La sal es importante, pero no lo único. Además de la extracción y refine del cloruro sódico, Torrevieja también posee la importante fuente económica de la pesca. Pero no deja de encontrarse, como en el resto del litoral mediterráneo, baqueteada por las medidas dictadas desde los gobiernos, basadas en la actual geopolítica, nada tranquilizadora, y enrarecidas por los vaivenes climáticos.
El pasado octubre, aquí, Fabiola Zafra entrevistaba a Pedro Carmona Pérez, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Torrevieja, y dejaba reivindicaciones a retener. Que este año la pesca había sido muy buena (habían facturado “unos tres millones aproximadamente en lo que va de año”) pero que hay “mucha gente que se ha retirado”, que la flota torrevejense es ya cuestión de familiares y que existen demasiados impedimentos para ejercer.
Gastronomía y turismo
Torrevieja, como otras localidades alicantinas, caso de El Campello, al no disponer de logística para otros sistemas de distribución y venta, basa la comercialización de la pesca en la subasta. Y estas capturas se convierten en el pilar de una potente gastronomía. Arroz al caldero, huevas rebozadas, pescados a la brasa o salazones de pescado azul son solo algunas de las ofertas.
Boquerones, caballas, sardinas o la mojama de atún, o pulpos y moluscos en general, alimentan platos al horno, a la sal, hervidos, fritos. Y aquí encontramos una de las frases a subrayar. La pesca alimenta a una importante industria turística y de servicios, que a su vez generó, al menos desde comienzos de siglo, un incremento del sector de la construcción.
Los sectores servicios y construcción están hoy a la cabeza
Industrias y sectores
En esta población de 82.842 habitantes censados en 2021, pero muchísimos más de modo estacional, sobre todo veraniegos, son precisamente el sector servicios y el de la construcción, pese al parón de la crisis bursátil de 2008, los que mandan. Según datos de la Generalitat Valenciana, el pandémico 2020 pilló a Torrevieja con 6.298 empresas operando (de 145.431 en toda la provincia).
De ellas, un 81,25 por cien se dedicaban al sector servicios, un 34,98 a “comercio, transporte y hostelería” y un 16,59 a la construcción, más un 16,70 para “actividades profesionales y técnicas”. Por delante de las inmobiliarias, un 12,23, y de la industria, un 2,16 por ciento: la concentración accionarial en algunos de los sectores, como las salinas, pueden explicar que existan aquí menos sociedades.
Capturan el 30% de pescados de la zona sur alicantina
El mercado del trabajo
La mecanización también afecta de modo paradójico al número de personas trabajando, como en las siempre pujantes salinas: requiere de menos mano de obra, incluso cuando la industria que la emplea crece más. Para el Observatorio de las Ocupaciones, del Misterio de Trabajo y Economía Social, referido también a 2020 (84.667, residentes, un 1,60 por cien más que en 2019), había un descenso del 5,13 con respecto al año anterior.
En total, se anotaban 19.798 “trabajadores afiliados”, con 16.603 contratos (un descenso del 41,54 por cien), y un aumento de la demanda del paro del 33,03 (10.166 apuntados). Según datos de la Diputación (dados por trimestre, anotamos el último), el sector servicios, con 487 contabilizados, se llevó la palma, más 244 “trabajadores no cualificados” y 94 cualificados, aparte de, por ejemplo, 116 empleados administrativos y 199 técnicos.
Las nuevas medidas tornan deficitaria la pesca tradicional
Flota y subastas
“La tradición pesquera torrevejense no existe, no hay sucesión de hijos marineros, ni de sobrinos”, señalaba Pedro Carmona a mi compañera Fabiola Zafra. Lo cierto es que las siete unidades de flota pesquera torrevejense asentadas por la Generalitat en sus gráficas en 2021 (dos para artes menores, una de arrastre de fondo, tres de cerco y una de palangre) ya estaban representando sobre el 30 por ciento de media de las capturas de la zona sur.
En este área se incluyen Santa Pola (con 90 unidades) y la isla de Tabarca. Pero la competencia ya posee su solera: de hecho, la Cooperativa del Mar de la Cofradía de Pescadores de Torrevieja comenzaba su actividad en 1946. La lonja inauguraba sus nuevas instalaciones el pasado seis de octubre. Las anteriores eran de 1969 y resultaban ya deficitarias para cumplir su función, subastar y comercializar el pescado, de lo que se ocupa la Cofradía desde 1967.
Reducción de la actividad
Desde el puerto ‘rival’ de Santa Pola, comentaba aquí Ángel Luchoro, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Santa Pola, en septiembre de 2001, en el artículo ‘La flota santapolera, en la cuerda floja’, la decisión del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de poner en marcha planes como el de Gestión para la Conservación de los Recursos Pesqueros Demersales (peces que viven cerca del fondo del mar o lagos) en el Mediterráneo.
Esto reducía notablemente las horas de actividad de la flota española, hasta un cuarenta por ciento para el año 2025, lo que, señalaba Luchoro, lo único que iba a conseguir es que la pesca no fuera rentable en España. Idénticos problemas se trasladan a la flota torrevejense. Quién sabe si la gastronomía local se alimentará en otros caladeros, y los barcos, musealizados, serán estatuas de sal.