Entrevista> Nelo Curti / Escritor y performer (Paysandú, Uruguay, 17-abril-1981. Residente en Alicante)
Nacido en Uruguay, en 1997 se trasladó a Vigo y un año después a Alicante, donde reside desde entonces e indaga acerca de las diferentes condiciones y realidades artísticas. Bajo el concepto ‘afterpoesía’, Nelo lleva la poesía a escena conjugando versos, performance, humor y otros mejunjes.
A su faceta de escritor, con numerosos libros de poesía y otros géneros literarios publicados, de gran reconocimiento por parte de la crítica especializada, se suma la de agente activo dinamizador de la cultura, con un reseñable compromiso social. Ha desarrollado varias intervenciones en diversos espacios públicos y participado en festivales por todo el territorio nacional.
«Mis propuestas muchas veces ganan cuando se libran de mí»
Estás inmerso en el rodaje de tu primer cortometraje, en el que eres director y guionista. ¿Qué te ha llevado a adentrarte en el séptimo arte?
Básicamente el hecho de que no me parecen muy divertidas las fronteras, y mucho menos en el terreno creativo. Entiendo las distintas disciplinas artísticas como campos de expresión que, aunque sujetos a condicionantes específicos, gravitan sobre el mismo eje.
Cada creador decide cuál es ese centro, las opciones son innumerables, para algunos es simplemente la necesidad de contar y para los que están más flipados la fama.
Se trata casi siempre de ir un poquito más allá, de tantear el otro lado, aunque la palabra trascendencia es larga, fea, y bastante traicionera. Yo me acerco al cine porque tengo amigos que me siguen la corriente y creen que mis piscinas tienen agua, y viceversa.
Al cortometraje lo habéis llamado ‘Animal de Compañía’ y lo realizas en colaboración con el colectivo Bräpalà. ¿Cómo está resultando el proceso?
Colectivo Brápalà es precisamente el nombre bajo el que se esconden esas amistades de corriente alterna. Nos necesitamos para ir a la guerra con una cuchara, y como esa guerra es cosa nuestra, nos resulta irrelevante vencer, ya que somos los dos bandos.
‘Animal de Compañía’ va de eso, del límite que cada quien pone a sus metas, nosotros somos un club de paracaidistas con vértigo, pero decididos a saltar.
En esta faceta como director y guionista, ¿qué porcentaje encontramos del Nelo poeta?
Mi lenguaje es el que es y no pretendo ni puedo jugarle por la espalda. Me resisto a hablar de mí como poeta, ya que me resulta algo boluda esa autoproclamación. Trabajo a partir de unas coordenadas que intento controlar a medias, y mis propuestas muchas veces ganan cuando se libran de mí.
Pero es inevitable burlar las fronteras sin mochilas. No es malo ni bueno, es inevitable, y en esa lucha entre creer y olvidarse de uno mismo se cocina el estofado. Y luego siempre está el azar salvando muchas papas.
«Me resisto a hablar de mí como poeta»
¿A qué tipo de cine te gustaría acercarte? ¿Cómo es el lenguaje con el que comunicas?
Es difícil responder a tu pregunta sin sonar pedante. Necesitaría un gabinete de crisis con Bräpalà para consensuar influencias, aunque siempre queda bien en una entrevista mencionar a Lars von Trier, con lo que mi teoría queda confirmada.
En cuanto al lenguaje, se encuentra ahora mismo en estado de gestación, y seguramente nos cueste más de nueve meses darlo a luz y ponerle nombre. Pero dejaremos a Lars a la altura del betún, fijo.
El pasado año estrenaste ‘Penélope no come perdices’, una obra de teatro-performance que seguís presentando por toda la provincia. ¿Qué destacas de la misma?
‘Penélope no come perdices’ es una apuesta escénica que aúna teatro, audiovisuales y música en vivo, y no puedo hablar de ella sin delatar a mis secuaces. Luciana Barrenechea y Cali Raso bailaron sobre el trampolín interpretativo de un texto que inicialmente no fue más que una lista de la compra.
Sol Spinelli puso el objetivo de su cámara a moler metáforas, Jorge Perromagnético y Chelo Romero convirtieron en música lo que les ofrecí como dolor, Pedro Coiro libró de telarañas el espacio escénico y Kiko Martínez hizo desde su trabajo de iluminación que las centrales nucleares tuviesen un no sé qué poético.
«Mi lenguaje cinematográfico se encuentra en estado de gestación»
Entre otros proyectos, hace poco terminaste de escribir ‘El tipo que pudo matar a Leo Messi’. ¿Qué nos puedes adelantar de esta novela?
La novela parte de una idea que me dio Albert Pla. Dicho así suena muy bien y parece que Pla es mi colega, pero voy a matizar, como dicen los políticos. Durante años tuve pegado en mi nevera un cartel de un espectáculo suyo, ‘Tenemos un problema’. En la fotografía aparecían él y su guitarrista agarrándose la cabeza, y bajo las ruedas de su coche un tipo que supuestamente era Messi.
Contar la historia de alguien que se carga al futbolista más famoso del planeta me pareció atractiva, y sumé como ingrediente que ese tal era fanático del Barça y acababa acosado por sus correligionarios. ¿Cómo huir cuando quienes te persiguen piensan como tú?
Eres una figura muy activa social y culturalmente en Alicante. ¿A qué se debe ese compromiso y cuáles son las líneas de acción que sueles acometer?
En Alicante hay un montón de colectivos que a nivel barrial están plantando cara a situaciones de injusticia social muy evidentes. Personalmente estoy vinculado a estos movimientos en Virgen del Remedio y Carolinas Bajas. Juego ahí como vecino, y proponiendo además algunas acciones afterpoéticas.
La que tuvo tal vez más recorrido fue la de los socavones de calle Moncada. Empezamos entregando las instrucciones para fabricar el hormigón, continuamos numerándolos como si fuesen piezas de museo, empapelando la ciudad invitando a los turistas a conocerlos, y acabamos plantando arbolitos de navidad en ellos y tomando mistela al son de villancicos flamencos.