Si Elda ha tenido un gran deportista polifacético en su historia, ese ha sido José Amat Cerdán (más conocido como ‘Pepico’). Primero fue uno de aquellos primeros futbolistas que contribuyeron a hacer grande este deporte recién llegado a España a principios del siglo XX. Y luego se pasó al balonmano donde, contra todo pronóstico, lideró a su equipo hasta competir con los más grandes de España.
Este mes se cumple el 105 aniversario de su nacimiento y no podíamos dejar pasar la ocasión para dedicar nuestro particular homenaje a su figura. Quizás sea el eldense que más haya contribuido a la evolución del deporte de su ciudad, aunque paradójicamente nunca pudo vivir de ello por lo que compaginó su faceta deportiva con su dedicación al calzado.
Jugó varios partidos en Primera División con el Español
Inicios en el fútbol
Pepico llegó a este mundo el 10 de noviembre de 1917. Solo cuatro años después en la misma ciudad se juntarían un grupo de amigos de una peña barcelonista para fundar el Club Deportivo Eldense.
Nuestro protagonista nació en una familia humilde y ya desde niño tuvo que ponerse a trabajar como vendedor ambulante de leche cuando salía del colegio. Aún así encontraba tiempo para jugar al fútbol como guardameta en el que sería su primer equipo, el Racing Club.
En 1932 fichó por el Eldense y muy pronto se convirtió en titular e incluso en la estrella de aquel equipo que jugaba sus partidos como local en el antiguo Campo del Parque. En aquella época todavía existían los campeonatos regionales y el club azulgrana estaba encuadrado en el de Murcia.
Época herculana
Con el estallido de la Guerra Civil curiosamente le llegaría su primera gran oportunidad futbolística. El portero titular del Hércules -equipo entonces en Primera División- en aquel momento era el canario José Pérez, a quien el golpe de estado sorprendió de vacaciones veraniegas en su tierra. No solo no pudo regresar a Alicante sino que encima fue llamado a filas por el bando sublevado.
Así pues la directiva herculana tuvo que buscar un remplazo por la zona, y encontró a este prometedor chaval eldense de 18 años. Dado que la Liga fue suspendida, Pepico solo disputó partidos del Suprarregional de Levante-Murcia, hasta que ya el fútbol español se paró definitivamente.
Durante la Guerra Civil fichó por el Hércules
Dos años fuera de Elda
Sus buenas actuaciones defendiendo la portería herculana durante esta efímera pero intensa etapa, le llevaron a ser fichado por el Valencia cuando terminó la contienda bélica. Sin embargo no llegó a debutar con el primer equipo ché y ante la falta de oportunidades se marchó en la siguiente temporada al Español.
Aquí debutó en Primera División como titular desde la primera jornada ganando, 5-0 al Oviedo. Sin embargo en la segunda fecha encajaron un rotundo 7-1 ante el Celta. Finalmente perdió la titularidad y regresó al Eldense.
Durante estos dos años en los que Pepico estuvo fuera de su ciudad natal seguramente fueron los únicos en los que realmente pudo vivir del fútbol. De regresó volvió a recuperar su trabajo como cortador de calzado. Más adelante ascendería puestos en las diversas fábricas en las que trabajó, hasta fundar su propia empresa particular junto a otros socios.
Entrenador del Eldense
Aunque durante sus muchas temporadas como arquero del Eldense estuvo cerca de subir a Segunda División, este hito no lo conseguiría hasta una vez ya retirado de los terrenos de juego. Fue como parte del cuerpo técnico del equipo, dado que al colgar los guantes Pepico había sido incapaz de desligarse del club de su vida.
Durante años continuó echando una mano, preparando a los porteros e incluso llegó a ejercer de primer entrenador provisional, en algunas ocasiones, para sustituir a algún técnico despedido por los malos resultados mientras que se buscaba a otro. La eterna historia del fútbol.
Convirtió al Pizarro Elda en uno de los mejores equipos españoles de balonmano
Entrenador del Pizarro
Sin embargo la mayor gloria de Pepico Amat como entrenador la vivió sorprendentemente en el balonmano. Fue dirigiendo al Pizarro Elda, club con el que logró ascender por primera vez en 1959 a División de Honor.
En los años 60 el equipo eldense se convirtió en uno de los mejores de España, llegando a clasificar como terceros en la Liga 64-65 y a ser campeones de invierno en la 66-67. Dicen las crónicas deportivas que aquel Pizarro de Pepico era un equipo tan leñero que atemorizaba mucho a todos sus rivales, especialmente cuando jugaban en Elda.
También gimnasia y baloncesto
El Pizarro desapareció en 1971 pero Pepico no se desligó ni mucho menos del deporte. Primero siguió como entrenador de balonmano en el CB Petrer. Luego entró en la directiva del Centro Excursionista Eldense, dirigiendo también a su equipo balonmanístico e incluso a su sección de gimnasia. Hasta colaboró durante alguna época con el Club Baloncesto Elda.
Una de las mayores ironías que quizás tenga este mundo es que muchas veces uno tiene que morirse para que le reconozcan sus méritos en la vida, y esto mismo fue un poco lo que le sucedió a José Amat Cerdán. Se fue al más allá el 23 de diciembre de 1994 y en el pleno del mes siguiente el Ayuntamiento aprobó poner su nombre al estadio de fútbol municipal.
Tal vez la inmensa figura de Isabel Ortuño nos haga dudar sobre si Pepico merece el calificativo de mejor deportista eldense de todos los tiempos, pero queda bastante claro que fue sobradamente el más polideportivo.