esa gente que ha estado peleando toda su vida. Ahora los chavales, como no sean como Ayuso o Carlos, da la sensación de que no valen y eso hace, como te decía antes, que les cueste mucho cuidarse.
¿En qué se traduce eso?
En lo que nos estamos encontrando: gente muy buena en Cadetes, con unas cualidades estupendas, que llegan a Sub-23 y como no han tenido la oportunidad que ha tenido esta gente, pierden la ilusión. Tú les dices que es ahora cuando hay que tener la ilusión, cuando hay que apretar los dientes de verdad. Ahora el nivel de exigencia es terrible. O trabajas duro o lo tienes muy jodido.
«Esta zona, y esto lo tengo muy claro, es muy difícil para ser ciclista»
A su vez, ¿no supone eso un riesgo en el sentido de que se le puede estar exigiendo demasiada profesionalidad a chavales que, en el fondo, son niños que deberían sencillamente disfrutar de la bici?
No, porque ellos mismos se dan cuenta de que no quieren ese tipo de vida. Cuando son chavales no existe un gran esfuerzo. Aunque tú digas que un chico que gana es porque se cuida como un profesional… ¡qué va! Es porque está desarrollado.
Yo lo que estoy viendo entre los chavales es que se piensan que ser profesional es fácil y se hacen unas ilusiones terribles, pero sólo tardan un par de años en que la carretera les abra los ojos. ¿Juguetes rotos? Puede ser, pero se van de fiesta cuatro días, comienzan a trabajar y son personas normales. Hay más padres frustrados que niños juguetes rotos.
Un chico que sí está despuntando en el equipo Cadete es Héctor Álvarez. Está haciendo un auténtico temporadón. Hábleme de él.
Es un niño que está muy desarrollado, que mide casi 1,90 y que corre con niños de 14 o 15 años que están sin hacer. Para mí, es un buen Cadete porque cumple las expectativas. Es uno de esos niños desarrollados, que es listo corriendo, que está bien asesorado, porque se nota que ha mamado el ciclismo; lee muy bien las carreras. Lo hace todo muy fácil.
Eso sólo quiere decir que es un buen Cadete. Está mal que lo diga yo, pero creo que ha sido el mejor de su categoría en España. Ahora bien, el año que viene comienza una categoría nueva y, por lo tanto, empieza de nuevo y ante rivales nuevos que son más mayores.
Por el Club Ciclista l’Alfàs del Pi han pasado, por poner sólo dos ejemplos, corredores como Felipe Orts, uno de los mejores ciclocrossman del mundo, y el gran mirlo blanco del ciclismo español, Juan Ayuso. ¿Eso ayuda a que los chavales quieran venir aquí a formarse?
A partir de la categoría Cadete, sí. Tenemos un calendario tan grande, corriendo las mejores carreras de España, y ha pasado gente tan buena por aquí, que sí quieren venir a correr con nosotros.
«Ahora el nivel de exigencia es terrible. O trabajas duro o lo tienes muy jodido»
¿No es el caso en los primeros años?
En lo que se refiere a las categorías de Escuelas, creo que estamos teniendo una crisis importante. En parte, porque la pandemia nos sigue afectando. Estos dos años han perjudicado mucho a la sociedad, no sólo al turismo. Mucha gente que antes apuntaba a los niños a la escuela de ciclismo, ahora no lo hace, y no encuentro el motivo.
Centrémonos en las dos grandes figuras que pasaron por sus manos y empecemos por Felipe Orts, uno de los referentes internacionales del ciclocross y uno de los ‘culpables’ de que en enero vayamos a tener una prueba de la Copa del Mundo en Benidorm. ¿Van a intentar aprovechar ese tirón?
Lo bueno que tenemos, sobre todo en Cadete y Júnior, es que Felipe ha pasado por la escuela de l’Alfàs del Pi y, por lo tanto, somos un buen referente como un club que da muchas facilidades para que nuestros ciclistas hagan ciclocross. Con Felipe nos fue muy bien y este año ha corrido con nosotros David Ivars, que es campeón de España Cadete.
Para mí es un orgullo ver a ciclistas como Felipe que, aunque en carretera no sea una estrella, en el ciclocross lo ves disputando con los mejores porque, al final, hemos puesto ahí nuestro granito de arena. Lo de la Copa del Mundo… ¡joder, es un éxito!
«Juan Ayuso ha sido el mejor alumno que ha pasado por el Club Ciclista l’Alfàs del Pi»
Y, por supuesto, tenemos a Juan Ayuso, la gran esperanza del ciclismo español y que ahora mismo (esta entrevista se realizó durante la primera semana de la carrera) está disputando su primera vuelta de tres semanas en la Vuelta a España.
Yo he estado trabajando con Ayuso cuatro años y te puedo contar una anécdota para comprender su carácter. Uno de esos años había un chico que estaba más desarrollado que él y Ayuso estuvo siempre trabajando para él toda la temporada. Él siempre tenía que quedarse con este chico mientras los demás se metían en las fugas.
Un día, me dijo que quería correr para ganar. Yo le dije que si nos ganaban, se nos iba a quedar cara de tontos, pero él insistió. Me dijo “déjame, que hoy les voy a ganar”. Al final, peleamos por él. Todo el equipo se volcó para Ayuso porque, además, fue un chaval que había trabajado para los demás… y ganó. A partir de ahí le comió la moral a todos y fue un referente.
Es un chico, y lo está demostrando entre los profesionales, con las ideas muy claras.
Tiene una gran fortaleza mental, algo descomunal. Yo he tenido una relación muy buena con él. Para mí, ha sido el mejor alumno que ha pasado por el Club Ciclista l’Alfàs del Pi. Hablo en cuanto a comportamiento, esfuerzo, seriedad… es un chico que lo ponía todo porque quería ser ciclista.
«Hoy en día, el ciclista tiene que ser un monje»
¿Cómo fue la despedida?
Muy buena. Él se marchó porque quería seguir creciendo. Había llegado ya ese momento y recuerdo que le dije: “Juan, donde tú vayas, vas a dar calidad. El equipo al que vayas, lo vas a hacer grande tú”. Y así ha sido.