La comarca del Medio Vinalopó, liderada por su capital, Elda, es uno de los motores económicos de la Comunitat Valenciana, fundamentado en sectores como el calzado, el mármol y la vid. Además, su orografía es muy accidentada, con numerosos valles y sierras que delimitan sus fronteras naturales.
Estas características se aprecian igualmente en su gastronomía, rica en productos contundentes -para contrarrestar el frío de los meses de invierno- y platos de cuchara, aunque con singularidades en cada uno de sus principales municipios.
Cada municipio de la comarca cuenta con recetas únicas, aunque muchos de ellos comparten platos tradicionales
Elda
Los platos típicos de la gastronomía eldense ofrecen similitudes con los del resto de la comarca. Destaca las ‘fasiuras’ (fasegures), guiso de pelotas compuesto de carne picada de magro de cerdo, pan rallado, huevo, perejil, pimienta, piñones, limón y sal, preparado en caldo de cocido.
El ‘fandango’ es también un guiso, de bacalao desalado, patatas, tomates, cebolla, aceite, pimentón y sal. Otra propuesta es la ‘gachamiga’, receta a base de harina, aceite, ajos, agua y sal, al que se le puede agregar longanizas.
Alimentos significativos de la localidad son igualmente los ‘gazpachos’, hechos con tortas de harina desmigadas que incorporan pollo, conejo y setas, y la ‘ollica’, guiso de arroz, lentejas y garbanzos, muy popular en épocas de escasez.
Petrer
Anexa a Elda, la cocina de Petrer tiene infinitas similitudes con la de su municipio vecino. Son muy típicos obviamente las ‘fasiuras’, el ‘gazpacho con conejo’, la ‘gachamiga’ y el ‘giraboix’, una olleta de bacalao con judías verdes y pencas.
Toma especial protagonismo su repostería, gracias a su numerosa colección de pastas y dulces, la mayoría propios de las festividades populares. Sobresalen los mantecados, rajadillos, polvorones, roscones de Reyes y suspiros, todos ellos elaborados en Navidad. Las magdalenas y toñas se reservan para Semana Santa, mientras los mejores buñuelos se pueden degustar para San José (19 de marzo).
Petrer cuenta igualmente con excelentes vinos y espumosos, procedentes de los viñedos que rodean la ciudad y que se someten a una segunda fermentación, para lograr un peculiar sabor.
Su cocina suele ser calórica, debido a las bajas temperaturas que se alcanzan en los meses de invierno
Novelda
El municipio de Novelda recoge las influencias culinarias de toda la zona para obtener lo mejor y brindarlo a sus mesas, en un menú que alberga gazpachos, fasiuras, gachamiga, arroz con conejo y caracoles, ajos en giraboix y caldo noveldense, elaborado con tomates maduros, berenjena, pimiento rojo, cebolla, anchoas, olivas y un diente de ajo.
Muy habituales entre los ciudadanos de Novelda son el ‘bullitori’ de bacalao (típico sobre todo los Viernes de Cuaresma), el ‘trigo picado’, el ‘arroz caldoso con verduras’, ‘la olla’…
Monóvar
En Monóvar, junto a la gastronomía habitual, se aprecia la ‘harina frita’ y ‘olleta de Sant Antoni’. Sus recetas incluyen el aceite de oliva, cultivado en el propio territorio, cereales y frutos secos.
Llama la atención el sabor característico de los alimentos cocinados al fuego de sarmiento, leña procedente de la poda de las ramas de las cepas de la viña, o los embutidos de la zona (longanizas, morcillas de cebolla, longaniza de Pascua…), sin olvidarnos de las pastas típicas, como la ‘torta boba’, ‘toñas’, ‘torta de manteca’, ‘almendrados’, ‘sequillos’ y ‘rosquilles de aguardiente’.
Monóvar también cuenta con una larga tradición en la elaboración de licores y notables vinos, siempre con Denominación de Origen Alicante: tintos, blancos o rodados, además de mistela y moscatel, o el famoso fondillón.
Destacan también sus deliciosos vinos, la mayoría con Denominación de Origen Alicante
Monforte del Cid
Es frecuente observar en la gastronomía de Monforte del Cid el ‘arroz con conejo’, el ‘cocido con pelotas’ y las ‘tortas de aceite con sardinas’. Sin duda, su cocina tradicional se fundamenta en la dieta mediterránea y sus especialidades no dejarán indiferente al viajero que las degusta.
Una costumbre repostera del municipio son las tortadas y las toñas. Las primeras, procedentes de la palabra tarta, son conocidas en toda la comarca: se preparan con mucha almendra y se suelen adornar con merengue. Se realizan todo el año, especialmente en la época de comuniones.
Las toñas, por su parte, son otro de los productos habituales de la villa, en ocasiones denominadas ‘monas’. Se consumen en grandes cantidades durante los días de Pascua.
El Pinoso
Finalmente, de El Pinoso es inevitable señalar sus embutidos, además de pastas caseras artesanales (como las perusas) y la tortada. Igualmente, sus platos de arroz, acompañado de conejo o caracoles serranos, y el gazpacho negro.
Recetas de la población son los ‘alls’, cocido de verduras con tres tipos de carnes, siempre aliñado con alioli, o el ‘picat’, sopa con picatostes, huevo duro troceado y morcilla de la zona. Y si queda hueco en el estómago, rematamos con una crema de limón, marinado con vino de la uva autóctona, la Monastrell.