Cada vez que se emprende una ‘guerra’ empezamos a ver batallas por un lado y por otro hasta que llega un momento que ya no sabes quién quiere salvarte, quién quiere engañarte o quién va directamente a atacarte.
Impuestos iguales para todos
Y esa guerra es la que estamos viviendo ahora con los impuestos. Partamos de la base en la que ya es difícil saber que paga cada uno por impuestos. Por un lado, están los que afectan a todos, ganen más o menos, como es el IVA, por poner uno de los ejemplos. Da igual tus recursos económicos, el porcentaje de Impuesto Sobre el Valor Añadido cuando compras es idéntico para todos.
Y en todo este embrollo de cargas impositivas o tasas nos podemos perder si empezamos a ver lo que pagamos por la factura de la luz. Aunque ahora ese IVA se haya reducido seguimos afrontando un alto porcentaje en conceptos que no es la energía propiamente dicha y que nos imponen, como el alquiler del contador, los peajes por la distribución, el apoyo a las renovables, etc.
Excepciones no tan excepcionales
De igual modo pasa con el combustible y con otros muchos productos, que tienen ciertos impuestos especiales añadidos. Y eso sin contar con que se generaliza y se habla del IRPF, pero si luego has tenido más de un pagador (un par de trabajos legales, por ejemplo) ya tu carga impositiva es otra.
O cuando se habla de autónomos, que también se quedan fuera de esas cifras de ‘datos reales’. Las cuentas no afectan a los que son autónomos societarios, obligados a serlo por ley cuando se tiene más del 50 por ciento del capital de una empresa pequeña (en las grandes no es normal que alguien tenga ese porcentaje) directamente o entre los familiares que viven en un mismo domicilio, incluso aunque la sociedad esté inactiva.
Hay más casos en los que están obligados a esa forma de trabajador por cuenta ajena, y que pagan unas cantidades diferentes y normalmente superiores. No son afectados por las reformas, aunque representan casi el 40 por ciento del total de los autónomos.
Indiferencia ciudadana
El caso es que, ya perdidos en este laberinto donde es mejor no entrar para no perder la cabeza por el camino, llegamos a la información y contra información que acaba dejando a los ciudadanos indiferentes.
Por un lado nos dicen desde el Estado, la propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y hace solo unos pocos meses, que no se bajarán impuestos, ni el IVA de productos básicos ni el IRPF. “No es momento de bajar impuestos” porque la inflación tiene una causa “muy clara, la subida de los precios de la energía y el gas, sobre la que el Gobierno ya está actuando”, indicaba.
Mayores ingresos
Algo que no era muy comprensible. Todos aquellos impuestos, como el que nos grava cualquier compra que hacemos, así como los obtenidos por el consumo eléctrico o de combustible, entre otros, han supuesto más ingresos a las arcas del Estado, al estar todo mucho más caro (como queda claro con la subida del IPC). Si pagamos un 10 por ciento por un impuesto sobre algo que cuesta 5 euros serán 0,5 euros para el Estado, si ese producto sube a 10 euros el Estado percibirá 1 cada vez que se compra.
Eso en cifras pequeñas, si nos vamos a lo que ha subido la luz, la gasolina, el gas, etc. y hacemos la misma fórmula, puesto que también los impuestos ahí son un porcentaje sobre lo que se paga, las cifras de ingreso se disparan.
Impuesto sobre el Patrimonio
Llegado hasta este momento las comunidades presididas por el PP entran en la guerra con su propia batalla. Entre los impuestos sobre los que anuncian rebajas se encuentra (además de los tramos inferiores del IRPF) el de Patrimonio. Su criterio es que es un gravamen con una capacidad recaudatoria muy escasa (menos del 1%) y que su rebaja puede incentivar y atraer más capital.
Las rebajas y ajustes de impuestos, a pocos meses de las elecciones, se va contagiando, y ciertos territorios gobernados por el PSOE, o en los que participa en su gobierno, también anuncian rebajas impositivas ‘selectivas’.
Comunitat Valenciana
Es el caso de nuestra comunidad autónoma, solo unos días después de que nos visitara el presidente del Gobierno nacional y diera un mitin en el que afirmaba que la bajada de impuestos no era la solución, nuestro presidente autonómico, Ximo Puig, anuncia una bajada para las rentas inferiores a 60.000 euros, “la mayoría de la sociedad”, recalcó, y con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2022.
Tras este anuncio, que rompía el discurso del Gobierno, y que no se pudo parar a pesar de los múltiples intentos para que no se produjera, el cambio de estrategia en la batalla estaba servido. Ahora sí el Estado sale para cambiar de criterio y decir que se van a bajar impuestos, tanto alguno del IVA como del IRPF.
Estrategia de batalla
Del anuncio del Gobierno nacional lo más destacable es la reducción por rendimientos del trabajo y la rebaja del 5% para los autónomos (que afecta a una parte como ya he explicado antes). Por otro lado se crea un nuevo impuesto denominado ‘para grandes fortunas’ que afectará a 23.000 contribuyentes en España y, calculan, tendrá un impacto recaudatorio de 1.500 millones de euros.
Este último movimiento es al más puro estilo estratégico de la batalla. Si pagan el impuesto de Patrimonio en la comunidad autónoma correspondiente no deberán pagar éste del Estado. Si la comunidad autónoma rebaja ese impuesto el Estado lo cobrará por ella, con lo que al final una medida se contrarrestará con la otra.
Y así seguirán pasando estos meses en los que nos hablarán de muchas cosas, pero, ¿nos acabaremos realmente enterando de algo?