Aquel octubre esperaban pacientemente, un día más. Y nada. El martes veinticinco de julio de 1972 aparecían en los quioscos las últimas tiradas del diario ‘Primera Página’, modesta publicación que había llegado a preocupar a los medios oficiales y oficiosos, pese a que su media estaba entre los tres mil y cuatro mil ejemplares diarios. Tampoco es que se llegara a muchas más ventas desde otros frentes, pero las cifras, ante el árbol caído, fueron ridiculizadas.
¿Por qué esta actitud? Pese a una pésima gestión empresarial y publicitaria, aquel ‘periódico sin jaula’, según su eslogan, abrió un ventanuco a lo que habría de venir. Las autoridades, nerviosas, tras el último ejemplar se aprestaron a precintar el local, dejando incluso al esforzado cuerpo redactor sin sus pertenencias, ahora ya material prohibido. Y aquel día de octubre les confirmaron que no había nada más que hacer.
Los primeros pasos
El periódico salía a la calle el sábado veintitrés de marzo de 1968, con una redacción agrupada desde enero por Rafael Coloma (1912-1992), fundador del ‘Ciudad de Alcoy’ (lo deja en 1977), que arrancaba en 1953 una longeva carrera cercenada el 2013. Pero el empresario tras el invento, Pedro García Munera, de brumosa biografía, aparte del hecho de ser el creador de ‘La Voz de Albacete’ (1996-2000), elegía a otra persona.
A quien pone al frente es al periodista radiofónico menorquín Francisco Anglada (1929-2012), de alabada carrera, pero su labor directiva entonces resulta más bien errática. Quizá influyera la bisoñez, como algunos acusan hoy, pero es muy posible que los problemas empresariales de base, estos sí realmente ‘erráticos’, no dejaran de torpedear cualquier posible ilusión. Lo cierto es que Anglada acabará por dejar el cargo.
La redacción la formó el fundador del ‘Ciudad de Alcoy’
Poso antifranquista
Aunque el medio nacía bajo los auspicios de rigor (fotón del Caudillo y artículo de cortesía por parte de Manuel Fraga, 1922-2012, a la sazón ministro de Información y Turismo), pronto comienza a separarse del Régimen. El equipo era básicamente falangista (el propio Coloma había sido uno de los fundadores de la Falange y combatiente en la División Azul), pero del sector que considera que Franco había traicionado lo de la “revolución nacional-sindicalista”.
No habrá de extrañar, pese a la primera de las primeras páginas del, vaya la redundancia, ‘Primera Página’, que la publicación se convirtiera en señera de un nada escondido antifranquismo, y que pronto la redacción, además del cuerpo falangista original, incluyera también a futuros populares, socialistas y hasta comunistas. Frente al inmovilismo oficial u oficioso, desde aquí soplaban cuanto menos jirones de otra cosa.
Había falangistas antifranquistas, futuros populares, socialistas y hasta comunistas
Comienzan los problemas
Pero el asunto, económicamente, no levantaba cabeza. La periodista alicantina Rosa Solbes, que fue la primera directora de la extinta Ràdio 9 y estuvo al frente de la Unió de Periodistes Valencians (1999-2003, la UPV se creó en 1997), trabajó bajo contrato de prácticas en el diario. En su tesis, ‘Primera Página. Historia de una frustración’ (1972), habla de la terrible falta de recursos.
La sede del periódico se ubicaba en Alicante capital, en la calle José Salvetti, 18-20, con las rotativas en los sótanos. Cercana al IES Figueras Pacheco, que abría sus puertas (lo que notició ‘Primera Página’) en el curso 1970-1971. Allí se trabajaba sin documentación (textos), archivo (fotografías) o magnetófono alguno, aunque, según noticia Solbes, la gerencia había adquirido “dos costosísimos aparatos para grabar conversaciones y crónicas telefónicas que apenas fueron usados”.
El Conde de Godó quiso hacerse con la propiedad del periódico
Periodistas implicados
Dos periodistas se implicaron especialmente con el periódico. Uno fue el valenciano Juan José Pérez Benlloch. Llegó como tercer director y abandonó ante el poco apoyo de los editores. Pero la suya fue la gran época de avance del diario, con el asentamiento del enfoque antes aludido y la contratación de algunos hoy veteranos y famosos periodistas en la Comunitat Valenciana o Murcia.
Hasta se convirtió en mediador del intento de compra por parte de Javier Godó, fundador en 1998 del Grupo Godó. Pero, con unas partidas de golf mediante, no hubo finalmente cariño entre el editor de la veterana ‘La Vanguardia’ (1881) y el de ‘La Voz de Albacete’. Pérez Benlloch se marchó en 1971. El otro periodista fue Enrique Cerdán Tato (1930-2013), ligado al Partido Comunista. Incluso presidió la cooperativa laboral clandestina que intentó salvar lo insalvable.
El fin del sueño
Una serie de reportajes sobre el mundo laboral o la entrevista al alcalde Agatángelo Soler (1918-1995), que fue procurador en Cortes, más el aunar vocación internacionalista con rastreo del día a día a pie de calle, le dieron alas, en especial entre la clase trabajadora, a este hijo sin muchos recursos de la llamada Ley Fraga (1966), intento de aperturismo que tuvo finalmente cortos vuelos.
Al día siguiente de su último número, los encargados de rotativas pararon de pronto. Se les debían mensualidades y habían tenido que contar con la ayuda material, hasta en comida, de la redacción, que tampoco lo estaba pasando mucho mejor. Ahogado además por sanciones administrativas, las autoridades cayeron sobre el cadáver aún caliente. Y nadie devolvió las pertenencias.