La muerte de una turista británica el pasado mes de agosto en la concurrida zona de la Cruz de Benidorm, en pleno Parc Natural de la Serra Gelada, ha vuelto a poner sobre la mesa la siempre polémica cuestión de las sillas motorizadas de alquiler en la capital turística, un método de transporte inicialmente pensado para personas con movilidad reducida o algún tipo de discapacidad; pero cuyo uso se ha generalizado desde hace tiempo, principalmente, entre la comunidad británica.
Los hechos ocurrieron a finales del pasado mes de marzo, cuando la mujer, que estaba realizando una excursión acompañada de su marido, acabó precipitándose por un acantilado por causas que todavía no han podido ser oficialmente aclaradas.
Una mujer de 58 años murió al despeñarse por un acantilado en su silla motorizada
Accidente mortal
Todo sucedió muy rápido. El vehículo motorizado que conducía la víctima mortal de este suceso, de 58 años de edad, se salió de la vía cayendo varios metros por una zona de muy difícil acceso, lo que, a la postre, acabaría dificultando la labor de rescate por parte de los bomberos y los servicios sanitarios desplazados hasta el lugar.
Un momento cuyo único y aterrorizado testigo fue el acompañante y esposo de la víctima, que también conducía uno de estos artefactos y que fue quien en primera instancia trató de socorrer a la mujer, sin que, debido a la complicada orografía del terreno, pudiera acceder hasta el lugar donde acabó cayendo, resultando herido leve en el proceso.
Intentos de control
Este trágico accidente no es más que el último de envergadura que ha saltado a los titulares de los medios de comunicación, en una ciudad que desde hace ya años trata de poner cierto coto, o al menos cordura, al uso de este tipo de soluciones de movilidad.
Para ello, se aprobó en el pasado una ordenanza que, entre otras medidas, contempla que las empresas dedicadas a su alquiler sólo podrán hacerlo a personas mayores de 55 años o a menores de esa edad si pueden acreditar algún tipo de discapacidad.
Una ordenanza que recoge también la prohibición expresa de conducir este tipo de vehículos bajo la influencia del alcohol o drogas, y que limita la velocidad de las mismas siempre que transiten por zonas de gran afluencia peatonal.
Las multas por su uso indebido pueden alcanzar, incluso, los 500 euros
Uso indebido
Todo ello, después de que el uso indebido de las mismas, incluso siendo protagonistas de carreras y todo tipo de salvajes ocurrencias por parte de grupos de jóvenes, pusiera en serio peligro a sus ocupantes y al resto de viandantes en más de una ocasión.
Una convivencia, la de las sillas motorizadas con el resto de usuarios de la vía, incluidos los peatones, que nunca ha sido fácil, pero que se ha hecho ahora más complicada a causa del indebido uso que sus usuarios hacen de la calzada, las aceras y la extensa red de carriles-bici de la capital turística.
Campaña reciente
Precisamente a mediados del mes de julio, sólo un mes antes de ese luctuoso suceso, la concejalía de Movilidad anunció que la Policía Local de Benidorm iba a intensificar el control sobre el alquiler y uso de estas sillas motorizadas con una campaña dirigida, por un lado, a los propios usuarios y, por otro, a las empresas dedicadas a su alquiler.
Pese a todo ello, desde el área de Movilidad se reconoce que las quejas por parte de conductores, peatones y demás usuarios de la vía siguen siendo constantes y que cada día se viven en la ciudad situaciones que, sin ser tan trágicas como la acontecida en agosto, suponen un problema grave para la seguridad vial.
Benidorm fue una de las primeras ciudades en aprobar una ordenanza para regular su uso
Casi medio millar de expedientes
Todas esas campañas han hecho que antes incluso de que se pudiera dar por oficialmente cerrada la campaña turística estival, el consistorio benidormense haya superado la cifra de 400 expedientes sancionadores por el mal uso de estos vehículos de movilidad personal, si bien es cierto que en esta estadística también se incluyen a los cada vez más numerosos patinetes eléctricos.
Un negocio rentable
Los responsables municipales reconocen que resulta muy complicado “ponerle puertas al campo”. Sobre todo, teniendo en cuenta que el alquiler de sillas motorizadas es un negocio tremendamente rentable en Benidorm, que cuenta con una flota de más de 500 unidades en alquiler durante todos los días del año.
Las ofertas de las principales empresas dedicadas al alquiler presentan precios que van desde los diez a los cincuenta euros diarios (dependiendo del tipo de silla y del tiempo total por el que se pretende contratar el servicio), algo que puede dar una idea muy clara de la ingente cantidad de dinero que está en juego.
Importantes multas
Tras la muerte de la turista británica Benidorm reforzó su campaña de control y vigilancia para evitar unos incumplimientos de la normativa que pueden suponer para el infractor, ya sea la empresa arrendataria como el usuario final, multas de hasta 500 euros.
Además, para el caso de reincidencia, las empresas podrían incluso perder su licencia para operar en este lucrativo mercado en la ciudad de Benidorm.