Entrevista> Javier Botía / Mentalista (València, 20-marzo-1972)
Cada cuatro años se celebra el Campeonato Mundial de Magia -también llamadas ‘Olimpiadas Mágicas’- organizado por la Fédération Internationale des Sociétés Magiques (FISM). En toda su historia solo un español ha logrado llevarse el primer premio en la categoría de mentalismo, y dicho honor recae en Javier Botía.
El camino hacia el mentalismo de este valenciano no fue precisamente en línea recta. Durante muchos años ejerció de presentador de televisión, radio y hasta de cantante de rap. Sin embargo, la vida le estaba reservando un giro del destino, que le ha llevado a convertirse en todo un referente nacional e internacional de este tan antiguo como enigmático arte.
«Mis inicios con la magia vienen a raíz de que un día de repente sufrí miedo escénico»
¿Cómo empezó tu trayectoria en los medios de comunicación?
Empecé con solo dieciséis años a trabajar de locutor en los ’40 principales’. Luego hice carrera en América y logré ser líder de audiencia durante unos diez años, tanto en radio como en televisión, en Argentina, Uruguay y Paraguay. Llegué incluso a ganar el equivalente argentino al Premio Ondas y un doble disco de platino, fue una locura.
Todo me iba muy bien en América hasta que me pilló el corralito argentino y ya nada tenía valor allí. Por eso decidí volver a España y me dieron un prime-time en Canal 9 llamado ‘Números Rojos’, con el que hicimos picos de audiencia del 19%. Unos registros impensables hoy en día. Sin embargo lo tuve que dejar por desavenencias con el canal sobre mi sexualidad. Básicamente… me prohibieron tener pareja.
Vaya. ¿Qué hiciste entonces?
Me fui a la privada Tele 7 donde fui director artístico de la cadena. También llegué a tener una emisora de radio propia llamada Tropicalísima FM, aunque he estado en prácticamente todas las radios porque siempre me ha gustado compaginarlo con la televisión.
Hasta que un día sufrí un episodio de miedo escénico. A raíz de esto lo dejé y comencé a trabajar en el departamento de marketing de una cadena de supermercados.
Me resulta muy llamativo que después de haber hecho tanta televisión y radio, te sucediera algo así…
Lo que me pasó es que de repente tomé consciencia del público, algo que hasta entonces no me había ocurrido. Yo hacía los programas como si fueran solo para mí, sin darle mayor importancia. Hasta que un día me di cuenta de que había alguien al otro lado.
«Incorporo el humor a mis funciones de mentalismo para sorprender todavía más al espectador»
¿Y cómo diste el paso al mentalismo?
Mi terapeuta me recomendó entonces que hiciera alguna actividad para olvidarme de la presencia del público, y así fue como empecé haciendo magia. Al estar preocupado en que la función saliera bien y no me pillaran el truco, aprendí a darle menos importancia a la cuestión de que estaba frente a unos espectadores.
Aún así debo decir que yo en realidad de mago soy muy malo, porque la magia poco tiene que ver con el mentalismo. Es cierto que existe una parte de ilusionismo en la que sí se pueden hacer trucos, pero también tiene una parte más científica y otra totalmente exotérica que tienen más que ver con las energías, el aura, los chakras, etc. De hecho el mentalismo es estudiado tanto por magos en la parte ilusionista, como por psiquiatras en la científica y por videntes en la exotérica.
De estos tres apéndices del mentalismo, ¿cuál dirías que es tu especialidad?
Yo trabajo mucho la parte científica. Soy especialista en cold reading (lectura en frío), que es adivinar cosas de otra persona sin saber nada de ella, es decir, a simple vista. También en técnicas para saber quién miente o quien dice la verdad, de programación corporal o neurolingüística para conseguir mediante estímulos que la persona haga lo que tú quieres, la hipnosis, etc.
No toco tanto el ilusionismo, de hecho prácticamente no hago trucos. Y la parte exotérica la practico casi siempre de broma, dado que el espiritismo y similares no son cosas que me llamen demasiado la atención… quizás sea porque no soy creyente.
¿Recuerdas cuál fue tu primera actuación de mentalismo?
Las primeras por supuesto fueron muy básicas. Tuve como maestro al Profesor Rochy, uno de los mejores mentalistas que tiene este país, y me enseñó mucho. Recuerdo que al principio yo hacía sobre todo cosas relacionadas con la piscología, como inducciones. Luego continué investigando y viajando por lugares como La India, Estados Unidos, Latinoamérica o Europa para aprender técnicas de cada sitio.
Quizás mi gran aportación personal fue incorporar monólogos de humor, una herencia de mi época televisiva y radiofónica. Esto de hacer reír y asombrar a la gente al mismo tiempo era algo que apenas se hacía hasta entonces. Pero yo me di cuenta de que un mentalista es capaz de sorprender al espectador solo hasta cierto punto, porque al fin de cuentas ya se espera que hagamos un truco. Sin embargo no esperas que un tipo que está haciendo chistes de repente te diga lo que soñaste anoche.
«El show de València es el mismo que realizo en Las Vegas, pero a un precio más asequible»
Y en 2018 fuiste el primer mentalista español en ganar las Olimpiadas Mágicas. ¿Cómo conseguiste esta victoria?
Antes ya había ganado el Campeonato de España de mentalismo y el Festival Internacional de Almussafes. Así que di un paso más. El Mundial es algo muy raro porque aquí se presentan unos 4.000 magos de distintas disciplinas, entre ellas el mentalismo. Aquel año se celebró en Corea.
Hice mi estilo habitual de mezclarlo con humor, lo cual no es nada normal. De hecho salí vestido de torero (risas). Realicé una psicometría, que es la localización de diferentes situaciones imposibles en el escenario. Fue un éxito brutal ante un teatro que tenía más de 3.000 espectadores. Además competiendo contra gente increíble como la pareja austriaca Anca & Lucca, que fueron segundos. Ellos son los mejores telépatas del mundo, quienes por cierto ofrecen un premio de un millón de euros a quien descubra el truco de su función… y nunca han tenido que pagarlo.
¿En qué consiste tu espectáculo ‘El show de los fenómenos paranormales’ que realizas en el Kinépolis València?
Es un show fijo que podéis verlo una vez cada dos meses. Realmente es el mismo espectáculo que tengo en mi gira mundial, pero a un precio más asequible dado que en València es donde tengo mi residencia. Y yo siempre vuelvo a casa.
Aparte de tu show en el Kinépolis, ¿qué más tienes programado próximamente?
Este año estoy viajando mucho. En noviembre realicé una gira por México y para diciembre estoy preparando una gira mundial con ‘Impossível’ de Luis de Matos, a quien llaman “el Coperfield europeo”, y compartiendo escenario con otros grandes profesionales. Esto ha sido mi salto definitivo a las grandes ligas del mentalismo.
Además tengo mi propio show fijo en Las Vegas, ya que hace años gané también allií el programa de televisión Follus, y regresaré en 2023. Y estoy cerca de cerrar también alguna cosa en Broadway.
«En España ya no hay programas de televisión para los artistas»
De entre tantos países en los que has actuado, ¿dónde dirías que existe mayor devoción por el mentalismo?
Existe mucha trayectoria en países como Israel, Estados Unidos, Reino Unido, Alemania o incluso Italia. Pero sin duda al público que más le impresiona es al latinoamericano, y especialmente al mexicano.
Porque a un español le lees la mente y por supuesto se sorprende, pero es que en México se llevan las manos a la cabeza y hasta se echan al suelo. En mi última actuación allí con Job Granell te juro que tuve que parar dos veces el show de lo bestia que fue la reacción del público. Aplaudían, gritaban, reían… yo nunca había visto una cosa igual. Tienen una herencia latina potenciada con sus raíces que de verdad da gusto trabajar con esta gente.
«Gané las ‘Olimpiadas Mágicas’ celebradas en Corea, en la que se presentaron unos 4.000 magos de distintas disciplinas, vestido de torero»
Una de tus especialidades es identificar las mentiras. ¿En qué país se miente mejor? España, ¿no?
No, el español miente muy mal. Los que lo hacen mejor son los asiáticos. Te explico, para saber si alguien miente tienes que pillarle una expresión. Y los latinos somos muy expresivos, por ejemplo los italianos no saben hablar sin mover las manos. Entonces cuando miente tú le notas el gesto. Sin embargo el asiático tiene la misma cara te esté insultando o diciéndote “te quiero”.
De hecho mi discípulo chino Yao sabe mantenerte siempre la misma cara te diga lo que te diga (risas). La verdad es que se está convirtiendo en un gran mentalista y yo estoy muy orgulloso de él.
Yao se hizo famoso a raíz de vuestra participación en el programa ‘Got talent’. ¿Cómo fue esta experiencia?
Esto era una asignatura que tenía pendiente. Porque uno puede ser muy conocido en el extranjero, de hecho cuando viajo por Latinoamérica siempre hay gente en el aeropuerto recibiéndome a mi llegada para pedirme fotos o incluso para proponerme que les adivine allí mismo el número en el que están pensando (risas), pero ‘Got talent’ fue la forma de que me conocieran también en casa.
Cuando analizas la parrilla de la televisión española te das cuenta de que no existen programas donde los artistas se puedan mostrar como antes ocurría con ‘Noche de fiesta’, el ‘Un, dos, tres’ o algún late-night. En esos formatos el artista era tratado realmente como artista, pero ahora solo existen programas donde son rebajados a la categoría de concursantes. No es una mala técnica, porque así ya no te tienen que pagar el caché y pueden traer a un campeón mundial gratis.
«Los españoles mienten mal. Los más difíciles de pillar son los asiáticos»
Cierto, aunque a ti al final no te fue mal, llegaste a semifinales.
Sí, yo al principio no quería ir pero acabé decidiéndome. Al final es la única ventana que nos queda para darnos a conocer ante el público español. Presenté a Yao y obtuvo un doble pase de oro. La verdad es que el trato que nos dio la gente del programa fue exquisito.
Este año además he presentado a mi otro discípulo, Álex Ruiz, y se llevó también el pase de oro de Risto Mejide. Quizás yo podría haber llegado más lejos, pero a fin de cuentas es el jurado quien decide y hacer semifinales está muy bien. Así que podemos decir que llevamos un buen palmarés… si me permites que me apropie un poquito también de los éxitos de mis discípulos (risas).
Tú te dedicas a asombrar al público, pero seguro que has vivido algún caso en el que fuera un espectador el que te haya alucinado a ti.
Mira, me acuerdo de una anécdota en Montilla del Palancar (Cuenca). Porque yo lo mismo te voy a Las Vegas o Broadway que a un pueblo o al casal de una falla, no hay escenario malo y ningún público es mejor que otro.
Total que en Montilla estaba el teatro lleno y saqué a una persona al escenario. Le dije lo que había soñado la noche anterior, y me reconoció que era verdad. Entonces de repente cuatro personas del público se pusieron de pie y salieron corriendo del teatro. A continuación una mujer exclamó en voz alta “¡Eso es que tienen secretos!”. Y claro, es que en un pueblo donde todo el mundo se conoce… que te lean la mente puede ser un gran riesgo (risas).